Imagine sin armas
El gobierno del presidente Barack Obama lucha por mayores restricciones en la venta de armas.
Por otro lado, los conservadores norteamericanos, repartidos entre republicanos y miembros de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) hacen lo propio para que los controles sigan tal y como están actualmente.
Pero lejos del Congreso de Estados Unidos y de los legisladores en cuyas manos recae la responsabilidad de cambiar o no la situación al combate a la violencia con fusiles, Yoko Ono ha hecho eco con una simple pero poderosa imagen.
Jorge Mireles
El gobierno del presidente Barack Obama lucha por mayores restricciones en la venta de armas.
Por otro lado, los conservadores norteamericanos, repartidos entre republicanos y miembros de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) hacen lo propio para que los controles sigan tal y como están actualmente.
Pero lejos del Congreso de Estados Unidos y de los legisladores en cuyas manos recae la responsabilidad de cambiar o no la situación al combate a la violencia con fusiles, Yoko Ono ha hecho eco con una simple pero poderosa imagen.
La viuda de John Lennon se salió de su habitual renglón poético y publicó a través de su cuenta de Twitter la fotografía de los lentes manchados de sangre que portó el fallecido integrante de la banda The Beatles el día que fue asesinado, además de la frase: “Más de 1,057,000 personas han sido asesinadas con pistolas en Estados Unidos desde que John Lennon recibió un disparo y murió el 8 de diciembre de 1980”.
Ono escribió también: “31,537 personas son asesinadas en EU cada año. Estamos convirtiendo este hermoso país en una zona de guerra”.
La artista de origen japonés ha aumentado su activismo contra las armas desde el pasado tiroteo en la escuela primeria Sandy Hook, en Newtown, Connecticut.
Y mientras políticos detractores de las armas y la NRA entran en la interminable espiral de discutir qué rifles deben de ser considerados “de asalto” y cuántas rondas de balas debe ser el límite para un cargador, dos sucesos violentos relacionados con los fusiles ponen en entredicho las soluciones triviales al problema.
Colorado y Connecticut, sinónimo de masacres
La sombra de la tragedia ha perseguido por varios años a los estados de Colorado y Connecticut.
En 1999 se suscitó la masacre en la Escuela Secundaria de Columbine, donde dos adolescentes, Eric Harris y Dylan Klebold, dispararon en múltiples ocasiones contra estudiantes y maestros para después suicidarse.
En aquel fatídico incidente murieron un total de 15 personas y fue un parte aguas en el tema de las armas en la última década.
El hecho fue tema de inspiración del documental “Bowling for Columbine” del director Michael Moore, en el que expuso la facilidad con la que cualquier persona, casi sin importa el perfil psicológico, puede adquirir armas en las diferentes armerías distribuidas a lo largo del territorio norteamericano.
Apenas el año pasado, otros dos tiroteos ocurrieron en diferentes locaciones.
Primero fue en un cine de Aurora, donde James Holmes acribilló con rifles de asalto a la multitud presente en la sala, matando a 12 personas e hiriendo a otras 58.
El más reciente, el ya mencionado suceso en Newtown, Connecticut, en el que Adam Lanza comenzó una vorágine de violencia iniciando con su madre para después dirigirse a la primaria en la que asesinó a 20 niños y seis adultos.
El saldo final fue de 28 personas muertas, incluido el mismo Lanza.
Apenas este miércoles el gobernador de Colorado John Hickenlooper firmó tres medidas legislativas para disminuir la violencia en su estado entre las que destacan mayores revisiones al historial de quienes compren armas y limitar la capacidad de balas de cada cartucho a 15.
No obstante, unas horas después, el jefe estatal de las prisiones Tom Clements fue asesinado en su casa situada al sur de Denver.
Las primeras pesquisas indicaron que el homicidio parece no estar ligado a un intento de robo, de acuerdo a la agencia Reuters.
Asesino sin remordimientos
Con 17 años de edad, T.J. Lane esperaba el autobús cuando, sin razón aparente, asesinó a dos estudiantes e hirió a otras tres personas el 27 de febrero de 2012.
El 19 de marzo pasado, Lane fue sentenciado a cadena perpetua sin derecho a fianza, en un juicio donde el acusado se desabotonó la camisa que traía puesta y mostró una camiseta rayada con marcador la palabra ASESINO.
Durante el proceso judicial, Dina Parmertor, madre de una de las víctimas, se dirigió al el homicida y le dijo que era “una patética excusa para un ser humano” y que merecía “una lenta y extremadamente tortuosa muerte”.
En respuesta, T.J. Lane respondió casi sin remordimiento: “La mano que jaló el gatillo y mató a sus hijos se masturba ahora en su memoria. Que se jodan todos ustedes”.