Este martes, el último presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Mijaíl Serguéievich Gorbachov, falleció a sus 91 años como el primer y último líder soviético, lo cual fue confirmado por el Hospital Clínico Central de Moscú.
De acuerdo con los primeros reportes, Gorbachov falleció luego de una enfermedad grave y prolongada después de ser considerado como el padre de la perestroika y recibir el premio Nobel de la Paz en 1990.
Cabe recordar que fue en 1985 cuando Gorbachov asumió el poder al frente de la URSS ya que fue designado como secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética.
CORREGIDO-Mijaíl #Gorbachov, el líder que puso fin a la Guerra Fría sin derramamiento de sangre pero que no pudo evitar el colapso de la Unión Soviética, murió a los 91 años, informaron agencias de noticias rusas citando a funcionarios de hospital (Corrige edad de tuit anterior) pic.twitter.com/PjDI26TUN3
— Reuters Latam (@ReutersLatam) August 30, 2022
En ese entonces, el lider soviético emprendió dos enormes reformas, la ‘glástnost’ (transparencia, en ruso) y la ‘perestroika’ (reestructuración) dirigidas a acabar con la opacidad del régimen soviético y abrir la economía al mercado, respectivamente. Por su labor recibió el premio Nobel de la Paz en 1990.
Asimismo, su autoridad quedó irremediablemente socavada por un intento golpista en su contra en agosto de 1991, y pasó sus últimos meses en el cargo viendo como una república tras otra declaraban su independencia, hasta que finalmente renunció el 25 de diciembre de 1991. Un día después, la Unión Soviética inició su viaje hacia el olvido.
Muchos de los cambios, incluyendo el desmantelamiento soviético, no se parecieron en nada a la transformación que Gorbachov había concebido cuando tomó las riendas del país en marzo de 1985.
Hacia el final de su gobierno, carecía de poder para ponerle fin al torbellino que había propiciado. De cualquier forma, Gorbachov pudo haber tenido el mayor impacto en la segunda mitad del siglo XX en comparación con cualquier otra figura política.
“Me veo como un hombre que inició las reformas que eran necesarias para el país, y para Europa y para el mundo”, dijo Gorbachov en una entrevista en 1992, poco después de dejar su cargo.
“A menudo me preguntan: ‘¿lo habría hecho de nuevo si tuviera la oportunidad?’ De hecho, sí. Y con más persistencia y determinación”, respondió.
Gorbachov ganó el Nobel de la Paz en 1990 por su papel en el fin de la Guerra Fría, y pasó los siguientes años recogiendo premios y reconocimientos en distintas partes del mundo. Pero era detestado en su país.
Finalmente, los rusos lo culparon del desmoronamiento de la Unión Soviética, que alguna vez fue una temida superpotencia cuyo territorio se fracturó en 15 naciones. Sus antiguos aliados se distanciaron y lo convirtieron en el chivo expiatorio de los problemas de su país.
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