Tras las reuniones del Rey Felipe VI con los líderes parlamentarios de los partidos, las cosas siguen igual, no se vislumbran los pactos necesarios para la formación de gobierno y para poner fin a la crisis de gobernabilidad que vive España.
El Rey de España hizo un último intento para rescatar la legislatura, sin embargo pudo constatar que los actores políticos no están por la labor de formar gobierno, y ninguno de los partidos cuentan con los apoyos necesarios para investir a su presidente.
En un comunicado oficial, difundido por la Casa del Rey, el monarca descartó proponer un candidato para la investidura.
El plazo límite constitucional para formar gobierno es el 2 de mayo, dos meses después del fallido intento de investidura del líder del PSOE, Pedro Sánchez.
Al otro día, el Rey declara la disolución del parlamento y el senado.
Por lo tanto, a menos que haya un sorpresivo acuerdo de última hora, la legislatura habrá fracasado, y el próximo martes 3 de mayo, el Rey hará el anuncio oficial en donde se convocan a nuevas elecciones que se celebrarán el 26 de junio.
De consumarse el llamado a nuevas elecciones, será la primera vez en la historia de la democracia española que las elecciones generales se repiten, lo cual pone en entredicho el sistema electoral y político español, que en más de cuatro meses no ha encontrado el modo de formar gobierno.
Como en los últimos meses hubo algunos acercamientos, se hicieron propuestas, se ventilaron acusaciones en los medios, sin embargo no hubo acuerdo, las posturas de los principales líderes no se movieron, y las elecciones son inminentes.
A río revuelto
Mariano Rajoy, dirigente del PP y presidente en funciones, fue el último de los líderes en reunirse con Felipe VI, y le reiteró que aunque su partido fue el ganador de los pasados comicios, no cuenta con el respaldo necesario para conseguir la investidura.
La postura de Rajoy, y del Partido Popular ha sido la de un mero espectador que no ha querido entrar en el cruce de declaraciones y acusaciones de los demás partidos y manteniéndose al margen de la polémica.
Desde su posición de espectador, Rajoy observa cómo su capital político se ha ido incrementando, y el mejor escenario para el PP se está fraguando: unas nuevas elecciones donde parte como el gran favorito ante el deterioro de la imagen de sus adversarios, y con la sensación de que mejorará sus votos del pasado diciembre y será el gran vencedor.
Pedro Sánchez, Secretario General del PSOE, ha visto cómo sus posibilidades se diluyen. Era quien se perfilaba como la mejor alternativa para sacar al PP del poder, sin embargo, nunca logró sumar al partido Podemos, lo que hubiera puesto la balanza a su favor.
Sánchez acusó en una conferencia de prensa el día de ayer, tanto a Mariano Rajoy como a Pablo Iglesias, líder de Podemos de bloquear cualquier intento de establecer un gobierno progresista, y se resignó a las nuevas elecciones.
El último intento, fallido
El partido Compromís realizó un último intento de aglutinar a las fuerzas de izquierda para rescatar la legislatura.
Envió a los partidos de izquierda una propuesta de 30 puntos denominada Acuerdo del Prado, y algunos de los puntos más destacados eran el rescate ciudadano, las medidas antidesahucios, la lucha contra la corrupción, entre otras propuestas que han estado en la agenda de izquierda en los últimos meses.
El PSOE, principal partido de izquierda, aceptó casi en su totalidad el acuerdo, y solo descartó tres de las 30 propuestas, y propuso formar un gobierno de coalición dirigido por Pedro Sánchez con ministros independientes con duración de dos años, con la posibilidad de someterse a una moción de confianza en 2018.
Pero Albert Rivera, de Ciudadanos, quien ha sido el principal aliado del PSOE en este proceso señaló que no hay ninguna posibilidad de que su partido se sume a la oferta de Compromís.
Por su parte, la dirigencia de Podemos, encabezada por Pablo Iglesias, se ha mantenido firme en su postura de formar una gran coalición con el PSOE, IU y Fuerza Valenciana, e insistiendo en que la única vía para formar gobierno es que Sánchez renuncie a su pacto con Ciudadanos, lo cual nunca ocurrió.
Tanto las conversaciones de los actores políticos con el Rey, como las declaraciones y propuestas de los partidos en las últimas horas fueron estériles.
Queda la sensación de que estos últimos intentos de igual manera estaban destinados a fracasar, y que los partidos solo han buscado beneficiarse de la situación para fortalecer su posición en las nuevas elecciones, y que sean los adversarios quienes paguen el costo político de la crisis política en España.