Guerra EU-Francia por las mascarillas

Estados Unidos y Francia lideran una pelea por cubrebocas que causa desacuerdos comerciales entre los países que buscan abastecer su demanda nacional, mientras se debate si el uso de estos dispositivos ayuda o no a mitigar la propagación del coronavirus
Mara Echeverría Mara Echeverría Publicado el
Comparte esta nota

La pandemia por los contagios de coronavirus trasciende más allá de la salud y los lazos comerciales entre los países no son la excepción. Esta vez los enfrentamientos entre Estados Unidos y Francia con otros países en Europa llegaron a uno de los más requeridos insumos médicos: las mascarillas.

Los tapabocas, como también se nombra a este dispositivo, son uno de los insumos de primera necesidad para el uso de personal de la salud, quienes están en la primera línea para enfrentar la pandemia. Pero también han ganado popularidad entre la población que busca evitar los contagios de Covid-19.

La mayor parte de los cubrebocas se producen en China y Taiwán, pero tras el brote de coronavirus, las fábricas en donde se maquilan estos dispositivos para la protección de la salud tuvieron que parar a fin de evitar más contagios en la región asiática.

La suspensión en la producción se dio en medio de los llamados de los gobiernos en todo el mundo a la población para utilizar estas mascarillas en caso de salgan de sus casas, como ocurre en China, mientras en otros países, como Colombia, portarlos es obligatorio para acceder a los sistemas de transporte público.

Para enfrentar la escasez, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, a inicios de marzo bloqueó la exportación de estos equipos de protección personal, por lo que la empresa 3M tuvo que detener sus envíos a Canadá y América Latina para dar prioridad al mercado local.

Ante las quejas de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, y de los líderes dela empresa multinacional, el mandatario estadounidense revertió la orden, en medio de acusaciones de líderes de otros países, entre ellos Alemania, de decomisar cargamentos del insumo a los fabricantes chinos que, paulatinamente, retoman su producción.

En tanto, Valérie Pécresse, presidenta de Ile-de-France, la región de París más afectada por el coronavirus, acusó al gobierno del país norteamericano de pagar por adelantado y al triple del precio de mercado un cargamento de cubrebocas que debía llegar a la zona que ella representa.

Italia, por su parte, manifestó su repudio ante la decisión de Estados Unidos de impedir el paso de aviones de carga con insumos médicos que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, por sus siglas en inglés) envió a Roma.

A la par de la polémica que enfrentó el empresario neoyorquino, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, decretó la expropiación temporal de los dispositivos médicos que son necesarios para enfrentar la pandemia.

“Estamos en guerra y en la guerra, como se sabe, todo vale”, declaró Macron mientras firmaba el decreto para permitir las incautaciones, que dieron paso a las disputas con países de la región europea.

El gobierno de Macron confiscó un lote que contenía 4 millones de mascarillas que pertenecían a la empresa sueca Mölnycke, de las cuales, únicamente el 25 por ciento eran para el mercado francés, mientras el resto tenían a España e Italia como destino final.

Autoridades de Suecia intentaron recuperar el cargamento de la empresa de su país. El enfrentamiento escaló tanto que se convirtió en una disputa diplomática que llegó ante las autoridades de la Unión Europea. Entonces, Macron libero 2 millones de cubrebocas.

Pero este no fue el último decomiso de las autoridades francesas. El 17 de marzo, confiscaron un cargamento de 110 mil cubrebocas que se enviaron a Italia desde la República Checa. El gobierno italiano no se quedó de manos cruzadas y manifestó su descontento ante las acciones de Emmanuel Macron.

El debate de la eficacia de las mascarillas

A la par de la pelea de los países por conseguir los equipos de protección, se desarrolla un debate sobre la eficacia del uso de los cubrebocas para detener la pandemia.

Marisol Leñero Jiménez, médico operativo de salud en el trabajo en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explica que este dispositivo forma parte esencial en el equipo de protección personal necesario para evitar que quienes trabajan en clínicas y hospitales tengan contacto directo con “ambientes riesgosos”.

En el caso del virus que genera el Covid-19, explica la también académica en la Facultad de Medicina de la UNAM, la prioridad de seguridad para los trabajadores de la salud se orienta a las vías respiratorias, por ello la importancia de las mascarillas.

“Los cubrebocas evitan la trasmisión de agentes infecciosos y el contacto con salpicaduras de fluidos que pudieran estar potencialmente infectados con este virus. Evitan la diseminación en boca, nariz y garganta”, explica la especialista.

Cabe recordar que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la enfermedad puede propagarse de persona a persona a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona infectada tose o exhala.

Por tanto, el uso obligatorio de las mascarillas se extiende para personas portadoras del virus del Covid-19 y es recomendado para quienes padecen enfermedades de las vías respiratorias, como asma, o para quienes estornudan y tosen con frecuencia, dice la OMS.

La especialista explica que, si bien los cubrebocas de materiales como neopreno, estambres o telas pueden ser una barrera para el virus, no existe evidencia científica de que funcionen para evitar el Covid-19 y recomendó a quienes los utilizan lavarlos todos los días con agua y jabón.

“Sea cual sea el cubrebocas que se utilice, va reducir la exposición al riesgo pero no lo elimina. Se crea la falsa sensación de que elimina el riesgo, pero lo que hace es una barrera para disminuirlo, pero no para evitarlo”, declara la académica.

También puedes leer: N95, el producto que todo el mundo quiere

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil