El presidente Donald Trump quiere comprar el territorio de Groenlandia a Dinamarca, pero tiene muchos obstáculos: la primera ministra del país no desea vender, la región posee un gobierno autónomo y los ciudadanos deben aceptar el cambio de soberanía.
El domingo pasado, Trump dijo a periodistas que había discutido la idea de comprar la isla de hielo por los beneficios estratégicos de tener territorio allí y porque considera que es una carga para las finanzas públicas danesas.
“En esencia, será un acuerdo de bienes raíces… Se pueden hacer muchas cosas. Está afectando gravemente a Dinamarca porque pierden casi 700 millones de dólares al año por eso”, argumentó el presidente.
De acuerdo con la Ley de Autonomía actualizada en 2008, el gobierno groenlandés está a cargo de casi todos los asuntos de la isla excepto las políticas de justicia, relaciones exteriores y de defensa que competen a la jurisdicción danesa.
Además, la constitución danesa establece que “el estatus de Groenlandia no puede ser cambiado sin la aprobación del pueblo groenlandés”.
Por lo tanto, Dinamarca debe consultar al gobierno y a los ciudadanos groenlandeses para poder vender el territorio autónomo.
Además, las autoridades de Dinamarca no quieren hacer la transacción. La primera ministra danesa Mette Frederiksen confirmó que Groenlandia no se puede comprar.
“Groenlandia no está en venta. Groenlandia no es danesa, es groenlandesa. Espero de verdad que no sea nada que se haya dicho en serio. Kim Kielsen (el primer ministro groenlandés) se lo dejó bien claro”, dijo la primera ministra durante su visita en la isla atlántica.
En el mismo sentido, el primer ministro de Groenlandia Kim Kielsen comentó el martes pasado que la idea de Trump de intentar comprar la región autónoma “no es algo de lo que bromear”.
Ante las negativas de los dos gobiernos, el presidente de Estados Unidos canceló de improvisto el miércoles pasado una visita a Dinamarca con la excusa de que no le quieren vender ese territorio.
Las razones por las que Trump quiere Groenlandia
El presidente quiere hacer de la isla el estado 51 del país norteamericano por los beneficios estratégicos de tener territorio en esa zona del mundo y porque considera que es una carga para Dinamarca.
Especialistas desarrollan estas razones y agregan otros posibles motivos: los recursos naturales de la isla, las oportunidades que ofrece ante el cambio climático, su situación geográfica y el hecho de usar la compra como cortina para dejar atrás los tiroteos masivos.
La primera posible razón es que Groenlandia tiene yacimientos casi sin explorar de diferentes recursos naturales que pueden interesar a Trump.
Groenlandia tiene una superficie de dos millones de kilómetros cuadrados (casi cuatro veces el territorio de Francia) y está recubierta en su 90 por ciento de hielo.
El deshielo que se produce con rapidez por el cambio climático provoca que el acceso a los recursos naturales sea más sencillo.
El subsuelo groenlandés contiene minerales preciosos como oro, rubíes, uranio y olivino, así como reservas petroleras y de gas. Se estima que en el Ártico, región en la que se encuentra Groenlandia, está 13 por ciento de las reservas petroleras por descubrir.
Para aprovechar este recurso, las autoridades groenlandesas presentaron un proyecto en junio pasado para convertirse en una nación petrolera. Los 10 puntos de la iniciativa plantean una estrategia de cinco años para comenzar la búsqueda del crudo.
Además, el parlamento groenlandés eliminó en 2013 la ley que prohibía las actividades de minería relacionadas con materiales radioactivos como el uranio.
Trump también quiere Groenlandia por razones comerciales y geopolíticas. Con el deshielo, la isla se convierte en una nueva ruta marítima y un punto estratégico para las fuerzas militares.
“La posibilidad de que haya una ruta comercial nueva por el derretimiento es interesante para Trump porque representa una conexión entre Europa y Asia. Todo lo que pueda representar a Estados Unidos un avance sobre China será capitalizado”, explica la doctora en relaciones internacionales.
En este sentido, China también explora nuevos canales para su comercio como el Canal de Panamá.
“China ya tiene un acuerdo importante para el uso de unas rutas del Canal de Panamá y Estados Unidos está buscando la forma de contrarrestar ese tipo de movimientos económicos”, comenta la internacionalista.
Por otra parte, el gobierno estadounidense ya tiene presencia en Groenlandia. Las autoridades de Dinamarca y las de Estados Unidos firmaron un tratado de defensa en 1951 que permitió a la nación norteamericana construir una base aérea en Thule, en la costa noroeste de la isla.
La base opera en la actualidad y es la única instalación existente al norte del círculo polar ártico, lo cual la convierte en un punto clave en caso de que estallara un conflicto en el Ártico. Adquirir Groenlandia implica para Estados Unidos una expansión de esta zona militar y una ventaja ante otras potencias.
Para cambiar de discusión
También existe otra razón detrás de querer comprar la isla de hielo: es posible que Trump solo quisiera desviar el debate público en Estados Unidos porque no lograba controlar la indignación ante los tiroteos masivos.
“Es una cuestión política y mediática. Los medios nacionales e internacionales estuvieron centrados en los tiroteos durante las últimas semanas. La posible compra de Groenlandia logró apagar el tema y que cayera en la espiral del silencio”, comenta el analista Galicia.
El analista político opina que los recursos y la posición estratégica como razones para que Trump quiera comprar la isla son argumentos forzados que alimentan la retórica del presidente y ocultan los temas que debe resolver con urgencia como una nueva legislación sobre las armas.