La pandemia desde Bali, inmunidad y cultura

A diferencia de la población de Occidente, los balineses no han enfrentado la crisis sanitaria a través del caos y la paranoia, debido a su cultura espiritual y a su fe en los brebajes medicinales. Karla Portugal, quien actualmente vive en la isla, comparte su experiencia desde esa parte del mundo
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Karla Portugal ha vivido por más de un año en Bali, una isla al sur de Indonesia. Ahí, no sólo ha sido testigo de la cultura de los templos y la gastronomía, sino que también ha experimentado la pandemia.

Hace sólo un par de semanas, Karla, de 34 años y originaria de Ciudad de México, fue diagnosticada con COVID-19, la enfermedad que han padecido 1.63 millones de indonesios, según datos del pasado 23 de abril de Our World in Data.

Sin embargo, y a pesar de esas tasas de contagio, la isla en que habita Karla ha mantenido a la enfermedad un tanto alejada, al registrar un aproximado de 400 mil casos.

De acuerdo con ella, eso permitió que Bali permaneciera cerrada a extranjeros por seis meses, y sólo dos en total confinamiento.

A inicios de la pandemia, mucha gente hablaba de ‘la curiosa inmunidad de Bali’, debido a los pocos casos por coronavirus que se registraban

“Canggu, por su parte, que es la zona en la que más nómadas digitales hay, fue el primer lugar que se reactivó en Bali. Estuvo cerrada dos meses y de ahí ha estado abierta desde junio de 2020”, cuenta Portugal.

Por otra parte, la también periodista admite que, a diferencia de cómo se ha vivido la crisis sanitaria en Occidente, donde la gente ha llegado a entrar en un caos de “’se nos va a acabar la comida, corramos al súper mercado’”, en Bali tomaron la situación con bastante tranquilidad, pues la mayoría vive de la agricultura.

En Bali, desde hace décadas, la gente depende de los campos de arroz -su alimento más popular-, e incluso, agrega Karla, algunos tienen sus propios huertos de frutas y verduras para vender.

“Eso hizo que tampoco entraran en esa paranoia. Además, no hay miedo al COVID-19, no es como ‘¡Nos va a dar COVID!’ De hecho, pensamos que incluso se tardó en llegar, puesto que los chinos eran uno de los principales sectores que visitaba Bali”, asegura Karla.

Además, en la isla, tampoco es que la gente viva la cuarentena. Algunos, especialmente los extranjeros, sólo toman alguna medicina y vuelven salir.

“La parte extranjera aquí es una burbuja, muchas veces no respeta ni siquiera las recomendaciones médicas o los protocolos (…) Pero creo que cada quien va buscando las formas en que puede lidiar con la enfermedad”, comparte la también instructora personal.

Fieles al Jamu en Bali

Durante el tiempo en que Karla guardó confinamiento por su enfermedad, en Bali descubrió, junto a su esposo, una manera de seguir cuidándose: a través de Grab y Gojek, servicios tipo Uber que, aparte de ser medios de transporte, entregan medicamentos y comida.

Además, en la isla también tuvieron acceso a citas médicas en línea, donde podían solicitar los fármacos y copiar las recetas necesarias.

Pero aun cuando los balineses tienen este tipo de servicios a la mano, así como hospitales públicos para atender cualquier tipo de enfermedad o emergencia, su cultura los ha guiado a optar por la medicina natural, como plantas y aceites.

“Tienen una cosa que se llama Jamu, que significa brebaje herbal; entonces, tienen diferentes brebajes que ellos utilizan para mantener su sistema inmune fortalecido (…) Hay mucha gente que incluso utiliza tratamientos de medicina herbal para tratar el cáncer”, admite Karla.

Asimismo, se ha visto que aunque las personas vivan en ciudades o zonas con más recursos, generalmente acuden a las localidades de Bali para visitar a sanadores y sean ellos quienes les apliquen algún tratamiento.

“Aquí la gente sí confía muchísimo más en la parte natural que en los medicamentos (…) También, cuando vas a una tienda y quieres comprar algún fármaco, no te venden la caja, sólo unas cuatro tabletas y ya. Otras cosas que tienen son roll on con esencias para inhalar y aceites para la piel. Todo lo que sea natural”, asegura.

Por otra parte, Karla comparte que, a inicios de la pandemia, mucha gente hablaba de “la curiosa inmunidad de Bali”, debido a los pocos casos por coronavirus que se registraban.

Sin embargo, eso sólo ha estado ligado al tipo de alimentación que manejan, a su costumbre por incluir en cada plato cúrcuma o jengibre, los cuales son altos en antioxidantes.

“Pero también tiene que ver con que tienen una espiritualidad que los ayuda a mantenerse mucho más en su centro (…)

Ellos tienen la filosofía tri hita karama, que lo que dice es que la felicidad en la vida la podemos alcanzar si estamos en armonía con Dios, con la naturaleza, con nosotros mismos y con los demás como raza humana
Karla PortugalInstructora personal
Entre sus costumbres que los ligan a esta filosofía, están sus ofrendas o altares, los cuales colocan diariamente, entre otras cosas, para disuadir a los demonios.

Como celebración de Año Nuevo, en vez de realizar grandes fiestas, los balineses reflexionan consigo mismos y en silencio, evitando utilizar cualquier aparato de electricidad.

“No hay aeropuerto, no hay tiendas. Nadie puede salir a la calle o utilizar electricidad. Para mí es una de las experiencias más fuertes que he podido vivir, porque pensar en lo que ellos hacen, hace que comprendas por qué Bali es diferente, hace que entiendas su espiritualidad tan fuerte”, admite Karla.

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