La invasión de Rusia a Ucrania está generando daños colaterales entre los menores de edad, pues su estado de salud mental se ha visto mermado, lo que conlleva a una necesidad de atención que requerirá de años.
Juan Ramón de la Fuente, representante permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas, señaló que la niñez ha visto modificada su realidad derivado del conflicto armado que se vive en Ucrania.
“El conflicto ha cambiado drásticamente la realidad de millones de niñas y niños ucranianos. Hay más de 3.6 millones de menores de edad afectados por la disrupción de servicios escolares”.
Además, señala que el desplazamiento los pone en riesgo de ser víctimas de la delincuencia.
“(Los menores de edad) representan casi 20 por ciento de la población desplazada, lo cual eleva el riesgo de contraer enfermedades o ser víctima de violencia o tráfico al ser separados de sus familias”.
Para el representante de México ante la ONU, el tema de la salud mental es uno que llevará tiempo en poder estabilizar.
“Serán niñas y niños quienes están pagando el precio más alto en términos de su salud mental. 675 mil de estos menores de edad ya han requerido y recibido algún tipo de apoyo psicosocial, sin embargo, se calcula que al menos el doble, 1.5 millones, están en riesgo de sufrir depresión, ansiedad, estrés postraumático y otras condiciones que requerirán intervenciones de salud mental a largo plazo.
“De manera que los servicios de apoyo psicosocial tendrán que ser un componente fundamental de la respuesta humanitaria”.
Por otra parte, señala que los ataques a infraestructura básica han orillado a la población a carecer de servicios de salud y que las condiciones en las que se ofrecen no sean las óptimas.
“El sector salud es uno de los más severamente afectados por la disrupción en el suministro eléctrico (…)Los ataques contra la red de infraestructura eléctrica en Ucrania ha dejado a 10 millones de personas sin electricidad y muchas más sin calefacción.
“El 70 por ciento de todos los ataques contra la infraestructura de Salud alrededor del mundo en los últimos meses han ocurrido en Ucrania. Hospitales y centros médicos llevan a cabo operaciones y procedimientos médicos bajo estándares de higiene muy limitados por la falta de agua y las interrupciones de energía”.
De acuerdo con Juan Ramón de la Fuente, la destrucción a gran escala de la infraestructura básica genera cadenas de obstáculos para la producción y adquisición de material médico y de medicamentos.
“Todo ello se traduce en que la población civil, principal víctima del conflicto, cada vez tiene más problemas para acceder a los servicios de salud y esto ocurre justo cuando se hacen más necesarios. Lamentablemente, las necesidades seguirán creciendo en la medida en la que el conflicto continúe y el invierno avance”.
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