La guerra contra el CO2

En marzo pasado, el panorama del cambio climático no podía ser peor: la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera llegó a su nivel más alto desde que comenzó a registrarse en 1958.

Sin embargo, Estados Unidos y China, que son los países que emiten la mayor cantidad del gas invernadero, ya dieron indicios de que están dispuestos a actuar para reducir sus respectivas emisiones.

Este lunes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que establecerá reglas para reducir en un 30 por ciento la contaminación de carbono que generan sus plantas de energía.

Bernhard Buntru Bernhard Buntru Publicado el
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En marzo pasado, el panorama del cambio climático no podía ser peor: la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera llegó a su nivel más alto desde que comenzó a registrarse en 1958.

Sin embargo, Estados Unidos y China, que son los países que emiten la mayor cantidad del gas invernadero, ya dieron indicios de que están dispuestos a actuar para reducir sus respectivas emisiones.

Este lunes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que establecerá reglas para reducir en un 30 por ciento la contaminación de carbono que generan sus plantas de energía.

Coincidentemente, un día después, He Jiankun, presidente del Comité Asesor sobre Cambio Climático de China, declaró que su Gobierno introducirá un plan que limitará por vez primera las emisiones de CO2 en el país más contaminador del mundo. No obstante, ese plan aún no ha sido confirmado por funcionarios chinos.

Estos esfuerzos se suman a la creación de su primera corte medioambiental el 23 de mayo pasado, que aplicará fuertes multas a empresas contaminantes.

No se confían

Aunque grupos ambientalistas le han dado la bienvenida a ambas iniciativas, se mantienen escépticos. Opinan que las nuevas reglas impulsadas por Obama no son tan ambiciosas como ellos esperaban. Y en cuanto a China, señalan que el límite de emisiones mencionado por Jiankun aún no está claro, por lo que desean tener más detalles.

Por lo pronto, los ambientalistas solo tienen esperanza en que los líderes realmente actúen para que sus planes sean realizables. 

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