El primer ministro albanés, Edi Rama, acordó con su contraparte italiana un trato para proveer seguridad a los centros de procesamiento italianos. Foto: Especial

Giorgia Meloni y su plan antiinmigración para Italia

La primera ministra italiana abrió dos centro de procesamiento de asilo en Albania, lo que generó críticas 

Para Europa la migración no regulada proveniente de África y Medio Oriente es una de sus mayores preocupaciones, por lo que algunos países han buscado solucionar la creciente oleada de refugiados a través de distintas medidas de cooperación con las naciones emisoras. Italia tomó un enfoque diferente que pone fin al sueño europeo.

Después de ser rescatados en el Meditarreneo y procesados en la isla de Lampedusa, 16 migrantes procedentes de Egipto y Bangladesh arribaron a Albania abordo de un navío de la Armada italiana para esperar su solicitud de asilo en un centro de procesamiento para refugiados; la nueva propuesta de la primera ministra Giorgia Meloni que plantea albergar a quienes intentan llegar a sus costas en el país balcánico.

Las costas italianas se encuentran en el epicentro de la crisis migratoria que enfrenta Europa. Decenas de miles de personas navegan sin seguridad alguna por rutas de contrabando para alcanzar llegar al sur del país en busca de una mejor vida en ese continente.

Si bien en los primeros 10 meses de 2024 el número de migrantes que llegó a territorio italiano ha bajado un 60 por ciento en comparación al mismo periodo del año pasado, desde 2021 la tendencia de migración ha ido a la alza.

¿Cuáles son los detalles de la propuesta migratoria de Meloni?

En respuesta a la constante llegada de migrantes, Meloni acordó con su contraparte albanesa, Edi Rama, la construcción de dos centros de procesamiento desde los cuales hombres adultos rescatados en altamar podrán solicitar asilo en Italia. Por su parte, mujeres, niños y personas en situación de vulnerabilidad serán resguardadas en Italia mientras su solicitud es procesada y el gobierno insiste que no se separarán familias. En caso de que su petición sea aceptada, el gobierno italiano los transportará a su territorio; de lo contrario, serán deportados por Albania a su país de origen.

Como parte de lo acordado entre Meloni y Rama, las instalaciones tienen 28 días para procesar un máximo de tres mil solicitantes al mes para un total de 36 migrantes al año, en un proceso dual en el que el primer centro, en el puerto de Shengjin, comenzará con el proceso de asilo y la segunda instalación servirá como albergue. Con un costo de 670 millones de euros por los cinco años del trato, los centros de procesamiento contarán con personal italiano y estarán bajo su jurisdicción, mientras que Albania proveerá la seguridad exterior.

Mientras la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Layen, felicitó a Meloni por el acuerdo alcanzado con Albania y países del bloque, como Alemania y Polonia, que endurecen sus posturas migratorias, activistas han señalado la solución de la primera ministra como una medida de restricción al derecho de asilo y actuar en contra de los ideales de la Unión Europea.

Sea Watch, una organización civil que realiza operaciones de rescate en el Mediterraneo, criticó el enfoque que la mandataria italiana por considerar que el costo al erario “es excesivo” para los pocos migrantes que contempla la propuesta. Según la organización, ese dinero podría ser usado para acoger a los refugiados; un punto de vista es compartido por protestantes albaneses que protestaron la opción carcelaria de Meloni y criticaron la falta de valores democráticos de lo que perciben como una violación a los derechos de los migrantes.

Meloni respondió a los señalamientos en su contra haciendo énfasis en que su gobierno tiene un mandato impuesto por la ciudadanía para resolver una crisis migratoria que afecta al continente y para proteger las fronteras con respeto a los derechos humanos a través de acuerdos internacionales.

La mandataria de derecha llegó al gobierno con una plataforma conservadora: considerada por sus críticos como radical, tras dos años en el poder ostenta un 44 por ciento de aprobación entre sus gobernados; uno de los más altos en Europa.

Los efectos de la migración en Europa

Múltiples estudios concluyen que los efectos de la migración en países europeos contribuyen a las arcas de las naciones que los reciben a un costo relativamente bajo para las finanzas públicas. El Centro de Competencia en Previsión de la Comisión Europea señala que a mediano y largo plazo los beneficios fiscales y económicos de los acelerados procesos de migración pueden representar un crecimiento del 1.4 por ciento sobre la base de expansión estimada del PIB, por lo que el costo de políticas de integración pueden llegar a pagarse solas en menos de 19 años.

Pese a ello, los gastos a corto plazo pueden ser una batalla política dura considerando que el crecimiento económico de la Eurozona para 2024 se prevé de tan solo 0.7 por ciento.

Como uno de los países con más flujo migratorio irregular, Italia enfrenta un balance complicado entre los posibles beneficios y los costos tangibles en una economía que no se ha desempeñado de la manera en que sus ciudadanos esperarían.

La profesora Norma Soto Castañeda, internacionalista y docente en el posgrado de Negocios Internacionales de la Universidad La Salle, comenta que para los países europeos un balance es muy complicado pues hay que considerar más aspectos que los económicos.

“Es complicado hacer un balance, si bien es cierto que Europa ha tenido mayor flujo de personas hacia su territorio, y eso ha generado complicaciones, no se puede generalizar a todos los países europeos porque las restricciones son diferentes. Por ejemplo, es más fácil entrar a Francia que a Italia (…) Se busca que los inmigrantes se vinculen en actividades económicas necesarias, pues es difícil atraer a los europeos; sin embargo, también el origen ético y religioso puede causar problemas y se ve en Francia, donde a diferencia de Italia que son más estrictos en el recibimiento de las personas, ingresan un mayor número de migrantes de origen musulman a su territorio”, anota la profesora.

La académica señala que Italia ha buscado distribuir a la población migrante de forma que estas ayuden a su sector interno. Para ello, se necesita un plan de integración a futuro que plantee una economía que integre a los talentos nacionales y migrantes que llegan a sus costas.

“Los grupos políticos que definen las agendas políticas son muy cambiantes y hace falta un plan de acción completo que considere a la población italiana nativa para que no se sientan excluidos de las medidas económicas y piensen que su gobierno favorece a los migrantes por encima de ellos, y que a su vez integre de manera directa e indirecta a las personas que han llegado a territorio italiano mediante una clasificación que permita adecuarlas a las áreas necesarias; cabe mencionar que los migrantes dan su mayor esfuerzo para obtener mayores beneficios y ser aceptados por la sociedad”, finaliza la especialista.

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