“Es el peor momento del país desde que llegué”; Miguel Glatstein, médico en Israel

El originario de Argentina ha ofrecido sus servicios como doctor en el país de Oriente Medio por 25 años, llegando a servir a niños palestinos e israelíes
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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Miguel Glatstein ha vivido 25 años en Israel. Con un acento imposible de confundir, el oriundo de Argentina ha residido durante toda su vida adulta en Medio Oriente, a donde llegó por amor.

Glatstein es médico, director de emergencia pediátrica en uno de los hospitales públicos más grandes de Tel Aviv, y el 7 de octubre pasado vivió uno de los peores momentos de su vida.

Una vez terminada la escuela de medicina, Miguel hizo sus maletas y se enroló junto a un grupo de médicos en favor de los derechos humanos, lo que lo llevó a Medio Oriente a cumplir con su profesión. Previo a su viaje, él sabía de la necesidad que había en esa parte del mundo por profesionales de la salud, lo que lo incitó a visitar Turquía, Palestina e Israel para prestar sus servicios.

 “Cuando egresé de médico quería trabajar en lugares de conflicto, uno de los motivos era ayudar a la gente, y como doctor puedes apoyar a las personas de toda la región. En ese tiempo lo que me motivó fue saber que si no había personal de salud, nadie podía atender a esa gente, y como médico una de las cosas que tienes que hacer es tratar de ayudar al prójimo”, cuenta el doctor en llamada desde Tel Aviv.

En el cuarto de siglo que el argentino lleva en Israel, la vida ha sido como en cualquier otro país de Occidente: la gente se levanta temprano, trabaja, tienen hijos, familia, compra, pasea y hasta va a la playa.

“Es una zona muy linda, la gente es muy buena. Israel es un hermoso país, no es perfecto, obviamente, pero tiene muchas cosas buenas, y hoy, después de 25 años, puedo decir que este es el peor momento del país desde que llegué”, opina el médico.

El último mes ha marcado un punto de inflexión, no solo para la vida de Glatstein, sino para todas las personas que habitan la región. El 7 de octubre pasado, el grupo terrorista Hamás lanzó una ofensiva a gran escala que tomó por sorpresa a las fuerzas de seguridad de Israel. El ataque fue el más sangriento en la historia del país y ha sido considerado el peor día en su historia militar.

“Ese día escuchamos misiles muy temprano, pensamos que era un ataque de Hamás; a eso de las nueve de la mañana ya estábamos viendo fotos de terroristas que enviaban por Telegram de gente inocente, civiles a los que mataban, imágenes de terroristas que entraban a las casas, pero no entendía qué era lo que pasaba”, narra el médico.

Las experiencias como médico en Israel

Glatstein es una médico comprometido, ejemplo de ello es que durante una escalada de violencia en 2014, continuó atendiendo a niños palestinos e israelíes que llegaban al hospital. Al igual que esa fecha, el 7 de octubre pasado se encontraba de guardia cuando a las nueve de la noche los resultados de los ataques se hicieron dolorosamente claros.

“Llegó un chico herido, un niño del Kibutz, chicos sin padres que me contaban que estaban en la casa cuando los terroristas la incendiaron; el padre quiso salvarlos, abrió la ventana y los atacantes lo mataron a él y a su hermanita de seis meses, la madre estaba muy herida e  internada en otra ciudad.

“Ellos llegaron a mi hospital, como estaban solos, con heridas de esquirlas en la cabeza, lo que hice fue traer a mis hijos para que los acompañaran. Fue uno de los peores momentos como médico que tuve en mi vida, nunca me había pasado algo tan grave como que los chicos me contaran lo que vieron. Después llegaron otros, había caído un misil y matado a la madre, y luego llegaron más. Sin duda uno de los peores momentos de mi vida” recuerda Glatstein con una pesadumbre que se puede escuchar en la voz.

Casi dos meses después del ataque de Hamás y la respuesta militar, el doctor reporta que el ánimo en Israel es lúgubre, están deprimidos por el número de muertos, cansados de una guerra que no parece tener una pronta resolución y preocupados por los cautivos que aún se encuentran en manos de los terroristas.

“Estamos muy tristes porque hay mucha gente palestina que se está quedando sin hogar, están muriendo muchos civiles. También estamos tristes por este gobierno que no cuidó como se debe de cuidar a la gente del sur, y tampoco confiamos en el primer ministro de nuestro país. Israel no es un país perfecto, pero hay muchos que deberían renunciar por las fallas militares y de defensa que hubo. Este es el peor momento del país desde que llegué”, repite el argentino.

“Me da mucha lástima que el presidente de México no haya hecho una condena por este ataque terrorista”

El tiempo que el doctor lleva en Medio Oriente le ha dejado algo muy claro: la mayoría de la gente en la región desea vivir en paz; sin embargo, reconoce que  hay grupos extremistas muy poderosos que triunfan en esparcir la violencia en esa parte del globo.

“En esta guerra estamos toda la gente junta, es un conflicto del pueblo de Israel contra el grupo terrorista que nos atacó a todos nosotros. No atacó al gobierno del país, mató a gente pacifista y progresista. A Hamás no le interesa el pueblo palestino, sus grandes líderes viven en hoteles cinco estrellas, a ellos no les importa cuánta gente más va a morir”, puntualiza Glatstein.

Sobre la respuesta que el gobierno le ha dado al conflicto, el doctor comenta que hay un importante sector de la población que espera la renuncia de ultranacionalistas y de las autoridades que debían protegerlos.

A pesar de eso, la respuesta internacional por parte de los países latinoamericanos ha sido mixta. Si bien Argentina ha movilizado recursos diplomáticos para ayudar a las familias de sus ciudadanos en Israel, la condena a los ataques de Hamás no ha sido tan enérgica como el doctor la esperaría de jefes de Estado.

“Me da mucha lástima que el presidente de México no haya hecho una condena por este ataque terrorista y también que diga que va haber un intercambio de prisioneros, no son prisioneros, son rehenes capturados por terroristas; no se puede tener prisionero a un chico de un año, a nenas de cinco años o a ancianos de 84. Eso es una falta de comunicación enorme al pueblo mexicano”, dice el argentino, quien añade que México “es un gran país dispuesto a ayudar al resto del mundo”.

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