El gobierno estadunidense, liderado por el presidente Donald Trump, analiza considerar al fentanilo, un fuerte opioide sintético similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente, como un arma de destrucción masiva (WMD, por sus siglas en inglés), debido a su potencial para ser usado en atentados.
El análisis se encuentra en manos de los departamentos de Seguridad Interior y de Defensa, y el objetivo de esa declaratoria es para contar con una herramienta que termine la fácil disponibilidad de la sustancia.
La alta toxicidad y creciente disponibilidad del fentanilo son atractivos para quienes buscan materiales para un ataque con armas químicas, señaló el asistente del secretario de Seguridad Interior para contención de armas de destrucción masiva, James F. McDonnell.
La advertencia figura en un memorándum en cuya redacción participó el funcionario, y obtenido por la publicación de noticias militares Task & Purpose, cuya autenticidad fue confirmada por la cadena CNN.
El fentanilo es recetado bajo estricta prescripción médica para casos de dolores intensos, como los postoperatorios, de acuerdo con el estadunidense Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, los opioides sintéticos en general y el fentanilo en particular, son a la fecha las drogas más asociadas a las muertes por sobredosis, agregó.
En 2017 esta sustancia, que es adictiva, fue parte del 59.8 por ciento de las muertes relacionadas por opioides en Estados Unidos, luego de que siete años antes ese porcentaje había sido de 14.3 por ciento.
Finalmente, derivados del fentanilo fueron usados para la liberación por fuerzas especiales rusas de los rehenes tomados por un comando checheno en un teatro de Moscú en octubre de 2002. Rusia reconoció haber usados esos derivados al rechazar que hubiera empleado sustancias prohibidas por convenciones internacionales.