Los cuerpos de 36 víctimas del accidente aéreo ocurrido en La Habana fueron identificados y entregados a sus familiares.
Ninguno de estos corresponde a los once extranjeros que viajaban en el avión, incluyendo los 7 mexicanos que perdieron la vida.
El director General del Instituto de Medicina Legal cubano, Sergio Rabell, informó que entre los cuerpos entregados a familias cubanas se encontraban cinco niños que fallecieron en el desplome.
Los restos de las 110 víctimas ya fueron examinados y serán entregados en las próximas horas, informó Rabell en conferencia de prensa.
De la tripulación del vuelo, todos de origen mexicano, precisó que ya tienen gran parte de la información y muestras de ADN que han sido tomadas a familiares que se han trasladado desde México.
El comandante Jorge Luis Núñez, el primer oficial Miguel Ángel Arreola, la sobrecargo mayor María Daniela Ríos, las sobrecargos Abigail Hernández y Guadalupe Beatriz Limón, y el técnico en mantenimiento Marco Antonio López, se encontraban en el vuelo que tenía destino la provincia de Holguín.
Nuñez, al igual que el resto de la tribulación del vuelo del bueno DMJ-972 de Cubana de Aviación, vivía en La Habana de forma temporal, sin embargo, en México lo esperaban su esposa y una hija.
Ana Marlén Covarrubias, sobrecargos que trabajó siete años con el comandante, lo describió como un hombre que amaba su profesión.
“Fue una experiencia padrísima volar con él”, dijo Covarrubias a la agencia AP. “Era un hombre alegre, siempre estaba contento”.
Además de los empleados de la aerolínea, en el avión también se encontraba otra mexicana, Rosa Isela Zavala Franco, una mujer tabasqueña que viajaba de forma frecuenta a Cuba en busca de una vacuna.
Rosa Isela, de 48 años de edad, estaba enferma de cáncer desde hace 20 años y una vacuna fabricada a base de veneno de escorpión le daba esperanzas de vida para seguir junta con sus cuatro hijos.
Los cuerpos de las víctimas mexicanas no han sido repatriadas, sin embargo, se espera que en próximos días esto suceda.