Tras 16 años de representar a Alemania como canciller, Angela Merkel se está tomando el tiempo para despedirse de las personas con las que coincidió durante su mandato, entre los que destacan líderes religiosos como el papa Francisco.
De ese modo, el pasado jueves 7 de octubre, Merkel se vio por última vez con el pontífice en el Vaticano, antes de ser relevada en un par de meses por Olaf Scholz y su nuevo gobierno.
Según informó la Santa Sede a través de un comunicado, durante el encuentro ambos debatieron cuestiones de interés mutuo en los ámbitos internacional y regional, coincidiendo en la conveniencia de realzar la cooperación para hacer frente a las numerosas crisis actuales, con especial referencia a las consecuencias en la emergencia sanitaria y la migración.
Pero la canciller no sólo se reunió con el pontífice durante su estadía en Roma, sino también con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, con el que, según el Vaticano, “expresó su satisfacción por las buenas relaciones bilaterales existentes y por la fructífera cooperación entre la Santa Sede y Alemania”.
Por otro lado, Merkel visitó el Palacio Chigi, donde mantuvo una conversación con Mario Draghi, primer ministro italiano, con quien, aunque logró concretar una agenda sobre inmigración, medio ambiente y política económica, no llegó a intercambiar tantos momentos oficiales con él debido a que el economista fue nombrado ministro en febrero pasado.
Pero a pesar de la falta de interacción política que hubo entre ambos, el italiano dejó en claro ante la prensa internacional que la canciller fue una gran líder no sólo para su país sino para la Unión Europea desde que llegó al poder.
“Desde 2005, Europa se ha enfrentado a la gran recesión, la crisis del euro, la pandemia del COVID-19, y la canciller ha sabido dirigir a Alemania y a la Unión Europea con calma, determinación y sincero europeísmo”, aseguró.
Con este escenario, además de que la canciller aprovechó su visita a Italia para despedirse de líderes políticos y religiosos, también le dejó un panorama despejado a su próximo relevo, con el fin de continuar las buenas relaciones que ella construyó.
