Masoud Pezeshkian no prometió cambios radicales al sistema teocrático que rige a la República Islámica. Foto: Especial

Irán elige un rostro más amable en la presidencia

Con Masoud Pezshkian como presidente el pueblo iraní decidió una opción reformista en uno de los países más ortodoxos de la región; sin embargo, el futuro del país continúa en manos de los líderes teocráticos

Masoud Pezeshkian llega a la presidencia de Irán tras una segunda ronda de elecciones en la que la población lo favoreció por encima del extremista Saeed Jalili, diplomático conocido en Occidente por las negociaciones del acuerdo nuclear.

Una vez que Pezeshkian fue confirmado por el Ayatolá Alí Khamenei, Teherán contará con una voz que se dice interesada en limar las asperezas que han afectado al país.

En unas elecciones convocadas en respuesta a la repentina muerte del presidente Ebrahim Raisi, Pezeshkian se posicionó como la única voz moderada entre las cuatro opciones presidenciales. Con una base de votantes jóvenes, urbanos y de clase media a la cual atender, el ahora presidente electo optó por propuestas pragmáticas en materia de política exterior y pluralismo, y apertura social para el interior.

“Querido pueblo de Irán, la elección ha terminado y esto es solo el inicio de nuestro trabajo juntos. Un camino difícil nos espera. Solo puede ser sencillo con su cooperación, empatía y confianza”, escribió en su cuenta de X Pezeshkian al conocer los resultados de la elección.

Pese a sus tendencias reformistas, el ahora mandatario no prometió cambios radicales al sistema teocrático que rige a la República Islámica; al contrario, medios locales han escrito que su cercanía con el líder supremo lo coloca en la posición ideal para tender puentes entre los moderados y las alas más radicales que rigen el gobierno iraní.

La postura del presidente de Irán ante al mundo

El nuevo presidente tomará el poder en un momento delicado para el país. Si bien la posición de Irán desde la revolución siempre ha sido contenciosa entre las grandes potencias mundiales, su papel como un jugador regional lo ha puesto en curso de colisión con Israel y otros Estados de la península arábiga.

Pezeshkian llega al poder como una cara más amigable para el mundo; sin embargo, la política exterior iraní no es dictada por el presidente sino por el líder supremo y debido a ello las expectativas de un cambio son reducidas.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos denunció las elecciones iraníes por su falta de observadores internacionales y declaró que no esperan que conduzcan a un cambio en su relación con Irán.

El ayatolá Alí Khamenei confirmó el puesto de presidente para Masoud Pezeshkian, quien relevará al difunto Ebrahim Raisi. Foto: Especial

En opinión del maestro Miguel Rodríguez, internacionalista del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM y especialista en Medio Oriente, las limitadas atribuciones de Pezeshkian dejan a Irán en una posición muy similar a la que tenía antes de que el reformista llegara a la presidencia.

“El triunfo de Pezeshkian solo puede representar un cambio de imagen, pero no necesariamente van a cambiar las situaciones porque él no va a gobernar, muchas de las decisiones las toma el Parlamento y los cuerpos teocráticos de la República Islámica que no están bajo el control del presidente”

Pezeshkian es cercano al Ayatolá, pero eso no significa que el presidente tenga la posibilidad de cambiar la política interna o externa sin el visto bueno del líder supremo o las instituciones que controla la facción más conservador de Irán (…) No se espera que cambie de forma importante el curso de Irán, pero sí es una cara reformista al frente de una sociedad iraní molesta con la situación del país”, comenta el académico.

Pese a sus limitadas facultades, el presidente ha mencionado su interés por reavivar el diálogo con Estados Unidos respecto al pacto nuclear que se firmó en 2015 y del cual Donald Trump retiró a su país unilateralmente. Respecto a ello, el internacionalista señala que aún si Pezeshkian tuviera influencia en el tema, Irán no abandonaría su programa nuclear.

“En este momento no se ve que Irán busque dejar de lado su programa nuclear, ya que es un mecanismo de presión frente a la inestabilidad de la región (…) Pero tampoco buscan aislarse totalmente porque ellos saben que tienen que mejorar su situación económica y aunque no revivan el pacto puede que negocien ciertos aspectos. Pese a ello, el programa nuclear está en manos del Ayatolá, por lo que tendremos que ver si le da margen de maniobra al presidente”, apunta Rodríguez.

Si bien la política exterior iraní se encuentra en el control del líder teocrático, las política interna y las normas religiosas fueron parte fundamental de su campaña. Pezeshkian se diferenció de su Jalili por sus posturas menos ortodoxas respecto a las disposiciones religiosas; sin embargo, sus facultades siguen siendo muy acotadas.

“El presidente podría atenuar algunas políticas islámicas, como el velo o la policía de la moral, pero él no puede quitar o cambiar por completo esas leyes y generar así una mayor apertura social; las instituciones legislativas de Irán no son compatibles con un proyecto reformista, ya que están en manos de una sección mucho más conservadora”, finaliza el académico.

¿Quién es Masoud Pezeshkian?

En su camino a la presidencia, Pezeshkian, prometió calmar las tensiones en las negociaciones sobre la política nuclear iraní, así como relajar la disciplina con la que se regula el uso del velo; sin embargo, debido a la organización de Irán, él no posee la decisión final en la materia. Como presidente, el político de 69 años podrá influir en las decisiones en materia de seguridad que tomé el Ayatolá, incluso en el nombramiento del sucesor de Khamenei.

Debido a su experiencia como cirujano y médico combatiente durante la guerra contra Irak, Pezeshkian entró a la política en 2001 como parte del gabinete de Mohammad Khatami, otro presidente reformista. En su papel como legislador, desde 2006, el ahora mandatario ha defendido los derechos de las minorías étnicas iraníes y ha sido crítico de la supresión de las libertades por parte del régimen.

Pese a su amplia experiencia legislativa, Pezeshkian no cuenta con trayectoria ejecutiva, aunque ha contendido en dos ocasiones por la presidencia, en 2011 y en 2021, cuando las autoridades electorales retiraron su candidatura. Pese a que su postura no siempre ha estado alineada con las esferas oficiales, ha mostrado fidelidad al Ayatolá y a la Guardia Revolucionaria, de donde incluso es miembro honorario.

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