Las declaraciones radicales del presidente Donald Trump aumentan entre más se acerca el periodo electoral en Estados Unidos. Las últimas advertencias del mandatario son cerrar la frontera sur del territorio estadounidense y eliminar la ayuda económica a tres países centroamericanos por su supuesto fracaso en detener el flujo de migrantes.
El gobierno de México y los de otros países no ceden tan fácil ante los amedrentamientos porque saben que el republicano no puede actuar de forma solitaria.
Después de que Trump amenazara con el cierre de la frontera, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo la mañana del lunes que México no se confrontará con el gobierno estadounidense y que actuará con prudencia.
Trump también enfureció por los números crecientes de familias que llegan a Estados Unidos para solicitar asilo. Su gobierno notificó al Congreso la tarde del 29 de marzo que tiene la intención de reprogramar 450 millones de dólares en ayuda para Guatemala, Honduras y El Salvador.
“Ya no enviamos dinero allá… Les estamos dando una tremenda ayuda. Dejamos de pagarles”, dijo el republicano a periodistas el viernes.
El Departamento de Estado inició el sábado los trámites para cumplir las indicaciones de Trump sobre la ayuda al Triángulo Norte de Centroamérica.
El domingo, el jefe de Gabinete interino de la presidencia, Mick Mulvaney, argumentó en televisión que las amenazas de Trump de cerrar la frontera con México o de cortar la ayuda se debían a que la oposición demócrata no le había dejado otra opción.
En la mayoría de ocasiones, las decisiones de Trump dependen del Congreso y los demócratas son mayoría en la Cámara Baja después de los resultados de las elecciones intermedias, es decir, existe una oposición en el legislativo que detiene los impulsos del líder estadounidense.
Las amenazas de Trump vía redes sociales o en declaraciones oficiales desde la Casa Blanca logran desestabilizar la política internacional al menos a nivel discursivo. Este tipo de comntarios también le sirven al mandatario para asegurar el apoyo de sus simpatizantes camino a las próximas elecciones.
Especialistas coinciden en que el aumento del discurso beligerante en Trump es una estrategia de precampaña para los próximos comicios en Estados Unidos.
En ese sentido, el especialista añade que los primeros cuatro años de gobierno de un presidente estadounidense son para construir una imagen rumbo a la reelección. El primer periodo sirve para cumplir las promesas simbólicas de modo que se pueda ganar la reelección. En cambio, el segundo mandato sirve para construir el legado como jefe de Estado.
“Es necesario que Trump cumpla sus promesas por más locas que suenen en el contexto de la política de Estados Unidos porque de otra forma no se puede parar enfrente de los electores que confiaron en él en 2016 para pedirles el voto en 2020”, añade Galicia.
Menos aprobación
El presidente también quiere recuperar la aceptación que perdió desde que fue electo. De acuerdo con el recuento de encuestas FiveThirtyEight, Trump tuvo un nivel de aprobación del 45.5 por ciento en su primer día como mandatario y su índice es de 42.1 puntos porcentuales el 1 de abril.
Al contrario, su nivel de desaprobación aumentó. El republicano comenzó con 41.3 por ciento de rechazo y al primer día de abril tiene 52.8 por ciento. En este sentido, la internacionalista Arlene Ramírez Uresti asegura que Trump busca a toda costa recuperar capital político mediante sus amenazas a otros gobiernos.
Ramírez Uresti añade que las amenazas de Trump se quedan en palabras y no se convierten en acciones porque el poder ejecutivo tiene muchos límites en Estados Unidos en temas como la seguridad nacional.
La Cámara Baja del Congreso no permite que el republicano construya el muro o retire recursos a otros países porque este organismo es el encargado de controlar el presupuesto del país.
La internacionalista advierte que desde ahora hasta junio se darán de forma reiterada picos de conflicto entre el ejecutivo y el Congreso, sobre todo por la mayoría demócrata que hay en la Cámara de diputados.
La especialista agrega que Trump recurrirá de manera frecuenta temas controversiales que después serán el eje discursivo de la campaña de los republicanos para poder tener la preferencia electoral en el 2020.
Las amenazas del presidente continuarán hasta las próximas elecciones de Estados Unidos. Los comicios para elegir al nuevo presidente de los estadounidenses se celebrarán el martes 3 de noviembre de 2020.