México crece, pero el impulso económico poco ha empujado a los que más lo necesitan.
Los datos revelados este lunes por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) muestran que el combate a la pobreza en el país está estancado.
De acuerdo con el organismo, la pobreza multidimensional en México entre 2004 y 2012 pasó de 43 a 41 por ciento.
Esta medición considera cinco indicadores: vivienda, servicios básicos, educación, empleo y posesión de bienes duraderos.
Aunque todos los países de la región registraron un descenso entre 2005 y 2012, la de México fue una de las bajas menos notorias.
Junto con Honduras y Nicaragua, presentó caídas del 1 por ciento o menos por año.
En contraste, en Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Chile y Venezuela el índice disminuyó 7 por ciento o más.
Según la Comisión, el poco crecimiento del salario mínimo es uno de los motivos por los que México no ha disminuido sus índices de pobreza.
“Con la excepción de la República Bolivariana de Venezuela, la tendencia general de los salarios medios ha sido de crecimiento real, aunque muy modesto en los casos de México y de Nicaragua.
El salario mínimo, por su parte, experimentó un crecimiento real del 2.2 por ciento en la región.
A la par con Venezuela
Los datos más actuales, de 2013, tampoco favorecen la percepción de México con respecto a la desigualdad.
Este año el Producto Interno Bruto (PIB) por habitante de América Latina creció un 1.5 por ciento; sin embargo, los mexicanos observaron un leve decrecimiento del 0.1 por ciento.
Venezuela fue el único otro país que no vio crecer su PIB per cápita.
No obstante, el estancamiento de la pobreza desde 2011 fue generalizado en Latinoamérica y el Caribe, a pesar de que la tasa de crecimiento económico en la región en 2013 (2.5 por ciento) fue superior a la media mundial (2.2 por ciento).
“Los datos de 2013 (…) dan cuenta del estancamiento de la tasa de pobreza por ingresos en la región desde 2011 e indican que la tasa de pobreza y la tasa de indigencia se mantuvieron sin diferencias significativas con respecto a los niveles observados en 2012”, concluye el informe.