Este miércoles murieron 17 personas y 15 fueron heridas en un tiroteo en una escuela secundaria en Parkland, Florida. Nikolas Cruz, ex alumno del instituto educativo, fue detenido por la policía como posible culpable. Se trata del último tiroteo masivo en Estados Unidos que demuestra que una mala regulación y la alta producción de armas, entre otros factores, han desatado una epidemia de violencia en el país.
En el mes y medio que lleva 2018, mil 846 personas fallecieron en Estados Unidos por el uso de un arma, según datos de la organización Gun Violence Archive. Esto equivale a una medida de 41 muertos al día desde que comenzó el año. En el mismo periodo 3 mil 181 personas resultaron heridas por disparos.
En todo el año, los estadounidenses con acceso a armas se han encargado de llevar el terror a escuelas o espacios públicos. Según esta organización, sólo en lo que va de 2018 hay un registro de 30 tiroteos masivos, situación que recibe este nombre cuando hay al menos cuatro personas fallecidas o heridas.
Las consecuencias de estos incidentes son la muerte de niños y adolescentes. En este año, Gun Violence Archive tiene un registro de 70 niños fallecidos o heridos por el uso de armas y 357 adolescentes que fueron lastimados o murieron en las mismas circunstancias. Aunque el registro no especifica si estos menores de edad perdieron la vida en tiroteos masivos, en el presente año ya suman cuatro incidentes de este tipo en escuelas secundarias o preparatorias estadounidenses.
Los tiroteos masivos continúan a lo largo del todo territorio de Estados Unidos. Algunos especialistas creen que esta situación se debe a la cantidad de armas que hay en el país y la facilidad para obtenerlas. Tal es el caso de Adam Lankford, profesor en criminología de la Universidad de Alabama, quien publicó en 2015 que el índice de propiedad de armas de un país se correlaciona con las probabilidades de que suceda un tiroteo masivo.
En el caso de Estados Unidos hay 0.9 armas por persona en el país. Aunque es complicado calcular el número exacto de armas en territorio estadounidense, la organización Center for American publicó este año que hay aproximadamente 300 millones de armas en circulación en el país actualmente, casi un arma por cada uno de sus 328 millones de habitantes.
Algunas de esas armas son propiedad de civiles debido a que es muy fácil comprarlas sin mostrar antecedes penales. En centros comerciales, tiendas especializadas o ferias de armas, cualquier estadounidense puede adquirir un arma porque las leyes que las controlan no son estrictas.
Además, en los últimos años, la fabricación de armas en Estados Unidos ha aumentado. El país produjo un promedio anual de 3.5 millones de armas de 1996 a 2005, después registró un promedio de 6.7 millones de 2006 a 2015. Las importaciones de armas también han aumentado de un promedio anual de 1.3 millones de 1996 a 2005 a 3.5 millones de armas de fuego de 2006 a 2015.
El problema es que muchas de esas armas terminan en las escuelas. Everytown for Gun Safety Support Fund, una organización independiente dedicada a comprender y reducir la violencia armada en los Estados Unidos, realizó una serie de investigaciones que comprueban que los estudiantes tienen fàcil acceso a armas de fuego.
Entre 2013 y 2015, esta organización identificó que en 24 tiroteos, en los que se pudo determinar el origen del arma, 13 culpables obtuvieron el arma de sus casas.
Por otra parte, un encuesta del departamento de educación estadounidense encontró que, durante 2009 y 2010, una de cada treinta escuelas primarias y secundarias tomaron medidas contra al menos un estudiante por el uso o la posesión de un arma de fuego en el instituto educativo.
Se pudo evitar
A pesar de que las leyes son muy laxas con la compra de armas, algunas de éstas pueden evitar los tiroteos masivos. Cuando una persona está en crisis, su familia o conocidos suelen ser los primeros en ver señales de que representa una amenaza. En este caso pueden acudir a las red flag laws o leyes de bandera roja, las cuales consisten en solicitar a un tribunal una orden de protección de riesgo extremo. Si un tribunal considera que una persona representa un peligro significativo de lesionarse a sí misma o a otros con un arma de fuego, se le prohíbe temporalmente comprar y poseer armas y se les exige que entregue las que tiene.
Al igual que muchos tiradores en masa, el joven sospechoso de disparar y matar al menos a 17 personas exhibió señales de advertencia antes del tiroteo. El presunto tirador era conocido por tener armas de fuego y su madre se había comunicado con la policía sobre su comportamiento en múltiples ocasiones.
Además, en septiembre, un usuario de YouTube llamado Nikolas Cruz dejó un comentario en un video que decía: “Voy a ser un tirador escolar profesional”. El creador del video alertó al FBI. El organismo de investigaciones hizo una revisión de la base de datos de este usuario, pero no encontraron la locación y verdadera identidad del mismo. Desafortunadamente, Florida no tiene una ley de bandera roja que pudo evitar el tiroteo a partir de estos antecedentes.
Trump culpa a las enfermedades mentales
Como respuesta al tiroteo masivo en Florida, el presidente Donald Trump dijo que el presunto culpable “estaba mentalmente desequilibrado”. No obstante, el mandatario evitó abordar el tema del control de armas, pero se comprometió a que en febrero se reunirá con gobernadores y fiscales generales de Estados Unidos para hacer que las escuelas sean espacios más seguros.