La represión contra los mapuches no es un tema reciente. Esta comunidad indígena lleva años reclamando en Chile tierras sobre las cuales considera tiene un derecho histórico. La respuesta del Estado ante sus peticiones muchas veces es represión violenta que provoca encarcelamiento e incluso la muerte de algunos integrantes del grupo originario.
La causa de los mapuches suele llegar a los medios de comunicación cuando ocurren acontecimientos violentos en torno a ella, como el fallecimiento de Camilo Catrillanca, un joven de 24 años que murió por un disparo de la policía el 14 de noviembre.
Su muerte generó protestas en La Araucanía, una región del sur de Chile que es emblemática para este pueblo indígena. El joven volvía a casa en un tractor cuando su cabeza fue alcanzada por una bala de los agentes, quienes aseguran que Camilo murió en un intercambio de disparos en un operativo policial.
El padre de Camilo, Marcelo Catrillanca, dijo en una entrevista que el operativo fue implementado por el gobierno para violentar a las comunidades mapuches. Y atribuyó responsabilidad de la muerte de su hijo al presidente chileno Sebastián Piñera y al ministro del Interior Andrés Chadwick.
“Es una continuidad del conflicto porque Catrillanca es descendiente de un líder histórico del pueblo mapuche. Él forma parte de una de las familias representativas de la lucha para lograr la restitución de sus tierras y la finalidad última de formar una nación mapuche”, explica José Andrés Camino de Villa, internacionalista con especialidad en América Latina.
Camilo era nieto del lonko (líder mapuche) de la comunidad Temucuicui, Juan Catrillanca. El padre del joven afirmó que él era un weichafe, es decir, un guerrero de la causa mapuche.
En su cuenta de Facebook, el joven aparece bailando choique purún, una danza mapuche en la que se imita al ñandú. Su padre aseguró que será recordado como un weichafe que luchó por la tierra y que con la vida tuvo que pagar las ocho hectáreas que supuestamente había recuperado.
“Está clara la evidencia: mi hijo fue abatido en un camino público dentro de la comunidad. Él venía pasando, entonces Carabineros le dispararon por la espalda. Acá no hubo un enfrentamiento entre los Carabineros y él”, afirmó Marcelo.
La resistencia de los mapuches y sus pérdidas no se reducen a una familia ni a los años recientes. Se trata de un pueblo con una historia que tiene sus raíces desde tiempos prehispánicos y que abandera una lucha por sus derechos desde la conquista española de lo que ahora es Chile.
El especialista en Latinoamérica comenta que existen comunidades mapuches desde la época prehispánica. Las diferentes familias se establecieron en Araucanía y Biobío, dos regiones de Chile. Además, algunas poblaciones de este grupo originario se encuentran en Argentina.
Camino de Villa añade que el conflicto territorial entre los mapuches y el gobierno comienza desde que Chile se independiza de España y sus límites se expanden hasta el sur del continente americano.
“Los gobiernos chilenos emprendieron una campaña que se denominó la Pacificación de la Araucanía con la finalidad de expandirse y adquirir tierras que luego fueron entregadas a los terratenientes y a las compañías mineras que estaban interesadas en explotar yacimientos de cobre, estaño, zinc y otros minerales”, señala el internacionalista.
El pueblo mapuche fue “incorporado” al Estado chileno en esta expansión territorial, sin embargo, el gobierno nunca les otorgó los derechos correspondientes como ciudadanos.
Principales exigencias
Es por eso que los mapuches exigen al gobierno chileno: autonomía jurisdiccional, recuperación de tierras ancestrales, libertad económico-productiva y el reconocimiento de una identidad cultural. En este sentido, el internacionalista considera que la recuperación de las tierras ancestrales es uno de los reclamos más importantes del pueblo mapuche.
“Al ser incorporados al territorio chileno, los mapuches quedaron despojados de sus derechos, sus comunidades y de sus prácticas ancestrales”, comenta Camino de Villa.
Los mapuches son el sector indígena más grande de Chile porque representan cerca del 10 por ciento de la población, pero sus peticiones casi nunca son escuchadas por el gobierno.
Activistas e integrantes de la etnia denuncian que el territorio sagrado mapuche está ocupado por grupos empresariales que explotan sus recursos forestales e hídricos. Desde la llegada de los colonos españoles, los mapuches han perdido cerca del 95 por ciento del llamado territorio ancestral.
El especialista añade que los mapuches se asumen como una cultura que está en contacto con la naturaleza y elementos como la tierra, montañas, ríos y cascadas tienen para ellos un trasfondo que se puede considerar religioso.
Camino de Villa menciona que las demandas de este pueblo originario no son atendidas porque los gobiernos de derecha e izquierda no los perciben como ciudadanos. Agrega que las autoridades hicieron esto, en parte, por la presión de las compañías mineras y de los terratenientes.
Cambios en el gobierno
En la actualidad, Piñera impulsa una serie de reformas para crear un ministerio y un consejo de pueblos indígenas. En septiembre pasado, el mandatario también firmó el Acuerdo Nacional por el Desarrollo y la Paz en La Araucanía.
Se trata de una iniciativa que involucra la ejecución de 491 proyectos y una inversión pública de ocho mil 43 millones de dólares hasta el 2026, de acuerdo a la página del gobierno chileno.
El acuerdo prevé la presentación este año al Congreso Nacional de una reforma constitucional que incorpora en la Carta Magna el reconocimiento y valoración de los pueblos originarios.
No obstante, las manifestaciones de violencia de las fuerzas armadas del gobierno chileno contra los mapaches continúan, un ejemplo es la muerte de Camilo.
“Se forman grupos de élite por parte de los carabineros chilenos, una especie de policía militar que irrumpe en zonas donde hay poblados mapuches, provoca violencia esporádica e incluso mata a activistas que defienden la causa mapuche bajo supuestos de combate a la violencia”, argumenta el internacionalista.
Toda esta situación, ha llevado a que la región permanezca bajo una fuerte custodia militar. Es frecuente observar carros blindados protegidos por tanques o helicópteros que patrullan los caminos de acceso a las comunidades.
Imposible de resolver
Para concluir, Camino de Villa dice que no se aproxima una solución del conflicto entre mapuches y gobierno chileno. Considera que la comunidad indígena puede obtener algunas victorias simbólicas, pero en realidad no lograrán afectar las estructuras de las grandes corporaciones internacionales que ocupan sus territorios
La lucha continúa y ni los activistas mapuches ni el gobierno chileno muestran disposición para encontrar la paz.