Hambruna: la consecuencia de la guerra en Sudán

Sin avances en las negociaciones de paz, la comunidad internacional logró el ingreso de ayuda humanitaria para paliar la crisis más severa del mundo
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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Por la guerra civil en Sudán, donde se enfrentan dos facciones militares, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Estados Unidos, países africanos y árabes, comenzaron el despliegue de ayuda en la región de Darfur, donde expertos advirtieron a mediados de mes que las condiciones alimentarias habían devenido en hambruna en un campo de refugiados.

El pasado 23 de agosto, los primeros 15 camiones con ayuda humanitaria cruzaron a Sudán desde la frontera con Chad. Sorgo, legumbres, arroz y aceite para 13 mil personas comenzaron su viaje rumbo al oeste de Darfur, donde más de seis millones de sudaneses enfrentan inseguridad alimentaria; 131 camiones con suficiente comida para 500 mil personas se encontraban en la frontera cuando se suspendió el cruce por parte de las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF).

Este envío de ayuda es el primero que entra a la región desde abril, cuando las SAF cerraron la frontera con Chad debido a sospechas de que era utilizado por sus rivales, las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), las cuales controlan la mayoría del territorio en Darfur para transportar armas. Las Fuerzas Armadas permitieron el cruce fronterizo por los siguientes tres meses con la condición de presencia de tropas para efectuar revisiones en los almacenes chadianos.

La decisión de las SAF se dio después de días de negociaciones en Ginebra, Suiza, donde la coalición de naciones que patrocinó los diálogos no pudo reunir a los dos bandos. El líder de las Fuerzas Armadas, y de facto del país, Abdel Fattah al-Burnham, desestimó los esfuerzos de paz como un intento de limpiar la imagen del bando contrario y declaró que no bajarán las armas mientras la rebelión continúe. Por su parte, las RSF asistieron a Ginebra pero se negaron a asistir en persona a la reunión.

Pese a no contar con la presencia de ninguno de los dos beligerantes, los mediadores aseguraron que tuvieron comunicación por teléfono con ambos bandos, lo que permitió que la coalición obtuviera garantías por parte de los dos combatientes para permitir la entrada y el reparto de la ayuda humanitaria.

Los problemas en la entrega de la ayuda humanitaria

Aunque cada bando ha acusado al otro de obstaculizar el ingreso de ayuda, asaltar envíos y atacar civiles, tanto las SAF como las RSF se manifestaron a favor del apoyo humanitario.

Los mediadores transportarán los suministros por dos rutas: El corredor que colinda con Chad será utilizado para el reparto de alimentos en la región occidental de Darfur y por Puerto Sudán, en el Mar Rojo, donde repartirán los víveres por el camino que conecta con la capital, Jartum. La coalición exhortó a los combatientes a acceder a que las rutas permanezcan abiertas y apuntó que “la comida y el hambre no pueden ser utilizadas como un arma de guerra”.

Tras más de un año de conflicto, la situación en Sudán se ha convertido en la más severa crisis humanitaria que enfrenta el mundo. Organizaciones internacionales estiman que al menos 25 millones de personas, la mitad de la población, se encuentran en necesidad de ayuda humanitaria.

El conflicto ha generado el desplazamiento forzado de 10.7 millones de personas, más de dos millones de ellas han decidido huir del país, por lo que los campos de refugiados  se han extendido en las regiones en conflicto.

En Zamzam, un campo de más de 500 mil refugiados al norte de Darfur, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial identificó los criterios técnicos para decretar hambruna y advirtió que condiciones similares se presentan en otras 14 áreas del país.

¿Es suficiente la ayuda humanitaria en Sudán?

Con solo el 21 por ciento de los fondos necesarios para cubrir su programa de ayuda, el coordinador de operaciones de la Organización Internacional para las Migraciones, Mohammed Refaat, exhortó a los líderes mundiales a aumentar la financiación de este programa, pues advirtió que “sin una respuesta global inmediata, masiva y coordinada se corre el riesgo de atestiguar decenas de miles de muertes prevenibles”.

En opinión del doctor Rubén Peña Carmona, Jefe de Relaciones Internacionales de la Universidad La Salle México y miembro del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África, la apertura de los dos corredores humanitarios no es suficiente para la situación en la que se encuentra la población sudanesa; pese a ello, enfatiza que la comunidad internacional necesita hacer más.

“La comunidad internacional puede seguir presionando a las facciones para que se acepte la ayuda humanitaria, porque en Sudán ya se tiene la experiencia cuando en una situación de conflicto se utiliza la hambruna para mermar al contrario. En este conflicto se aislaron las regiones donde las Fuerzas de Apoyo Rápido ya tenían control. Se puede presionar de manera política y económica a que, al menos, respeten los corredores humanitarios, de igual forma Naciones Unidas y la Unión Africana pueden proteger las zonas para que los trabajadores humanitarios hagan su trabajo”, apunta el especialista.

El doctor Peña Carmona señala que si bien el acuerdo entre los combatientes para respetar la ayuda humanitaria es necesaria para la población, esto no significa que haya abierto canales de comunicación entre las facciones. El académico sostiene que la ambición personal de los líderes militares los lleva a posiciones tan arraigadas que la negociación de cese al fuego es inviable; con ello, la prolongación del conflicto significa un panorama más complicado para quien resulte ganador.

“Esta es la peor crisis humanitaria del mundo y no se va a resolver con un cese al fuego, hay daños estructurales importantes que van a afectar la economía y el desarrollo futuro de la sociedad en Sudán.

“Uno de los principales sitios con infraestructura de salud era Jartum, pero ha sido destruida y su reconstrucción tomará años y mucha inversión con todo lo que eso conlleva. El sitio de principal producción agrícola, Al Jazirah, es una zona que ha sido atacada y la producción de esos granos se ha visto afectada; lo que llevará a una mayor inseguridad alimentaria y a afectar la exportación de granos y algodón. Todo esto tendrá consecuencias de varios años y a Sudán le va a costar mucho lidiar con los efectos de la guerra”, finaliza el especialista.

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