La ‘Lista de la Muerte’ de Obama

La semana pasada, The New York Times publicó la que es quizás la mancha más desfavorable del historial de política exterior de Barack Obama.

Se reveló la “lista de blancos a matar” de los potenciales miembros de Al Qaeda en la continua “guerra contra el terror”.

La filtración de información puso al descubierto cierto rigor en la selección de los objetivos.

Y lo que es de resaltar es el hecho que el presidente de Estados Unidos ordene ataques militares, incluso hacia ciudadanos estadounidenses, sin ningún tipo de aprobación judicial o del Congreso norteamericano.

Michael A. Cohen Michael A. Cohen Publicado el
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83
por ciento de los estadounidenses están de acuerdo con el uso de drones.

La semana pasada, The New York Times publicó la que es quizás la mancha más desfavorable del historial de política exterior de Barack Obama.

Se reveló la “lista de blancos a matar” de los potenciales miembros de Al Qaeda en la continua “guerra contra el terror”.

La filtración de información puso al descubierto cierto rigor en la selección de los objetivos.

Y lo que es de resaltar es el hecho que el presidente de Estados Unidos ordene ataques militares, incluso hacia ciudadanos estadounidenses, sin ningún tipo de aprobación judicial o del Congreso norteamericano.

También se mostró la guerra de facto contra Irán durante la administración actual.

Dicha guerra se hizó a través de herramientas cibernéticas con la intención de interrumpir los esfuerzos iraníes de crear armas nucleares.

Ambas historias ponen al descubierto la falta de transparencia del gobierno de Obama en cuanto a lo que seguridad nacional se refiere, así como el “promiscuo” uso de la fuerza del presidente contra enemigos declarados y no declarados de Estados Unidos.

A pesar de que las revelaciones políticas puedan tener implicaciones morales y legales, están lejos de dañar políticamente la imagen de Obama.

Mientras algunos miembros del propio partido de Barack Obama puedan sentirse ofendidos por las acciones del presidente, la mayoría de los norteamericanos parecen alegremente despreocupados.

Las filtraciones, de hecho, neutralizan los ataques por parte de los republicanos y refuerzan la opinión positiva de la gente en materia de seguridad nacional.

En un país que aún siente rencor por la crisis de los rehenes en Irán de hace 30 años  y un miedo por los potenciales ataques  de la Jihad terrorista de Al Qaeda, las acciones militares de Obama son políticas ganadoras.

Para entender el por qué la lista de la muerte del presidente no debilita su postura en cuanto a política exterior, hay que entender a los norteamericanos.

A ellos no sólo les gusta, sino adoran la guerra con aviones no tripulados (drones).

Una encuesta del Washington Post en febrero encontró que el 83 por ciento de los estadounidenses están de acuerdo con el uso de drones por Obama.

En estos días es difícil imaginar algo en lo que el 83 por ciento de los norteamericanos estén de acuerdo.

A un arrasador 65 por ciento de los demócratas liberales les parecía bien estos asesinatos sin importar que un misil mate a un ciudadano estadounidense.

Situación que sucedió con Anwar Awlaki, yemení-americano asesinado en septiembre del año pasado por un drone.

La popularidad de los ataques con vehículos no tripulados , no es difícil de entender.

Son baratos, mantienen a los estadounidenses fuera de todo peligro y, aparte, matan a “los chicos malos”.

Los civiles no identificados que pierdan la vida en el proceso y los daños colaterales, tienen menor importancia.

Lo cual resulta raro, pues ésta  es una guerra en la que Estados Unidos le toma demasiada importancia a los detalles legales y humanitarios.

Y las acciones de Obama no deben sorprender al electorado de Estados Unidos.

En agosto de 2008, el senador Barack Obama no incluyó en su discurso la petición de cerrar la prisión de Guantánamo ni dar por terminada la guerra contra el terrorismo.

Al contrario, Obama mencionó: “He pedido más recursos y más tropas para terminar la guerra contra el terrorismo y contra quienes nos atacaron el 9/11”.

La cybergerra con Irán

Con respecto a la cyberguerra contra Irán, recae en una categoría similar con la de los drones.
A los estadounidenses no les gusta Irán.

Se encuentran enormemente preocupados por el deseo de Teherán de poder obtener armas nucleares.

Aparte, han demostrado un sorpresivo ímpetu de intervenir militarmente para detener a Irán.

En Marzo, las encuestas indicaban que el 53 por ciento de los norteamericanos apoyan una acción militar en contra de Irán.

Aún y si “ésto causara un enorme aumento en los precios de los combustibles para Estados Unidos”.

Y a nadie le gusta que los precios de la gasolina se disparen.

Con estos números a la mano, no es difícil imaginar que una gran mayoría de la gente de Estados Unidos apoya una cybercampaña para detener  de manera barata las aspiraciones nucleares de Irán.

Todo marcha en favor de Obama, puesto que lo que hace es signo de su seriedad en cuanto a mantener a los estadounidenses a salvo de terroristas y a los iraníes lejos de la fabricación de armas atómicas.

Lo publicado por The New York Times ha cortado las críticas que el Partido Republicano dirigía al presidente.

Si hay un tema en el que Obama es vulnerable para un ataque de los republicanos es en el sentir que no se ha hecho lo suficiente para prevenir la fabricación de armamento nuclear por parte de los iraníes.

Y efectivamente, los republicanos han clamado constante y crecientemente por acciones en contra de Irán.

Ahora, la cyberguerra demuestra que Barack Obama está haciendo precisamente eso.
La historia de los drones es solamente el éxito de la guerra contra Al Qaeda.

Basta recordar la muerte de Osama bin Laden y del terrorista número 2 de Al Qaeda, Abu Yahya al-Libi.

La última pieza

La pieza final del rompecabezas para la Casa Blanca es que ni el uso de drones por Obama ni su guerra secreta contra Irán guarda controversias entre los partidos políticos.

Los republicanos difícilmente criticarán la lista de la muerte o la guerra contra Irán.
Alabarán lo mínimo al presidente, a pesar que son exactamente éstas políticas las que el ala conservadora ha apoyado por tanto tiempo.

Incluso se ve difícil que Mitt Romney, candidato republicano a la presidencia, ataque a Obama por éstos frentes.

Si hay un lugar donde Obama recibirá reproches, es en su propia base liberal.

Después de lo revelado por The New York Times, los lamentos y reclamaciones de la izquierda en favor de Obama no ha dado tregua.

Pero resulta complicado imaginar que la campaña de Obama en Chicago se preocupe mucho por tales críticas.

Al final, hay bastantes razones políticas legítimas para el curso de las acciones que Barack Obama emprendió.

Pero no hace falta ser cínico para reconocer que hay un beneficio tangible aquí.

Después de todo, The New York Times no filtró la información de la lista de Obama por accidente. (Foreign Policy)

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