Israel va por la invasión de Rafah, la ciudad de los refugiados 

A pesar de que Benjamin Netanyahu ordenó evacuar la ciudad considerada el “último bastión de Hamás”, expertos dudan de la viabilidad de la desocupación
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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La guerra de Israel contra Hamás llegó a su cuarto mes y el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó a sus fuerzas armadas preparar la evacuación de Rafah en espera de una invasión terrestre.

Pese a las críticas recibidas por la comunidad internacional, organismos de ayuda a refugiados, e incluso Estados Unidos, Israel decidió incursionar en el terreno de lo que llama “el último bastión de Hamás” en Gaza.

Para el gobierno israelí, la invasión de Rafah forma parte de su misión para erradicar al grupo terrorista y, a su vez, posicionar sus tropas para combatir a los batallones de Hamás en la ciudad que comparte frontera con Egipto.

Desde el ataque terrorista del 7 de octubre, la respuesta israelí al norte de Gaza ha devastado poblaciones y obligado a su gente a buscar protección al sur del territorio. Se estima que el 80 por ciento de la población fue desplazada por el conflicto, y con ello Rafah se ha convertido en una ciudad donde las carpas y los refugiados se multiplicaron para pasar de 280 mil habitantes a cerca de 1,5 millones en tan solo unos meses.

El pasado viernes, Netanyahu anunció que se prepara una ofensiva terrestre contra las fuerzas de Hamás en Rafah, pues considera que es imposible la erradicación del grupo si no se combaten los cuatro batallones que tiene en el paso fronterizo, a quienes el gobierno israelí acusa de desviar la ayuda humanitaria que cruza desde Egipto; sin embargo, el primer ministro señaló que proveerán paso seguro a la población civil.

¿Es posible evacuar Rafah?

Para el doctor Tomás Milton Muñoz, internacionalista y profesor del Centro de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la ya de por sí “precaria” situación en Rafah se ha vuelto aún más apremiante debido a la imposibilidad de evacuar a la población palestina que se encuentra allí.

“En este momento es simple y llanamente imposible realizar un desalojo ordenado y seguro de las personas que se encuentran en Rafah (…) Es muy preocupante la postura de Benjamin Netanyahu al ordenar esta evacuación porque pone en riesgo de muerte a una gran cantidad de personas por la propia incursión de los soldados israelíes y por las condiciones, no tienen agua potable o comida, esa es la situación en las que se encuentran las personas en Rafah, por ende debería de haber una condena internacional mucho más fehaciente” señala el académico.

El doctor Muñoz explica que el único lugar al que los desplazados palestinos pudieran dirigirse sería a Egipto, pues gran parte de los refugiados no tienen un hogar al cual regresar en Gaza; sin embargo, se ve muy difícil que El Cairo permita la entrada inmediata a todas las personas atrapadas en la ciudad fronteriza.

“Las posibilidades que tiene Egipto son limitadas, lo que puede hacer es permitir un mayor ingreso de personas provenientes de Rafah; sin embargo, se necesita tiempo, más recursos y el apoyo de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) para coordinar con las autoridades de Gaza la llegada de miles de palestinos.

“En un sentido político, Egipto sí tiene la posibilidad de ejercer mayor influencia con Israel debido a que durante las últimas décadas se ha convertido en un mediador en la región”, comenta Muñoz.

La reacción egipcia ante el anuncio israelí de invadir Rafah puede forzar al gobierno de Netanyahu a aplazar su ofensiva terrestre, debido a que El Cairo ha amenazado que de llevarla a cabo desconocería los Acuerdos de Camp David, un tratado de paz firmado en 1978 que desmilitarizó la frontera entre estos dos países y fue la primer relación diplomática que Israel estableció con un país árabe. El doctor Muñoz ve este movimiento por parte de Egipto como su mejor manera de ejercer presión debido al papel de mediador que ha tenido en la región.

“Estos acuerdos han permitido que el gobierno israelí mantenga el control de determinadas zonas y si se llegara a desconocer, que lo veo complicado, nos llevaría a la situación previa, una situación de enfrentamiento y posible guerra entre Egipto e Israel. Por eso lo veo más como una medida de presión que podría ejercer resultados al ser tan disuasiva, porque, de no haber negociación y privar los extremos, estaríamos ante el inicio de conflagración con mayores participantes”, declara el catedrático.

La importancia de Rafah en la ayuda humanitaria

Para la población en Gaza, Rafah representa no solo uno de los pocos poblados que siguen de pie, sino también el principal punto por donde la ayuda humanitaria entra a la región. Los puntos de acceso por territorio de Israel se encuentran deshabilitados o bloqueados por protestantes israelíes, y la posibilidad de una incursión terrestre complicaría, aún más, la entrega de agua, comida y medicinas.

“En este momento, con el operativo de rescate que permitió la liberación de dos rehenes, se complicó la entrega de ayuda humanitaria, pero antes no estaba llegando ni siquiera agua potable o alimento, por eso estas son horas cruciales para que se negocie y se pueda evitar una catástrofe humanitaria con todavía un mayor número de vidas perdidas. La situación en la región ya tenía sus complicaciones en la distribución y llegada de ayuda a una ciudad bastante pequeña, y en estos momentos sobrepoblada, pero esto (la planeada incursión) lo complica aún más y lo que se requiere es evitar las muertes de civiles refugiados” remata el doctor Muñoz.

En este frente, a pesar del mandato de la Corte de Justicia Internacional, Israel ha impuesto restricciones financieras a UNRWA, lo que imposibilita la entrega de ayuda humanitaria a 1,1 millones de palestinos en Gaza, esto debido a las sanciones que el gobierno de Netanyahu impuso a raíz de las acusaciones contra 12 empleados de la agencia que presuntamente colaboraron con Hamás.

Philippe Lazzarini, director de UNRWA, denunció que un cargamento donado por Turquía se encuentra detenido en Ashdod, ciudad portuaria israelí, donde autoridades del país ordenaron no procesar requerimientos de la agencia, a pesar que la Organización de las Naciones Unidas  estima que en mayo se desatarìa hambruna en el territorio.

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