La lección de Francia

La jornada electoral del pasado domingo en Francia ha dejado varias lecciones, una de las más importantes fue que los franceses, en su mayoría, le dieron la espalda al populismo xenófobo que representa la ‘Trump’ francesa, la candidata de Frente Nacional Marine Le Pen.

A pesar de haber logrado sobrevivir para enfrentar a Emmanuel Macron en la segunda vuelta, la candidata de extrema derecha queda por debajo de lo esperado, sobre todo tomando en cuenta que durante meses, Le Pen fue la rival a vencer.

Carlos Salazar Carlos Salazar Publicado el
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Ahora la apuesta de Marine Le Pen será fortalecer su base de electores y atraer a los indecisos. Para ello fortalecerá su discurso llamando al patriotismo con la defensa de su proyecto eurófobo y nacionalista, y el cierre de las fronteras
Le Pen propuso como eje central de su campaña la celebración de un referéndum para la salida de Francia de la UE, pero los resultados de las votaciones confirman el freno a los movimientos de extrema derecha en Europa

La jornada electoral del pasado domingo en Francia ha dejado varias lecciones, una de las más importantes fue que los franceses, en su mayoría, le dieron la espalda al populismo xenófobo que representa la ‘Trump’ francesa, la candidata de Frente Nacional Marine Le Pen.

A pesar de haber logrado sobrevivir para enfrentar a Emmanuel Macron en la segunda vuelta, la candidata de extrema derecha queda por debajo de lo esperado, sobre todo tomando en cuenta que durante meses, Le Pen fue la rival a vencer.

La aspirante de ultraderecha alcanzó el 21.4 por ciento de los votos, por debajo del 23.80 por ciento del aspirante del recién creado “En Marcha”, encabezado por Macron.

Marine superó el porcentaje que obtuvo en 2002 su padre Jean-Marie Le Pen (16.8) por ciento, votación que lo llevó a disputar la segunda vuelta en contra de Jacques Chirac, y que terminaría perdiendo de manera estrepitosa.

15 años después, la heredera del Frente Nacional podría vivir una situación similar. El haber llegado a la ‘final’ sin duda fortalece su proyecto, pero parece que no será suficiente para llegar a la presidencia en esta ocasión.

Aún con una coyuntura que se le presentaba favorable, con un crecimiento del sentimiento eurófobo, la salida de Reino Unido de la Unión Europea y con la victoria de Trump en Estados Unidos, los resultados confirman el freno a los movimientos de extrema derecha en Europa.

Con los ojos de todo el continente puestos sobre los comicios en Francia, los resultados suponen un respiro -momentáneo- para la Unión Europea, pues aún con el crecimiento del ultraderechista Frente Nacional, la lógica indica que Le Pen y su partido seguirán siendo oposición.

Sin embargo, en estos tiempos, tomando en cuenta los resultados sorpresivos del referéndum por el Brexit y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la lección es que no siempre la lógica termina por imponerse.

Le Pen ha propuesto como eje central de su campaña la celebración de un referéndum para la salida de Francia de la Unión Europea, con todo lo que ello podría significar para el futuro del pacto continental.

Francia es una de las mayores potencias económicas del mundo, la segunda nación de mayor importancia en la Unión Europea, solo detrás de Alemania y uno de los mayores pilares del modelo europeo.

Tras la cita electoral en Holanda, que supuso un revés para el Partido de la Libertad y un freno al avance de los partidos de extrema derecha en el continente, los recientes resultados en Francia parecen confirmar una tendencia, los populistas eurófobos van perdiendo fuerza.

Le Pen tendrá que enfrentar la segunda vuelta con todos los factores en contra, tras el respaldo de los demás aspirantes a la candidatura de Macron los pronósticos no le son favorables y tendrá que hacer un esfuerzo supremo si es que quiere llegar al Palacio del Elíseo.

El responsable de los asuntos económicos de la Unión Europea, Pierre Moscovici no ha dudado en calificar la importancia de la cita del próximo 7 de mayo en Francia: “La segunda vuelta es un referéndum sobre Europa”.

Eso es lo que está en juego.

Cuesta arriba

Tan pronto se conocieron los resultados oficiales el pasado domingo por la noche y su pase a la segunda vuelta electoral, la denominada ‘candidata del pueblo’ se empezó a concentrar en su estrategia para los próximos días.

Le Pen sabe lo complicado que será vencer a Emmanuel Macron, a quien no ha dudado en llamar el “heredero de Hollande”.

Al cerrarse la contienda entre estos dos aspirantes, la líder del Frente Nacional sabe que es complicado que pueda atraer votantes de los aspirantes que quedaron en el camino, y su apuesta será por fortalecer su base de electores y atraer a los indecisos.

Para ello, fortalecerá su discurso, su llamada al patriotismo, su defensa ante lo que ha llamado la ‘globalización rampante’ con su proyecto eurófobo y nacionalista, y su propuesta de cerrar las fronteras ante la amenaza de la inmigración.

Sin duda, Marine Le Pen se está jugando su última carta, probablemente la ola populista y nacionalista de ultraderecha no vuelva a tener -quizá en muchos años- un contexto tan favorable, es por ello que la elección del 7 de mayo será una de absolutos, o por lo menos así lo quiere plantear Le Pen.

A pesar de que el empuje del Frente Nacional la llevará muy seguramente a ganar importantes espacios en las elecciones legislativas en junio, saben que desde su papel de oposición es difícil que pueda avanzar su programa de gobierno.

Macron por su parte -en caso de llegar al Palacio del Elíseo- tendrá también todo un reto por delante.

El recién creado partido ‘En Marcha’ que él encabeza tiene apenas un año de vida y una escasa representación territorial, por lo que lo más lógico es que su presencia parlamentaria sea poco más que testimonial.

En este escenario, Macron deberá buscar la cooperación de otros partidos para poder lograr gobernabilidad, una coalición en la que no se considera el Frente Nacional.

La alianza ya se empezó a perfilar la misma noche del domingo, con el respaldo público tanto de François Fillon, el candidato de la derecha moderada, y de Benoit Hamon, el candidato oficialista, lo cual parece darle el impulso suficiente para lograr la victoria el 7 de mayo.

Sea cual fuese el resultado, el escenario en Francia es inédito, sin la presencia de los dos grandes partidos que han gobernado el país durante los últimos años, y ante la división que ha salido a flote en ese proceso electoral.

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