Gustavo Petro hizo historia el domingo al convertirse en el primer presidente de izquierda en Colombia, un país tradicionalmente gobernado por conservadores y moderados, y de inmediato prometió tender la mano a la oposición y llevar adelante una lucha contra el cambio climático que incluya un diálogo con Estados Unidos sobre las altas emisiones de gases efecto invernadero.
En su primer mensaje como presidente electo, el exrebelde y actual senador buscó alejar los temores sobre su futura administración al asegurar que “vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia, no porque lo adoremos sino porque tenemos primero que superar la pre-modernidad en Colombia, el feudalismo en Colombia, los nuevos esclavismos”.
El hombre que durante la campaña prometió ambiciosas reformas en materia de pensiones, impuestos, salud y agricultura, dijo que “sólo sobre la base de crecer económicamente, de producir, es que podremos también redistribuir”.
En el conteo preliminar de la Registraduría y con más del 99% de las urnas contabilizadas, el izquierdista obtuvo 50,48%, mientras que su contendiente, el magnate Rodolfo Hernández registró 47,26%. El resultado oficial de la elección se declarará luego del escrutinio legal que suele conocerse unos días después, aunque históricamente en Colombia los resultados preliminares han coincidido con los finales. Además, tanto el presidente Iván Duque como su contendiente reconocieron los resultados.
“Los 10 millones y pico de electores de Rodolfo Hernández son bienvenidos en este gobierno. No vamos a utilizar el poder en función de destruir al oponente”, dijo Petro, quien aseguró que durante su mandato la oposición será siempre bienvenida “para dialogar sobre los problemas de Colombia”.
Petro llamó a un gran acuerdo nacional que incluya “no simplemente a quienes han levantado armas sino a esa mayoría silenciosa de campesinos, de indígenas, de mujeres, de jóvenes”.
En el ámbito international, llamó a una mayor integración de América Latina e invitó a los mandatarios “progresistas” a repensar “un futuro sustentado en los altos precios del petróleo, del carbón y del gas, porque es insostenible”.
El presidente Iván Duque felicitó en su cuenta de Twitter a Petro, mientras Hernández reconoció su derrota en un mensaje en sus redes sociales. Varios líderes latinoamericanos, entre ellos los mandatarios de Venezuela, Nicolás Maduro; de Argentina, Alberto Fernández, y de México, Andrés Manuel López Obrador, entre otros, también reconocieron el triunfo del senador colombiano.
La de Petro es la más reciente victoria política de la izquierda en América Latina alimentada por el deseo de cambio de los votantes. Chile, Perú y Honduras eligieron presidentes de izquierda en 2021 y en Brasil el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva lidera las encuestas para las elecciones presidenciales de este año.
Los colombianos han dado un giro drástico al elegir a un candidato de oposición al gobierno del conservador Duque, quien entregará el poder el 7 de agosto y ha enfrentado bajos niveles de popularidad luego de atravesar la pandemia y sortear en 2021 multitudinarias protestas contra una reforma fiscal que luego derivaron en reclamos por la desigualdad, la violencia policial y el desempleo.
El exmandatario de centroderecha Álvaro Uribe (2002-2010), quien ha sido un duro crítico de Petro y una figura central de la política colombiana en los últimos años, sostuvo en Twitter que “para defender la democracia es menester acatarla” y agregó que “Gustavo Petro es el Presidente. Que nos guíe un sentimiento: Primero Colombia”.
Petro, de 62 años, ha prometido gobernar para las minorías y los pobres, que en Colombia alcanzan el 39% de la población, según cifras oficiales de 2021. Con un discurso populista y en contra de las élites, se propone aumentar los impuestos a los más adinerados y garantizar la educación pública gratuita desde la infancia hasta la universidad, el empleo con un salario básico y aumento de los subsidios.
“Que el viejo y la vieja puedan tener una pensión, que el joven y la joven puedan tener una universidad, que el niño y la niña pueden tener la leche y el pan y la carne no sea un objeto de lujo”, dijo en su primer discurso como presidente electo.
En su juventud Petro militó en la extinta guerrilla M-19 y entregó las armas en 1991 cuando el movimiento insurgente firmó un acuerdo de paz con el Estado. Sus detractores temen que, con la llegada de la izquierda, Colombia “se convierta en otra Venezuela”, su vecino inmerso en una crisis política y social que ha causado la migración de 2,2 millones de venezolanos hacia Colombia.
Durante la campaña Petro se dedicó a contradecirlos y prometió -incluso firmando bajo juramento- que no expropiará bienes, respetará la propiedad privada, las creencias religiosas y las pensiones.
En sus primeros 100 días Petro pretende enfocar sus esfuerzos en un plan de emergencia contra el hambre, impulsar un ingreso vital de medio salario mínimo (128 dólares) para las madres cabezas de hogar, suspender las pruebas de fracking -una técnica utilizada para sacar gas y petróleo de rocas profundas- y condonar los créditos de 10 mil jóvenes en el Icetex, la entidad estatal que financia la educación superior.
Petro, quien ha sido senador y alcalde de Bogotá, también buscará impulsar una rápida transición energética, porque considera que Colombia debe pasar de una “economía depredadora” a una para “la vida”. Durante la campaña aseguró que no emitiría nuevas licencias de explotación petrolera, lo que golpearía una industria que representa casi el 4% del Producto Interno Bruto.
Francisco Lloreda, presidente ejecutivo de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), explicó a The Associated Press que el sector es “muy importante en la generación de recursos para la nación” ya que “aporta alrededor del 18% de los ingresos fiscales”.
El nuevo presidente electo está dispuesto a reanudar las relaciones diplomáticas con Venezuela, rotas desde 2019 por Duque y Maduro. También haría cambios en las relaciones con Estados Unidos buscando una renegociación del tratado de libre comercio que firmaron ambas naciones hace una década y nuevas salidas en la lucha contra el narcotráfico. Petro está en contra de las fumigaciones aéreas con glifosato para disminuir los cultivos de coca, aunque el uso de este herbicida está prohibido en el país.
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Silvia Otero Bahamón, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario, dijo que “Petro se relaciona con los pobres, las minorías étnicas y culturales de las regiones más periféricas de la nación, que por fin son tenidas en cuenta e invitadas a participar en la democracia”.
Sin embargo, Petro tendrá dificultades para cumplir sus promesas ya que no tiene mayoría en el Congreso, lo cual es clave para llevar a cabo las reformas prometidas.
En las recientes elecciones legislativas el movimiento político de Petro obtuvo 20 escaños en el Senado, una mayoría relativa, pero aún tendría que hacer concesiones en las negociaciones con otros partidos.