Para el congresista Mike Kelly el atentado contra Donald Trump del 13 de julio fue el resultado de una cadena de errores por parte del Servicio Secreto. Foto: Especial

Los errores del Servicio Secreto en atentados contra Donald Trump

Tras los dos intentos de asesinato contra el expresidente, el Servicio Secreto enfrenta las consecuencias de sus errores en investigaciones del Congreso

En menos de dos meses, la seguridad del candidato presidencial y expresidente de  Estados Unidos Donald Trump ha sido vulnerada en dos ocasiones: en Pensilvania, donde unos centímetros fueron la diferencia entre la vida y la muerte del magnate, y en Florida, donde un hombre acechó su residencia por horas. Dos eventos en los que el Servicio Secreto era responsable de la seguridad del republicano.

A cargo de la protección del Poder Ejecutivo, sus familias y los jefes de Estado que visitan Estados Unidos, el Servicio Secreto es de las fuerzas de seguridad más capacitadas del mundo y su misión no se limita a rodear a sus protegidos con guardaespaldas sino que están encargados de prevenir incidentes antes de que ocurran y para ello realizan trabajos previos para identificar los riesgos de sus protegidos.

Pese a lo riguroso de su trabajo, una comisión bipartidista del Congreso estadounidense, con la tarea de investigar el intento de asesinato cometido el 13 de julio, ha determinado que fue el Servicio Secreto y no las autoridades locales los responsables de que la vida de Trump estuviera en peligro.

De acuerdo con un reporte preliminar del Comité de Seguridad y Asuntos Gubernamentales del Senado, las fallas de planeación, ejecución y comunicación con la policía local son imputables a la agencia dependiente del Departamento del Tesoro y no de la oficina del sheriff del condado de Butler o de los agentes estatales en la escena.

El informe detalla cómo “una cadena de mando confusa”, agentes y policías operando en diferentes frecuencias y la falta de comunicación entre el Servicio Secreto y los servicios locales impidieron que se asegurara un edificio que se consideraba un riesgo de seguridad.

¿Qué permitió los atentados contra Donald Trump?

Después de dos meses de analizar la evidencia, realizar una docena de entrevistas y leer las dos mil 800 páginas de reportes producidas por el Servicio Secreto, para el congresista Mike Kelly, republicano de Pensilvania, no fue solo un error lo que permitió al joven Thomas Michael Crooks escalar el edificio y disparar contra el expresidente, sino una serie de fallas en todos los niveles.

Para los miembros del comité, los “nefastos” resultados en el condado de Butler fueron, en gran medida, debido a la incapacidad del Servicio Secreto de comunicar las necesidades de protección que un evento de la escala de esa concentración necesita. Ejemplo de ello es que, de acuerdo al testimonio del comandante de las unidades tácticas de los servicios de emergencia locales, la agencia federal nunca solicitó la presencia de tiradores designados en el techo del edificio desde el cual se realizó el ataque.

Edward Lenz, encargado de la fuerza local, testificó que el día del atentado su equipo estaba apostado dentro del edificio con la tarea de localizar las amenazas que se pudieran presentar en la multitud; sin embargo, tanto Lenz como el líder de la unidad de francotiradores locales manifestaron con el Servicio Secreto su preocupación por el sitio y su falta de personal para asegurar el techo.

Pese a la audiencia que siguió a darse a conocer el reporte de la comisión, el director del Servicio Secreto Ronald L Rowe no ha emitido una declaración, aunque la propia agencia de seguridad elaboró un reporte en el que detallan su responsabilidad en los incidentes de Pensilvania y Florida, donde el hombre que acechó al expresidente enfrenta cargos por intento de asesinato.

Al respecto, el maestro Alejandro Martínez Serrano, internacionalista de la UNAM y profesor de la Universidad La Salle, señala que Estados Unidos tiene una historia con atentados políticos, el último en contra de Ronald Reagan, y que es cuando fracasan en su labor que el Servicio Secreto responde ante el público; de lo contrario, operan con un bajo perfil.

“En el ámbito de este tipo de cuerpos de seguridad, fallan cuando se da una noticia así. Mientras ellos tengan certeza en su utilidad como cuerpos de seguridad, el candidato no tendrá ningún riesgo, porque mientras menos sean visibles más adecuada es su operación (…) tienen que maximizar sus operaciones utilizando tecnología para identificar amenazas y posibles sospechosos de tal manera que eviten una posible situación de riesgo en contra de los candidatos”, anota el académico.

Clima de violencia en Estados Unidos

El profesor Martinez Serrano señala que Estados Unidos presenta grandes niveles de violencia, imputables a la facilidad con la que las armas de fuego pueden ser adquiridas, y con una sociedad armada que interpreta el derecho a la posesión como un instrumento para asegurar su libertad política.

“Esto es reflejo de la sociedad: Si la sociedad tiene la libertad de portar armas y se infunde odio, estos dos componentes provocan altos niveles de violencia y no es extraño que lleguen a la vida política; en ese sentido, el atentado contra Trump está inscrito en ese contexto. Con acceso a las armas e ideas políticas adversas, ese joven pudo atentar contra el candidato”, apunta el especialista.

Mientras la campaña de Kamala Harris a la presidencia no ha enfrentado ninguna amenaza de la que el público tenga conocimiento, la violencia política en Estados Unidos no es un evento aislado.

En octubre de 2020, el FBI anunció el arresto de 13 hombres por el intento de secuestro de la gobernadora demócrata de Michigan; en 2022, el esposo de la vocera de la Cámara de Representantes fue atacado en su hogar por un hombre con intenciones de secuestrar a Nancy Pelosi; y el 6 de enero de 2021, simpatizantes de Donald Trump inconformes con la elección asaltaron el Capitolio para evitar la certificación de los resultados.

Si bien los atentados contra Trump han resultado en los incidentes más visibles, durante los últimos años grupos de derecha alternativa han aumentado su militancia e incluso se han llegado a agrupar en nichos donde las armas de fuego y los altos calibres soportan su ideología.

“Los grupos de extrema derecha y supremacía blanca utilizan armas en sus manifestaciones de protesta, y aunque también podemos encontrar grupos de minorías raciales que portan armas, tendríamos que agregar que la historia militar de Estados Unidos y la experiencia en combate de algunos miembros de estos grupos supremacistas magnifica los conflictos, polariza a la sociedad y finalmente representa un riesgo para la estabilidad política del país”, finaliza el maestro Martínez Serrano.

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