Durante las últimas semanas en las que decenas de mujeres han revelado haber sido víctimas de violación o abuso sexual, llama la atención que las mujeres y hombres de minorías étnicas no han levantado la voz y prácticamente no han realizado denuncias o acusaciones.
Las historias de abuso han agitado a la rama del entretenimiento, la política, la tecnología y otras áreas, incrementando la posibilidad de que este sea un parteaguas para poner fin a la tolerancia a esta mala conducta, pero algunos observadores temen que las mujeres de minorías podrían estar desaprovechando esta oportunidad, porque ellas muchas veces son más reticentes a levantar su voz sobre asuntos de acoso sexual.
“En muchos casos, lo que está en juego para nosotras es mucho más que para otras mujeres”, explicó Tarana Burke, activista negra que fundó el movimiento #MeToo en Twitter en 2006 para crear consciencia sobre la violencia sexual. “Eso crea una dinámica en la que hay mujeres de color con opiniones un poco diferentes sobre lo que para ellas significa hablar públicamente en casos de acoso sexual”.
Pocas actrices de minorías y de alto perfil han salido a la luz. Las autoridades de Nueva York están investigando acusaciones de la actriz Paz de la Huerta, quien dijo que Weinstein la violó dos veces en 2010. Él ha negado haber tenido relaciones sexuales sin consentimiento mutuo con todas las mujeres.
El mes pasado, cuando la actriz Lupita Nyong’o, ganadora de un Oscar, escribió una columna de opinión en The New York Times contando que tuvo un encuentro perturbador con Weinstein en su casa en 2011, el productor rápidamente negó haber hecho algo inapropiado con Nyong’o, días después de guardar silencio tras ser acusado de abusos parecidos por parte de famosas mujeres blancas.
La escritora y activista Feminista Jones dijo que el hecho de que Weinstein negó las acusaciones de Nyong’o envió un mensaje negativo a las mujeres negras.
Para las mujeres negras, ese es un mensaje que data de los tiempos de esclavitud, cuando no eran dueñas de sus propios cuerpos y los estereotipos racistas se usaban para justificar abusos, dijo la historiadora de la Universidad Rutgers Deborah Gray White.
“Históricamente, las mujeres negras han sido percibidas como promiscuas”, dijo White, autora del libro “¿No soy una mujer?: Esclavas en la Zona Sur de las Plantaciones”.
“Los cuerpos de las negras han estado disponibles a todos los hombres desde el primer día”, dijo.
Como resultado, agregó, las mujeres negras han tenido muchos problemas en demostrar que padecen explotación sexual. En respuesta, muchas personas prefieren guardar silencio a manera de autoprotección.
“De cierta manera, hablar sobre el tema es admitir que ‘Yo ando por allí desprotegida’“, dijo White. “Ellas están condenadas si es hacen algo y condenadas si es que no lo hacen”.
Para las mujeres de ascendencia asiática, hablar después de incidentes de agresiones sexuales puede ser abrumador por una serie de razones culturales, dijo Anna Bang, coordinadora de educación de KAN-WIN, organización con sede en Chicago que ofrece servicios de violencia doméstica y agresión sexual y que ayuda a mujeres de esta minoría e inmigrantes en general.
Bang dijo que ella ha notado que las mujeres de ascendencia asiática no han hablado sobre el tema de Weinstein y que ella, como inmigrante coreana, duda de que ella misma pudiera contarle a su familia si es que alguna vez fue abusada sexualmente.
“Es un sentimiento de vergüenza y culpabilidad muy grande”, dijo. “No quieres que tus padres se preocupen por ti… Cuando estás creciendo, tus padres te enseñan: ‘No cuentes los problemas de la familia a otras personas’. Estamos tratando de romper ese silencio educando a nuestra comunidad”.