¿Fin del mundo? No para los mayas
Las supuestas profecías mayas del fin del mundo han despertado psicosis en diferentes regiones del planeta.
Pero donde más se toman con calma la llegada del 21 de diciembre son los descendientes de quienes elaboraron el calendario de larga duración: las comunidades del Mundo Maya.
Los 800 mil descendientes de la cultura prehispánica que hay en México no son ni por asomo los personajes siniestros, recelosos y obsesionados con el apocalipsis que muchos describen.
Los mayas en la península de Yucatán siguen con su rutina.
Indigo StaffLas supuestas profecías mayas del fin del mundo han despertado psicosis en diferentes regiones del planeta.
Pero donde más se toman con calma la llegada del 21 de diciembre son los descendientes de quienes elaboraron el calendario de larga duración: las comunidades del Mundo Maya.
Los 800 mil descendientes de la cultura prehispánica que hay en México no son ni por asomo los personajes siniestros, recelosos y obsesionados con el apocalipsis que muchos describen.
Los mayas en la península de Yucatán siguen con su rutina.
Muchos aún viven en casas ovaladas de lodo y estacas de madera que ayudan a combatir las altas temperatura de la zona.
Cuando se les pregunta acerca del fin del ciclo denominado 13 Baktún, que comenzó hace 5 mil 125 años, responden que “no saben si el mundo se va acabar”, pero que están conscientes de otras supuestas predicciones apocalípticas que no se cumplieron.
“Recuerden el 6 de junio de 2006 (6/6/6), mucha gente pensó que algo iba pasar, y no pasó nada”, recuerda Liborio Yeh Kinil, habitante del pueblo Uh-May, en Quintana Roo.
Una cantidad de libros y películas ha tratado de vincular el calendario maya con pronósticos de desastres inminentes, que incluyen desde agujeros negros y tormentas solares hasta la noción de que el campo magnético de la Tierra podría alterarse en esa fecha.
Los arqueólogos dicen que no hay indicios de que los mayas hayan hecho profecías de ese tipo.
De hecho, el maya común probablemente jamás haya usado la cuenta larga del Calendario, pues estaba reservado para los sacerdotes y astrónomos.
El maya común medía el tiempo como lo hace cualquier campesino: según las cosechas y los ciclos mensuales lunares.
En diversas partes del mundo como en Rusia, China, Estados Unidos y América Latina, las reacciones son contrarias a las de los propios mayas.
Compran provisiones, velas y reservas de agua, buscando estar preparados si un cataclismo llega al mundo. Mientras tanto, los mayas no le dan mayor importancia. (AP)