La Europa de Houellebecq

El escritor francés es capaz de reflejar a través de la ficción algunas realidades del Viejo Continente. Sus novelas también se adelantan a los hechos como la conformación del movimiento ‘chalecos amarillos’
Mariana Recamier Mariana Recamier Publicado el
Comparte esta nota

Francia y el resto de Europa no son perfectos. No son la postal de la Torre Eiffel ni la idea de desarrollo ejemplar que se vende en foros internacionales. Existen otras realidades en esta región del mundo y el escritor Michel Houellebecq las recoge en sus novelas.

La Unión Europea (UE) es la gran protagonista de sus libros. En su narrativa, la comunidad integrada por más de 20 países se transforma en un hombre blanco de más de cuarenta años sin empleo y con problemas identitarios.

No es necesario buscar mucho para encontrar ese personaje en las letras de Houellebecq. Editoral Anagrama publica hoy la traducción en español de Serotonina, la última novela del autor francés que narra la vida de Florent-Claude Labrouste, un agrónomo de 46 años que se medica con un antidepresivo que provoca desaparición de la libido e impotencia.

Serotonina fue publicada en su idioma original el viernes pasado con una tirada de 320 mil copias. Escrito antes de que el movimiento chalecos amarillos comenzara sus manifestaciones, el libro también presenta a campesinos que organizan un bloqueo armado de carreteras.

Houellebecq no sólo se adelanta a los hechos en su libro más reciente. De acuerdo con sus amigos mexicanos y lectores de su obra, el hombre blanco como metáfora de Europa y la capacidad de predecir situaciones sociales son una constante en toda su trayectoria.

En entrevista con Reporte Índigo, Alonso Arreola, músico mexicano y amigo del escritor, comenta que la obra de Houellebecq tiene un eje francés y alcanza a ser eurocentrista, pero no desde la superioridad cultural o el desdén intelectual.

“Por el contrario, siempre desarrolla personajes que exhiben individualismo, falta de espiritualidad, superficialidad artística entregada al mainstream y turismo rapaz”
Alonso ArreolaMúsico y amigo de Houellebecq

El músico acepta que hace mucho no tiene contacto con el autor francés, sin embargo, puede concluir que el narrador decide mostrar las realidades negativas de Francia y Europa en sus libros porque es un outsider.

“Su naturaleza se mantiene al margen, cual testigo de una pesadilla a la que nunca se entrega del todo”.

Arreola agrega que supone que también lo hace con la intención de mostrar que el sistema artístico, educativo y político francés abandonó sus premisas humanistas.

El músico mexicano conoció a Houellebecq gracias a sus libros y luego por un intercambio de mensajes vía correo electrónico. Arreola le envió su discografía —físicamente— y una edición en francés del libro Bestiario de su abuelo.

Después de los mensajes, Houellebecq aceptó visitar por primera vez México y presentar de la mano de Arreola un recital con catorce poemas bajo el título Primero, el sufrimiento.

Luego de esa experiencia y mantener una amistad con el escritor francés, el músico sabe que Houellebecq utiliza el contexto social como un pretexto para hablar de cuestiones más íntimas.

“Francia y algunos países circundantes sólo representan el vehículo para transitar por temas que siguen caminos semejantes alrededor del mundo y que, por grandes que parezcan, responden en buena medida a la inseguridad de quienes ostentan el poder. Su pretexto es su contexto, pero el fondo verdadero es ecuménico de tan íntimo”, describe Arreola.

Por otra parte, el escritor mexicano Martín Solares admite ser un lector acérrimo de Houellebecq. El autor de Los minutos negros y Catorce colmillos confirma que en las novelas del francés puede encontrarse lo que describe como laberintos y callejones sin salida a los que conduce el capitalismo predominante en la Unión Europea.

“En particular los que caracterizan el caso francés: la soledad de los solteros, la falta de tiempo y de vías dignas para encontrar el amor, las dificultades para conservar la felicidad o para concentrarse en fundarla”, dice el escritor en entrevista con Reporte Índigo.

Solares añade que para abordar estos temas Houellebecq elige como terreno de sus novelas las presiones que sufren los investigadores, los burócratas, los artistas, la gente del mundo del espectáculo, los académicos y los inconformes con el sistema.

Un autor prófetico

En los artículos que la prensa francesa y europea publicaron sobre Serotonina a menudo aparece la palabra “profeta”, pero no es la primera vez que Houellebecq muestra sus dotes de visionario.

El 3 de septiembre de 2001 publicó Plataforma. El libro aborda el turismo sexual en Tailandia. Poco antes del final de la novela, el autor narra que un grupo de islamistas mata a 117 personas en una discoteca frecuentada por turistas extranjeros

Ocho días después de la publicación de la novela ocurrieron los atentados del 11 de septiembre, pero fue con los ataques en Bali, un año después, en los que grupos islamistas atacaron dos discotecas frecuentadas principalmente por occidentales, que algunos comenzaron a hablar sobre su “capacidad predictiva”.

Su polémica novela Sumisión salió a la venta el 7 de enero de 2015, el mismo día del ataque por parte de islamistas a las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo. En el libro, el escritor imagina una Francia gobernada en 2022 por un presidente musulmán.

Solares explica la razón detrás de las predicciones. El escritor mexicano opina que el francés retoma la capacidad de Philip K. Dick para identificar un problema que podría aquejar a la humanidad en un futuro inmediato.

“Uno de los principales ingredientes que componen las novelas de Houellebecq es la presencia del futuro posible. El francés al mismo tiempo es un descendiente de Philip K. Dick y Charles Bukowski”
Martín SolaresEscritor

Detalla que el novelista francés toma del primer autor su capacidad para identificar un problema que podría aquejar a la humanidad en el futuro y del segundo una enorme capacidad crítica y beligerante, disfrazada de ironía y causticidad.

Solares agrega que Houellebecq se concentra en una sola idea futurista a la vez: la posibilidad de extirpar del ADN humano los mecanismos que conducen a la vejez y a la muerte, la idea de crear zonas dedicadas al turismo sexual, las vías que permitirían la clonación de seres vivos o el panorama que se viviría en Francia si llegara un musulmán a la presidencia.

El escritor mexicano asegura que en los libros del francés también se critica a la burocracia gubernamental, el mundo del espectáculo, las corruptelas del arte o la comodidad de la clase académica francesa.

Solares concluye que el verdadero reto para Houellebecq sería adoptar un punto de vista femenino. Por ahora continúa utilizando el hombre blanco como metáfora de la decadencia europea.

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil