Una enfermera británica jubilada, quien se encontraba saludable, terminó su vida en una clínica suiza porque tenía miedo a envejecer y no poder suicidarse, reportó ayer un diario británico.
Gill Pharaoah, de 75 años, había trabajado gran parte de su vida como enfermera atendiendo a personas de la tercera edad.
De acuerdo con London Times, la mujer –quien no padecía de ninguna enfermedad y estaba completamente lúcida– recibió una inyección letal e incluso bromeó con un médico antes de morir.
Pharaoah tenía miedo de sufrir un infarto, algo que le sucedió a uno de sus amigos, quien luego vivió muchos años con una mala calidad de vida, reportó el diario.
Revive la discusión
En la clínica en Basel, Suiza, la septuagenaria estuvo acompañada por su pareja de mucho tiempo, John Southall, de 70 años. Tras la muerte de Pharaoah, el hombre le dijo al Times que su pareja seguiría viva si Reino Unido le permitiera a la gente hacer testamentos en vida en los cuales se permita indicar el deseo de ser ayudado a morir si la persona pierde la habilidad de suicidarse.
Muy probablemente, el caso de Pharaoah revivirá en Reino Unido y otros lugares el polémico debate sobre el suicidio asistido o eutanasia.