Kim Jung-ae, exiliada de Corea del Norte, comparte su experiencia en el régimen

La escritora norcoreana asociada a PEN International nos cuenta, en entrevista desde Corea del Sur, los motivos que la llevaron a escapar de su país natal y cómo es su vida actualmente
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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El régimen norcoreano de Kim Jong-un representa uno de los mayores riesgos para la estabilidad de la región, su maquinaria militar y sus constantes amenazas mantienen a Corea del Sur y a sus aliados en un constante estado de alerta. Mientras al exterior se mantiene una imagen beligerante del país, dentro de sus fronteras sus ciudadanos viven en un sistema que obliga a muchos a escapar.

El caso de Kim Jung-ae es un ejemplo de los norcoreanos que deciden huir de su nación, a la cual ella llama “un campo de esclavos”, un territorio donde 26 millones de personas son adoctrinadas y coaccionadas para trabajar por el beneficio de un líder supremo y la consolidación de su figura, una vida consagrada a la idea de la grandeza de los cabecillas, sin consideración por nada que estuviera fuera de sus fronteras.

“Fuimos educados para vivir y morir por los líderes supremos, yo fui una fiel seguidora de sus ideologías, incluso fui una instructora que enseñaba esta doctrina. Nos decían que éramos el mejor país en el mundo, la mejor sociedad y que las dificultades eran culpa de Estados Unidos; sin embargo, seguíamos en la pobreza. En el momento en que mis niños enfermaron por desnutrición, niños listos y guapos que quedaron sordos por la enfermedad, fue cuando decidí escapar de Corea del Norte”, relata la escritora en entrevista desde Corea del Sur.

Primer reto de Kim Jung-ae: salir de Corea del Norte

Escapar de las fronteras de Corea del Norte no es una tarea sencilla, y aún así desde el fin de la Guerra de Corea más de 100 mil personas han decidido emprender el viaje que trae consigo enfrentamientos con los patrullajes, campos de minas, cercas de púas y guardias con órdenes de disparar a quien se acerque para poder salir de lo que Jung-ae describe como “algo peor que un campo de concentración”.

Kim Jung-ae narra que cuando salió de su país, en cada momento sentía que había una bala muy cerca de su espalda y que podía caer en cualquier momento. Después de vadear ríos, depender de la oscuridad y la falta de energía eléctrica para poder cruzar las cercas electrificadas, en 2003 llegó a la frontera con China.

“Escapar fue un principio de sobrevivencia, al salir me sentía culpable por abandonar mi país y tenía pensado regresar una vez se estabilizada la situación. Era tanto el adoctrinamiento que cuando los chinos hablaban mal del líder Kim Jong-il, yo lo defendía”, cuenta.

Sin identidad, sin prospectiva del futuro y con el riesgo de la deportación colgando sobre su cabeza, la estadía de Kim Jung-ae en China terminó con su idea de regresar a Corea del Norte; sin embargo, tras enterarse de la existencia de Corea del Sur, emprendió una travesía que la llevó de las provincias chinas a Mongolia, Vietnam y Tailandia para finalmente refugiarse en el país que ahora llama hogar.

“Al llegar a Corea del Sur lo más difícil para mí fue el idioma, después de tanto tiempo separados hay muchos aspectos culturales diferentes. La sociedad surcoreana enfatiza mucho la libertad personal, en todas las decisiones el responsable eres tú; entonces, ese tipo de ideas me hicieron adaptarme mucho mejor de lo que había esperado”, relata la escritora.

A pesar de una recibida cálida y tras lustros en Corea del Sur, Kim Jung-ae aún extraña ciertas cosas de su nación como el paisaje costero de su pueblo natal, los amigos con los que creció y los vecinos con los que compartía las dificultades y los buenos momentos.

Más allá de las diferencias en el sistema económico, y todo lo que ello implica en la vida diaria de sus habitantes, Kim Jung-ae encuentra contraste en la manera en que los ciudadanos surcoreanos experimentan lo cotidiano.

“Un hijo no tiene que solicitar un permiso ni informar cuánto tiempo va a permanecer con su madre cuando la visita en la colonia de al lado, podemos viajar de Seúl a Busan sin ningún trámite. Ese tipo de libertad es muy placentera”, cuenta Jung-ae.

El futuro de Kim Jung-ae

La libertad de la que goza la escritora fuera del régimen norcoreano le permite planear a futuro y dedicarse a impulsar los cambios que su pueblo necesita; es decir, desde su punto de vista, trabajar por la autodeterminación de Corea del Norte es el motivo de su búsqueda por la libertad.

“Tengo que identificar lo que puedo hacer para impulsar este movimiento y en el futuro quiero ayudar a esa causa”, comenta Jung-ae.

Más de 20 años después de su escape, Kim Jung-ae trabaja para dar voz a quienes aún se encuentran bajo el yugo del régimen. Ahora, se ha convertido en novelista y su labor en PEN International, una organización defensora de la libertad de expresión de escritores, aborda las dificultades que los ciudadanos norcoreanos sufren todos los días y las posibilidades que se encuentran fuera de esa doctrina.

“Quería exponer al público lo que yo he vivido en Corea Del Norte, mi pasado, y así impulsar a la sociedad surcoreana, y al mundo, a darse cuenta que este tipo de país no debe de existir, un lugar donde hay tantas violaciones a los derechos humanos no debería de ser posible”, remarca.

La escritora recuerda que durante su tiempo en Corea del Norte conoció un hombre cuya hambre lo llevó a matar a una vaca del huerto comunitario; sin embargo, antes de poder comerla, él y tres de sus compañeros fueron ejecutados públicamente por la policía; historias que ella quiere difundir a través de la PEN International, donde Jung-ae es la encargada del comité de escritores exiliados norcoreanos que busca que su labor motive a la defensa de la libertad de expresión y denunciar la realidad norcoreana.

“Esperaría que los lectores mexicanos pudieran comprender lo afortunado de su situación actual, donde no existe un régimen como el de Kim Jong-un y comprendan la precaria situación en la que viven los norcoreanos, (porque) millones de personas están siendo esclavizadas. Me gustaría también que comprendan nuestros motivos para unir la voz y denunciar los actos del líder norcoreano ante la comunidad internacional, y que se unan a la causa”, finaliza.

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