La disputa por los recursos naturales de África

La Unión Europea y China intentan estrechar lazos con el territorio africano para explotar gran parte de sus recursos naturales a cambio de infraestructura y proyectos de digitalización para el crecimiento económico, sin embargo, esto podría propiciar la pérdida de su autonomía
Viviana Bran Viviana Bran Publicado el
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Para China y la Unión Europea (UE), África es un aliado idóneo para lograr sus ambiciones geopolíticas y de recursos naturales a largo plazo, sin embargo, la influencia económica, política y cultural que ambas naciones siguen ejerciendo, podría dejar al continente africano sin autonomía y sin la posibilidad de recuperarla con el tiempo.

Grandes extensiones de tierra cultivable, recursos naturales como el petróleo y los minerales, así como una población que en los próximos 20 años tendrá a las personas más jóvenes del mundo y por lo tanto, una mayor disposición de mano de obra barata, son algunos de los factores que influyen en que la nación asiática y la UE aún mantengan el interés en uno de los continentes con más pobreza en el mundo.

En 2020, el territorio africano comenzará a ser uno de los polos para el desarrollo global, en el cual se centrarán tres grandes mercados: el de Lagos en Nigeria, Johannesburgo y Ciudad del Cabo en Sudáfrica y El Cairo y Alejandría en Egipto, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de su Comisión Económica para África (UNECA).

Tras el gran potencial africano, China es el país que más ha invertido en los últimos seis años, seguido de Francia, Estados Unidos y Emiratos Árabes. Por otro lado, Egipto, Sudáfrica y Marruecos se mantienen como los principales países que reciben grandes montos de inversión, de acuerdo con la información de la firma Ernst&Young.

En un artículo publicado por el investigador John Rocha de la Nueva Asociación para el Desarrollo Económico de África (NEPAD) Bussiness Foundation, se detalla que la actual estrategia de la nación china en el territorio africano se centra en la obtención de recursos energéticos, a través de un aumento en las explotaciones de los recursos naturales y los ecosistemas de países como Angola, Gabón, Zambia y Sudáfrica.

Asimismo, Rocha insiste en que China por si misma se está catalogando como “país donante de ayuda” y socio colaborador para el desarrollo de África, al prometer condonaciones de deuda, más recursos, la eliminación de aranceles, fondos, entre otras cosas.

En los últimos diez años, la exportación de África a China se enfocó en materias primas como petróleo, minerales y productos agrícolas. Por el contrario, las ventas de la nación asiática hacia el territorio africano se centraron en textiles, maquinarias y equipos de transporte.

Arcelia Flores Castro, profesora de asignatura de África y Medio Oriente en la FES Aragón de la UNAM, asegura que desde finales del Siglo XIX, tanto China como la Unión Europea no han querido salir del continente africano debido a la explotación de recursos naturales que llevan a cabo en diferentes regiones.

También, comenta que los gobiernos africanos están conscientes de estas prácticas, pero no las detienen porque con China obtienen muchas “ventajas”, al no haber requisitos que retrasen sus peticiones

“Los africanos aprovechan la circunstancia de decir: ‘si podemos hacer vínculos comerciales con China y no nos pide nada. Lo que pase en el futuro ya no me tocará a mi’. Pero, la principal consecuencia de este modo de pensar y actuar es que a larga habrá un mayor empobrecimiento de la población africana, porque al final es la que carece de todo tipo de servicios, como el agua potable, servicios de salud y educación. Los gobiernos en turno se están centrando en proyectos de infraestructura que no tienen la garantía de cumplir con el objetivo para el que fueron diseñados”, detalla la profesora.

Intención europea con África

Mientras China asienta su influencia en África financiando infraestructuras a bajo interés y estrechando lazos militares, la Unión Europea busca implementar proyectos relacionados con la transición verde, digitalización, crecimiento económico, inmigración y movilidad.

Los Veintisiete, conscientes de la medida demográfica y, en ciertos casos, económica, del continente africano, también buscan una relación más estrecha, sin embargo, los esfuerzos no alcanzan en un momento en donde se han mantenido opacados por el problema migratorio.

Además de que el conflicto migratorio no permite a la Unión Europea expandirse en proyectos africanos, los Veintisiete deberán buscar la manera de convertirse en algo más que un banco al que los países africanos recurren cuando necesitan ayuda humanitaria.

Durante los próximos meses, África y Europa mantendrán reuniones y realizarán diversas consultas con organizaciones de la sociedad civil con vistas a firmar una declaración conjunta en la cumbre que se celebrará en octubre en Bruselas.

“Nuestro crecimiento y seguridad dependen de lo que ocurre en África quizá más que de cualquier otra parte del mundo”, dijo Josep Borrell, representante de política exterior de la UE.

La profesora en África y Medio Oriente, Arcelia Castro, comenta que el lazo que existe entre la UE y África proviene de los diferentes países africanos que fueron colonias francesas, pues ante cualquier situación de índole diversa, ya sea inestabilidad política e incluso terrorismo, Francia siempre sale a defender a sus antiguas ciudades.

Castro recuerda que Francia a pesar de los lazos históricos solo está presente en los países que más recursos naturales tiene, es decir, en aquellos que son ricos por su naturaleza pero con poblaciones pobres.

“Cuando los africanos se den cuenta que han incurrido en una especie de error estratégico, será muy tarde, porque no será sencillo sacar a China de la red de intercambio comercial”.

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