Desde el anuncio de su candidatura a la presidencia por el Partido Demócrata, Kamala Harris, ha logrado remontar en las encuestas a nivel nacional y desbancar a su rival republicano, Donald Trump, como el favorito para ganar las elecciones del próximo 5 de noviembre.
Previo al nombramiento de Harris como candidata, el debate entre Trump y el presidente Joe Biden hundió los números del demócrata a nivel nacional. Hasta ese momento la contienda entre el demócrata y el magnate se había mantenido muy cerrada, con Trump ligeramente por arriba del presidente en casi todos los ejercicios demoscópicos; sin embargo, tras los tropiezos verbales del octogenario mandatario durante su enfrentamiento con el contendiente republicano la diferencia en la preferencia electoral saltó de 0.1 por ciento, el día previo al debate, a 3.3 por ciento cuando Biden retiró su candidatura.
La ventaja que Trump sostenía sobre Biden vió su fin prácticamente en cuanto Harris se colocó al frente de la boleta demócrata y fue respaldada por el presidente en funciones. Su mes en campaña ha dado frutos y de acuerdo a la última encuesta realizada por por el Centro Nacional de Investigación de Opinión y Associated Press la opinión favorable de Harris entre los votantes tuvo un aumento de nueve puntos para colocarse en el 48 por ciento a nivel nacional.
Actualmente la mayoría de las encuestas posicionan a Harris por delante de Trump a nivel nacional, por diferencias que llegan a ser de hasta seis por ciento. Pese a lo positivo de los números nacionales la campaña de Harris sabe que debe concentrar sus esfuerzos para convencer a los votantes de un puñado de estados.
¿Cómo funciona el Colegio Electoral en Estados Unidos?
En Estados Unidos la presidencia no se decide por voto popular sino por la acción del Colegio Electoral, un grupo de delegados que representan a los estados y formalmente votan por quien haya ganado la mayoría en su entidad. El número de electores de cada estado varía de acuerdo a la población, entre más poblada una entidad mayor cantidad de miembros en el Colegio Electoral, y todos son reclamados por el candidato ganador de los comicios estatales; sin importar el porcentaje de la votación.
Desde 1964 el Colegio Electoral cuenta con 538 miembros y por lo que para llegar a la presidencia se necesitan 270 votos electorales. Debido a que la mayoría de las entidades votan por el mismo partido en cada elección, son los estados cuyos votantes no son tan estables, en donde los candidatos se encuentran cabeza a cabeza, quienes terminan por decidir la presidencia.
Si bien normalmente los resultados del voto popular y el Colegio Electoral se alinean, esta configuración del sistema político estadounidense da cabida a que un presidente llegue a la Casa Blanca a pesar de haber perdido el voto popular; en los últimos 24 años esto ha sucedido en dos ocasiones.
En las elecciones del año 2000 , el demócrata Al Gore perdió la presidencia ante George Bush, a pesar de haber superado al republicano por más de 500 mil votos, Bush obtuvo los 25 votos de Florida en una controvertida decisión de la suprema corte, con lo que su total llegó a 271 votos electorales frente a los 266 de su rival.
El ejemplo más reciente de una presidencia sin mandato popular se dio en 2016 e involucró a Donald Trump. Durante la mayoría de la campaña la candidata demócrata, Hillarý Clinton, había mantenido una ventaja en las encuestas a nivel nacional, el día de la project fivethirtyeight colocaba a la ex secretaria de Estado cuatro puntos por arriba de su rival, Donald Trump; sin embargo fue el republicano quien se convirtiera en el 45 presidente de Estados Unidos.
Si bien las proyecciones acertaron en quien tenía la delantera los números no fueron los que Clinton esperaba. La candidata demócrata superó por dos puntos al magnate republicano; sin embargo, los casi tres millones de votos por los que la ex primera dama venció a Donald Trump no los obtuvo en los estados clave para ganar la elección.
En 2016 Trump ganó en 30 de los 50 estados de la Unión Americana y con ello obtuvo 306 votos en el Colegio Electoral, superando por mucho los 270 necesarios para proclamarse presidente. Hace ocho años el republicano ganó todos los estados clave en el mapa electoral, hoy Harris busca no cometer el mismo error que su predecesora en la boleta demócrata.
Los estados clave en la elección de 2024
En esta elección el Partido Demócrata cuenta con 226 votos electorales mientras que los republicanos claman 235, con 77 electores en juego la presidencia se decide en seis estados. La ubicación geográfica de los estados bisagra en esta elección, dos al Suroeste, dos en el Midwest, Georgia al sur y Pensilvania en el Noreste, asegura una diferenciación en los problemas que enfrentan, así como en la demografía que los compone, y obliga a los candidatos a diversificar sus propuestas.
Al Suroeste del país Nevada y Arizona, con seis y 11 votos respectivamente, se encuentran en juego. En ambas entidades Harris supera a Trump, pero su ventaja en ninguno de los dos estados supera el punto porcentual, en Nevada es apenas del 0.2 por ciento. De acuerdo al Centro por el Futuro de Arizona, los temas que más preocupan a los votantes de su estado son la educación, la migración y la vivienda.
En materia migratoria el 88 por ciento de de los votantes de la entidad fronteriza consideran que el flujo migratorio constituye una crisis humanitaria y la mayoría apoyan una reforma migratoria que incluya la posibilidad de que los migrantes obtengan la ciudadanía estadounidense; en 2020 Arizona fue fundamental para la victoria de Biden y actualmente Harris lidera las encuestas con tan sólo 0.9 por ciento.
En el Midwest son otros dos estados fronterizos los que también están en juego. Michigan y Wisconsin, con 15 y 10 electores respectivamente, son entidades vecinas que atraviesan por similares problemas respecto a la desindustrialización del país, en ambos estados las encuestas dan a la candidata demócrata una ventaja significativa respecto a Donald Trump.
Hogar de Detroit, Meca de la industria automotriz estadounidense, para Michigan las propuestas en materia de transición verde, los autos eléctricos y comercio con China son tan importantes como los derechos laborales y los salarios de las más de 600 mil personas que trabajan en plantas ensambladoras. Kamala Harris y su compañero de fórmula, Tim Walz, han hecho campaña en Michigan y Wisconsin y sindicalistas de la Unión Trabajadores Automotrices serán conferencistas en la Convención Nacional Demócrata.
Previo a la candidatura de Harris, la campaña demócrata consideraba perdido el Estado de Georgia, entidad que en 2020 dio la victoria a Biden y tiene abierto un caso de interferencia electoral contra Donald Trump, actualmente la candidata demócrata cierra la distancia entre ella y el republicano.
Con 16 votos electorales en disputa los votantes de Georgia consideran que la economía es su principal preocupación en estas elecciones. Un estado tradicionalmente republicano que fue conquistado por un margen de tan solo 0.2 por ciento por el presidente Biden, para cuyos votantes la inflación es el tema más importante, de acuerdo con una encuesta de Fox News, será una entidad difícil de ganar para Kamala Harris.
Pensilvania es la última entidad en disputa en este ciclo electoral. Si bien la ventaja de Harris supera los dos puntos porcentuales, la proporción de votos en distritos rurales, mayoritariamente republicanos, y urbanos, en donde los demócratas suelen tener ventaja, será decisiva para obtener los 19 votos electorales.
A diferencia de la campaña de Hillary Clinton en 2016, Harris y compañía buscan enganchar con los votantes de estos estados, previo a la Convención Nacional Demócrata la vicepresidenta y el gobernador Walz hicieron campaña en Pensilvania, y así lograr superar los 270 votos electorales que los llevaran a la Casa Blanca.