La pandemia de COVID-19 genera impacto alimentario en Centroamérica
Además de las consecuencias sanitarias y económicas que ha traído consigo la pandemia a nivel mundial, en Centroamérica afectó también al sector alimentario, lo cual podría agudizar y aumentar su situación migratoria hacia otras naciones como México
Luis HerreraLa pandemia de COVID-19 ha generado múltiples impactos a nivel mundial. Además de lo económico y social, también ha afectado severamente el sistema alimentario. Como en Centroamérica, donde este problema ha llegado a amenazar la subsistencia de sus habitantes.
Lo anterior ha colocado a México en una situación muy comprometida, tomando en cuenta la vecindad que tiene con los países que integran esta región, de acuerdo con el reporte Efectos de la COVID-19 en los Sistemas Alimentarios de Centroamérica, publicado este año por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria, de la Cámara de Diputados.
Según se lee en el documento, “la pandemia de la COVID-19 ha causado serias consecuencias sobre la seguridad alimentaria y la nutrición. Ha afectado los sistemas alimentarios y se ha puesto en riesgo el acceso de las personas a los alimentos”.
Así también, se detalla que debido al confinamiento social se han interrumpido las cadenas de suministro y se ha contraído la actividad económica mundial, originando la caída en el nivel de ingresos de los hogares, exacerbando la desigualdad, y afectando gravemente a los grupos de población vulnerables.
Recurriendo a la información que generan instancias internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Centro de Estudios de la Cámara de Diputados reporta al respecto que el grupo de países cercanos a México donde la problemática alimentaria sería aún más intensa debido a la manifestación de inseguridad alimenticia son: Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
Y aunque con el reporte se deja ver este problema alimenticio en dichos Estados, lo cierto es que esto ya se había identificado de forma previa al surgimiento del COVID-19. Sin embargo, lo que se advierte en el oficio es que la pandemia, e incluso determinados fenómenos climáticos, podrían agravar su impacto en la región.
“En 2019, la región de América Latina y el Caribe registró 18.5 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda debido a factores económicos y climáticos, de las cuales 4.4 millones se concentraron en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua”, se lee en el reporte.
En 2021, sin embargo, se esperaba que la inseguridad alimentaria aguda se incrementara aún más, debido al impacto de los huracanes Eta e Iota, ocurridos en noviembre de 2020, y a los efectos económicos de la pandemia de COVID-19.
📢La pandemia por #Covid19, ha causado serias consecuencias sobre la #SeguridadAlimentaria
✅En #AméricaLatina y el Caribe habita el 8.6% de la población mundial, pero incluye 18.9% de los casos y 29% de las muertes por Covid-19.
Más datos accediendo aquí: https://t.co/l5GhdaCVG8 pic.twitter.com/rwOwNLokkf— CEDRSSA (@CEDRSSA) June 16, 2021
Los huracanes Eta e Iota dañaron grandes áreas de cultivo, regiones ganaderas, acuícolas y pesqueras, así como infraestructura de transporte, causando la disminución de la oferta, la interrupción de las labores de transportación y el incremento de los precios de los alimentos, mientras que la pandemia redujo el empleo y generó una caída en el ingreso y acceso a los alimentos.
Con esto, los países señalados se adjudicaron aún más la definición de “inseguridad alimentaria aguda”, la cual la FAO describe como “un estado de inseguridad alimentaria en un área concreta y en un momento determinado, que reviste una gravedad tal que amenaza las vidas humanas o los medios de subsistencia, independientemente de las causas, el contexto o la duración”.
Migración, resultado del problema del sector alimentario
Tomando en cuenta el entorno regional que está enfrentando actualmente Centroamérica con la “inseguridad alimentaria aguda”, esto sólo prevé un problema más: la migración, algo con lo que tanto la nación azteca como los Estados centroamericanos han lidiado por décadas.
De acuerdo con los datos del reporte del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados, la actual migración centroamericana a México debido a la crisis alimentaria se esperaba desde el inicio de este año, cuando se estimaron distintos problemas sociales y económicos en las naciones analizadas.
En Honduras, por ejemplo, se prevía que 3.1 millones de personas se enfrentarían a un incremento de la inseguridad alimentaria aguda entre abril y junio, incluyendo 579 mil hondureños que atravesarían por una etapa de emergencia.
En Guatemala, por su parte, los especialistas estimaron que 3.7 millones de personas vivirían una situación de inseguridad alimentaria aguda mayor, mientras que 428 mil pasarían a una fase de emergencia.
“A fines de 2020, la inflación anual se incrementó en 8.6 por ciento para los alimentos. En el caso de los frijoles, los precios se incrementaron en 19.3 por ciento, respecto del año anterior”, se lee en el informe.
En El Salvador, también se esperaba que cerca de un millón de personas enfrentaran inseguridad alimentaria aguda de mayor gravedad, incluyendo 121 mil salvadoreños que pasarían a un estatus de emergencia.
De acuerdo con estimaciones del Banco Mundial, en 2020 El Salvador estuvo entre las economías más golpeadas de Centroamérica, percibiendo una contracción de su PIB del 8.7 por ciento.
Finalmente, en Nicaragua, los daños y las pérdidas causadas por los huracanes se estimaban en más de 742 millones de dólares, 6.2 por ciento de su PIB, y afectando a tres millones de personas. Asimismo, su producción agrícola reportaría daños severos en cerca de 100 mil hectáreas.
Ante estos escenarios, se espera que las naciones estudiadas vayan en recuperación económica y sanitaria al menos a mediano plazo, y Estados como el mexicano ayuden a colaborar en esa tarea.
📍La inseguridad alimentaria moderada o grave de 2019 a 2020 fueron más pronunciados en América Latina y el Caribe (9 %) y África (5,4 %), en comparación con un aumento de 3,1 % en Asia.
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— FAO Américas (@FAOAmericas) November 10, 2021