Los mexicanos hemos escuchado las palabras “pacto”, “eje” y “acuerdo” una y otra vez en lo que va del sexenio peñanietista.
Y es que el gobierno federal ha recurrido a esta fórmula para señalar las directrices en ámbitos que van desde lo social hasta lo político.
Es por esto que llama la atención que la mandataria brasileña utilizó el mismo método para satisfacer las demandas de miles de inconformes.
Según Notimex, Rousseff anunció ayer una serie de acciones luego de reunirse con otros funcionarios y activistas que protagonizan las marchas.
“El primer pacto es por la estabilidad fiscal, para garantizar el control de la economía y el control de la inflación. Este es un aspecto importante en el clima actual, cuando la crisis castiga con volatilidad a todas las naciones”, comentó en un mensaje a la nación.
El segundo pacto es “en torno a la construcción de una grande y profunda Reforma Política que amplíe la participación popular y amplíe los horizontes de la ciudadanía”.
Además, continuó, “queremos dar prioridad a la lucha contra la corrupción en una forma más enérgica”.
El tercer pacto se refiere a mejoras en el sistema de salud, confirmando su deseo por contratar a médicos extranjeros.
El cuarto pacto se refiere al transporte público, en el cual prometió “dar un salto de calidad en el transporte público de las grandes ciudades”, además de reducir tarifas.
Finalmente, el quinto pacto se centró en la educación, en el cual la meta es contar con un mayor presupuesto.
En redes sociales, las opiniones al respecto de Brasil coincidían en algo: la presidenta brasileña, en teoría y en principio, parecía estar adoptando una actitud poco común entre los que se encuentran en su lugar: escuchar las demandas de los que salieron a las calles para hacerse escuchar.
