En febrero del año pasado, Jair Bolsonaro aseguró que si llegaba a ser presidente de Brasil, no habría ni un milímetro más de tierra indígena. Hoy, tras más de 100 días como mandatario del país sudamericano, los grupos nativos están luchando para que esa promesa no sea una realidad.
El jefe de Estado brasileño firmó en la primera semana de enero un decreto que faculta al Ministerio de Agricultura a abrir las tierras de los pueblos indígenas y las reservas selváticas a la minería y agricultura.
Por ello, desde el miércoles hasta el día de hoy, Brasilia le dio la bienvenida a la reunión más grande de pueblos indígenas del mundo, con aproximadamente cuatro mil personas, para reunirse en el Campamento Tierra Libre buscando denunciar las actividades que el político ultraderechista tiene en mente para los territorios que ellos consideran como propios.
Survival, un movimiento global en pro de los derechos de los indígenas, registró que los pueblos que habitan en las sabanas y en los bosques atlánticos del sur, como los guaraníes y los kaingangs, o en el árido interior del nordeste, como los pataxo hã hã hães y los tupinambás, fueron los primeros que entraron en contacto con los colonizadores europeos cuando llegaron a Brasil en 1500. Con el paso de los años, ha habido un continuo robo masivo e intrusión en sus tierras.
El pueblo indígena más numeroso es el guaraní, con 51 mil integrantes, pero en los últimos 100 años, casi toda su tierra ha sido robada y transformada en redes de haciendas ganaderas, plantaciones de soja y caña de azúcar.
Hasta ahora, el gobierno brasileño ha reconocido 690 territorios para sus habitantes indígenas, cerca del 13 por ciento de la superficie de su país. Casi toda esta reserva territorial, el 98.5 por ciento, se ubica en el Amazonia.
Como inicio de las manifestaciones de ATL 2019, los grupos inconformes con las políticas de Bolsonaro iluminaron la palabra “justicia” en la plaza de los Tres Poderes, al sureste de Brasil.
A través de redes sociales, la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) anunció las actividades que estuvieron realizando los participantes de este magno evento. A través de fotografías, demostró las reuniones que grupos de jóvenes sostuvieron con el fin de acordar cómo se organizarían para las manifestaciones.
Miriam Madureira, coordinadora del Seminario de Estudios Brasileños en Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Cuajimalpa, considera que las protestas emitidas por indígenas brasileños difícilmente romperán con la estructura “represiva y destructiva” del presidente Bolsonaro.
Por su parte, la internacionalista Arlene Ramírez coincide en que difícilmente se podrá ver que estas actividades tengan un impacto positivo, principalmente porque el presidente ya había hecho declaraciones en su campaña política desfavoreciendo a los grupos minoristas de su país.
Actualmente en Brasil viven alrededor de 305 tribus que suman un total aproximado de 900 mil personas, es decir, el 0.4 por ciento de la población brasileña, según Survival.
Ramírez explica que en este tipo de situaciones debe existir voluntad política por parte del Ejecutivo, algo que, asegura, en Brasil no hay. Comenta que el gobierno brasileño, en vez de estar mostrando voluntad para acercarse a los grupos, para reconciliar y dialogar con ellos, la postura es prácticamente inquebrantable, y los grupos indígenas han dicho lo mismo, que no claudicarán.
Una de las presentaciones emitidas por los indígenas fue la que realizó la líder de la tribu Kayapo, Tuira Kayapo, en la Cámara de Diputados, con el político José Medeiros, aliado de Jair Bolsonaro, luego de que el primero defendió la apertura de tierras indígenas a los grandes proyectos económicos en tierras indígenas.
En 1989, Tuira Kayapo se opuso a la construcción de la represa del río Xingu. Se presentó desnuda y con pintura en su rostro frente al presidente de Petrobras, compañía petrolera brasileña, y, poniéndole la navaja de su machete en una de sus mejillas, le dijo que su gente y el Amazonas entero consideraba la construcción como una declaración de guerra.
Otra de las actividades de ALT2019, fue la que realizaron Miembros de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) al reunirse con el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, con quien hablaron de la importante necesidad de brindarle voz a los grupos que Jair Bolsonaro busca disminuir. Como respuesta, Maia aseguró que habrá consultas hacia los pueblos indígenas.
Para Madureira, aunque a ALT2019 no se le ve un futuro exitoso, siempre causa algún efecto el que haya manifestaciones porque es la forma de mostrar que hay una indignación emitida por gente del otro lado de la moneda.