Gran Bretaña expulsó este miércoles a 23 diplomáticos rusos tras el ataque con un agente neurotóxico a un exespía ruso. Esta es la mayor medida de su tipo desde la Guerra Fría y se da luego de que Theresa May, la Primera Ministra de ese país, pusiera un plazo de 14 horas para que se aclararan los hechos.
El gobierno de Gran Bretaña también solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para informar sobre la investigación del ataque al ex espía ruso Serguei Skripal y su hija Yulia.
En un discurso ante la Cámara de los Comunes, la primera ministra Theresa May dijo que Rusia ha respondido con “desdén” al pedido británico de explicaciones sobre el hecho. Dijo que las acciones rusas “representan un empleo ilegal de la fuerza” y que el estado ruso es culpable de intento de homicidio.
May afirmó que los diplomáticos tienen plazo de una semana para salir del territorio británico.
La jefa de gobierno anunció una serie de medidas económicas y diplomáticas, incluida la cancelación de todos los contactos bilaterales de alto nivel y así como la petición a la familia real de no asistir a la Copa del Mundo de fútbol en Rusia.
Desde el ataque del 4 de marzo, Skripal y su hija siguen ingresados en estado crítico en un hospital de Salisbury, en el suroeste de Inglaterra, sin embargo, el gobierno de Rusia ha negado toda participación en el hecho.
