La crisis les pasa factura

“Cataluña ha sido la primera derrota global de los partidos de la Transición, un sistema que hace aguas”. Así concluía un artículo de un periodista de El País, Guillem Martínez.

Y es que con la participación más alta de la democracia –un 69.5 por ciento de los electores catalanes acudió a las urnas– los principales perdedores fueron los tradicionales partidos mayoritarios.

Sandra de Miguel Sanz Sandra de Miguel Sanz Publicado el
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"Querremos poner fin a los recortes y a la ofensiva de mercantilizar los derechos públicos fundamentales"
David FernándezCabeza de lista de la CUP

“Cataluña ha sido la primera derrota global de los partidos de la Transición, un sistema que hace aguas”. Así concluía un artículo de un periodista de El País, Guillem Martínez.

Y es que con la participación más alta de la democracia –un 69.5 por ciento de los electores catalanes acudió a las urnas– los principales perdedores fueron los tradicionales partidos mayoritarios.

Se produjeron dos trasvases de votos significativos. Por un lado, hacia los partidos que han defendido la independencia. Por otro, hacia los de centro izquierda contrarios a los recortes de los últimos años efectuados por Mas, el líder de Convergència i Unió (CiU).

Aunque Convergència quiso hacer de la lucha por la independencia el eje de su campaña al anunciar que, de ganar con mayoría absoluta, convocaría un referéndum de autodeterminación para 2016, la jugada no le salió bien. Muchos catalanes están a favor del proyecto soberanista pero están en contra del modelo económico y social que Mas trataba de imponer. 

La pérdida de 12 diputados con respecto a 2010 y la imposibilidad de formar gobierno por si sólo fue el castigo a sus políticas de austeridad.

Los catalanes demostraron ayer en las urnas que no se habían dejado engañar por la insistencia de Mas en que el pueblo catalán tenía derecho a decidir sobre su destino.

Fue más bien Esquerra Republicana el partido que capitalizó la oleada independendista que siguió a la marcha del 11 de septiembre, el día de la fiesta oficial de Cataluña.

Los perdedores: CiU, PSC, PPC

CiU, de ideología nacionalista y neoliberal, obtuvo 50 diputados, lo que supone su peor resultado en unas elecciones autonómicas desde 1980.

Como por sí solo no puede formar gobierno, está tanteando a Esquerra Republicana (ERC), partido que se convirtió el domingo en la segunda fuerza. Esta opción es la más viable (con las ramas catalanas del Partido Popular y del Partido Socialista Obrero Español no se plantea, pues sería abandonar el proyecto por el referéndum), pero no está libre de obstáculos.

Y es que ERC no descarta llegar a un acuerdo con CiU, pero prefiere quedar fuera del gobierno y además le ha puesto dos condiciones a Mas: mantener la hoja de ruta por la soberanía catalana pero abandonar los recortes, esto es, cambiar su modelo económico y social.

El Partido Socialista Catalán obtuvo tan sólo 20 diputados. Por primera vez, pierde su condición de segunda fuerza y deja de ser el principal referente de la izquierda catalana.Su apuesta por el federalismo no funcionó y les costó la pérdida de 6 diputados.

Por su parte, el Partido Popular Catalán (PPC) logró 19 escaños, uno más que en 2010. El voto antiindependentista fue para Ciutadans y no para esta formación. Los analistas creen que este resultado se debió a su defensa de los recortes del PP estatal.

Los ganadores: ERC, IEU, C´s y la CUP

ERC (en castellano Izquierda Republicana de Cataluña), independentista de izquierdas, ha duplicado su representación en el Parlamento al pasar de 10 diputados a 21. Con estos datos, ha pasado de ser la quinta fuerza en la cámara catalana a ser la segunda.

Los ecosocialistas de Iniciativa Esquerra Unida, críticos con Mas, lograron 13 diputados,  3 más que en 2010. 

C´s (Ciutadans) fue otro de las ganadoras. Con los 9 diputados triplicó su representación y logró, por primera vez, formar grupo parlamentario. Su líder, Albert Rivera, exigió la dimisión de Mas. 

Por último, la CUP (Candidatura de Unidad Popular- Alternativa de Izquierdas) fue la gran novedad. Es un partido “antipartido”, ya que rechaza las tradicionales estructuras jerárquicas de estos y se define como una formación asamblearia, independentista, anticapitalista, ecologista y defensora de la democracia participativa y directa con la que funcionan internamente.

No tienen líderes políticos ni profesionales y consideran que son gente haciendo política, no políticos. Son un movimiento social, político y sindical. Activistas que  han conseguido 3 diputados (con 2 más podrían formar grupo). 

Su meta es ser el “caballo de Troya de las clases populares en el Parlament” y consideran que “la democracia real está en las calles, los centros sociales, los movimientos sociales”.

Creen que no se puede hablar de independencia sin hablar de crisis y viceversa. El cabeza de lista dijo en el discurso posterior a la publicación de los resultados que “ya basta de legislar para los ricos” y que quieren “poner fin a los recortes y a la ofensiva de mercantilizar los derechos públicos fundamentales”. Aunque son la séptima fuerza, su entrada al Parlamento ha causado un gran revuelo.

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