En el discurso, el gobierno de Estados Unidos está luchando fuertemente para contrarrestar los efectos del cambio climático. En la práctica, no tanto.
El embajador de EU en Chile, Michael Hammer, causó controversia en el país sudamericano al criticar la iniciativa para implementar un impuesto a las emisiones de carbono.
El diplomático comentó públicamente en una junta con legisladores y empresarios chilenos sobre el nuevo plan fiscal –la cual incluye el impuesto verde– que “para poder seguir contribuyendo a la economía y a la sociedad (de Chile), las compañías estadounidenses necesitan estabilidad política y económica, además de reglas claras”.
Y es que entre las corporaciones que se verían más afectadas por la reforma está la estadounidense AES Energy, una de las compañías de electricidad más grandes del mundo, así como otras empresas.
Apenas unos días después, la Casa Blanca emitió un informe alertando sobre las consecuencias del cambio climático y posteriormente el presidente Obama viajó a California para llamar la atención sobre los beneficios de la energía renovable.
Medida revolucionaria
El impuesto, que sería el primero de su tipo en Sudamérica, es parte del esfuerzo de Chile para reducir sus emisiones de gases invernadero e incentivar el uso de energías renovables.