La comida hace falta en las regiones más violentas del mundo. La principal causa del hambre a nivel mundial son los conflictos armados, de acuerdo con un informe publicado este martes por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Unión Europea (UE) y otros organismos internacionales.
El Global Report on Food Crises de 2019 muestra que más de 113 millones de personas en 53 países sufrieron hambre extrema en 2018 debido a diferentes razones: conflictos armados, catástrofes naturales y crisis económicas.
No obstante, los problemas con tintes bélicos siguen siendo la principal causa de la inseguridad alimentaria en el mundo. Alrededor de 74 millones de personas o los dos tercios de la población total que sufre hambre en el planeta viven en 21 países o territorios afectados por conflictos.
Por ejemplo, Yemen vive una guerra civil desde 2015 y también es el país más afectado por el hambre en el mundo, de acuerdo con el informe anual.
La situación del país alcanzó un punto crítico con 53 por ciento de la población total con necesidad de una ayuda alimentaria urgente y de medios de vida en el periodo de diciembre de 2018 a enero de 2019.
El resto de 20 países con conflictos bélicos se encuentran en situaciones similares. De acuerdo con el informe, el conflicto intensificado y la inseguridad en Afganistán, así como en Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y la República Centroafricana, empeoraron o mantuvieron la inseguridad alimentaria aguda en niveles similares al 2017, lo que demuestra el vínculo persistente y destructivo entre los problemas armados y el hambre.
Después de Yemen, la República Democrática del Congo tuvo el número más alto de personas con inseguridad alimentaria aguda en necesidad urgente de asistencia en la segunda mitad de 2018.
El año pasado fue el momento con más deterioro en el Congo después del conflicto armado en Ituri y Kivu del Sur y la crisis humanitaria en la región de Kasai. Las inundaciones localizadas dañaron las actividades agrícolas, los mercados y la asistencia humanitaria, mientras que un brote continuo de ébola interrumpió aún más los medios de vida.
Los altos niveles de inseguridad alimentaria aguda persistieron en otros países o territorios clave afectados por conflictos como Siria, Chad y Somalia.
En 2018, Siria sufrió sus peores sequías seguidas de fuertes lluvias fuera de temporada que, unidas a los efectos del conflicto, causaron que la producción de trigo alcanzara su mínimo en tres décadas. La FAO estima que 6.5 millones de sirios están en situación de inseguridad alimentaria y necesitan acción urgente.
Los sistemas y mercados de alimentos se ven perturbados, elevando los precios de la comida y, en ocasiones, los enfrentamientos provocan escasez de agua y combustible.
Las minas terrestres, los restos de armas y los dispositivos explosivos improvisados a menudo también destruyen tierras agrícolas, molinos, instalaciones de almacenamiento, maquinaria, entre otros elementos indispensables para la agricultura.
Los conflictos también impiden que las empresas operen y debilitan la economía nacional, lo que reduce las oportunidades de empleo y aumenta los niveles de pobreza.
Además, los enfrentamientos violentos destruyen los sistemas de distribución pública y de salud, lo que hace que las personas dependan del apoyo humanitario; sin embargo, la inseguridad y los caminos inservibles pueden impedir que los convoyes de apoyo los alcancen.
Los conflictos tienen un impacto particular en las mujeres y los niños, incluso como refugiados y desplazados internos, y en las personas con vulnerabilidades, incluidas tienen discapacidades y son mayores.
Hambre como un arma de guerra
El reporte también analiza las violaciones al derecho internacional humanitario, un conjunto de normas que protege a las personas que no participan de forma directa en los combates de los conflictos bélicos.
Las violaciones a este apartado del derecho internacional incluyen los civiles muertos de hambre como un arma de guerra. Los actores de algunos conflictos niegan la ayuda humanitaria y privan de los medios para producir alimentos a las personas que no participan en los enfrentamientos.
Además, en muchos países afectados por problemas armados hay áreas que las agencias humanitarias de la ONU no pueden alcanzar con ayuda, de acuerdo con el informe. O se enfrentan a retrasos prolongados con restricciones de personal, falta de suministros de ayuda o garantías de seguridad insuficientes.
Como resultado, la entrega de apoyo para los civiles necesitados es inadecuada o inconsistente durante ciertos periodos. El reporte también muestra que cada vez más personas deciden dejar de ayudar a las zonas de conflicto por situaciones de violencia.
De acuerdo con la base de datos laboral de Naciones Unidas, hubo 310 actos deliberados de violencia que afectaron principalmente a trabajadores de asistencia nacional, como asesinatos, secuestros y ataques.
En Yemen, el conflicto, los ataques a instalaciones médicas y la falta de pago de salarios al personal médico han llevado al cierre de más de la mitad de las instalaciones médicas del país, dejando a la mayoría de los 500 mil niños que padecen desnutrición aguda sin recibir apoyo nutricional y otros tratamientos.
En la República Democrática del Congo, el conflicto armado está inhibiendo la respuesta al segundo brote más grande de ébola en la historia en Kivu del Norte. Esto se debe a los ataques contra trabajadores de la salud por parte de actores de grupos armados no estatales.
Ante esta situación de hambre en el mundo y su relación con los conflictos armados, David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), dijo en la presentación del informe que para erradicar el hambre se tiene que atacar sus causas profundas: los conflictos, la inestabilidad y los efectos de las crisis climáticas.
“Los programas que hacen que una comunidad sea resiliente y más estable también reducirán el número de personas hambrientas. Y algo que necesitamos hagan también los dirigentes mundiales: estar a la altura de las circunstancias y ayudar a resolver estos conflictos ahora mismo”, concluye el director.