La sequía en África es un fenómeno recurrente y es agravado por el cambio climático y una política económica extractivista. Foto: Especial

En riesgo alimentos africanos por sequía

Una serie de condiciones ambientales y políticas económicas han obligado a múltiples países a declarar un estado de emergencia por el cual solicitan ayuda internacional

Zimbabue, Zambia y Malawi son tres de los países de la región sur de África cuyas cosechas se han visto afectadas por el cambio climático y el alza en las temperaturas provocado por el fenómeno conocido como El Niño.

Zimbabue fue el último país en declarar un estado de emergencia; acción que tanto Zambia como Malawi tomaron a finales de marzo pasado. De acuerdo con el presidente zimbabuense, Emmerson Mnangagwa, se estima que su país necesita dos mil millones de dólares en asistencia humanitaria para solventar la crisis que atraviesa.

Mnangagwa responsabilizó a la sequía producida por El Niño de lluvias debajo del promedio en 80 por ciento del territorio; llamó a organizaciones internacionales, negocios locales e iglesias, a aportar ayuda humanitaria y aseguró que la prioridad para su país es asegurar alimento. “Ningún Zimbabuense debe sucumbir o morir de hambre”, declaró el presidente.

En opinión de José Luis Gázquez, doctor en Relaciones Internacionales y Estudios Africanos y miembro del Programa Universitario de Estudios sobre Asía y África (PUEAA) de la UNAM, los riesgos para la población de estos países pueden ser catastróficos debido a una doble amenaza climática.

“Paradójicamente no son nada más sequías sino también inundaciones y el impacto que están teniendo en la producción agrícola. Debido a que los niveles de lluvia son impredecibles, las consecuencias de ambos fenómenos se van nutriendo y se vuelven círculos viciosos en donde el cambio climático afecta de manera más pronunciada a estos países donde escasea el alimento y los medios para conseguirlo”, anota el académico.

¿A qué se debe la sequía en la región del continente africano?

El Niño es un fenómeno natural cíclico debido al calentamiento de las aguas del Océano Pacífico, donde de cada dos a ocho años provoca lluvias torrenciales en Sudamérica, en particular de Ecuador a California. Los estragos provocados por este fenómeno se presentan en todo el mundo, en África se manifiestan con un menor promedio de lluvias, pero este año ha sido el peor del que se tiene registro.

El doctor Gázquez apunta que si bien la falta de alimento en esta región del continente no es un fenómeno reciente, los gobiernos de estos países han declarado emergencia en ocasiones anteriores, lo particular del fenómeno actual es la simultaneidad con la que el desastre azota a los tres Estados, por lo que afecta a una población aún más grande.

Si bien los eventos meteorológicos han jugado un papel importante en la escasez de comida en la región, ciclos de lluvias torrenciales seguidos de largas sequías se han hecho comunes en esa zona del continente, tanto que Zimbabue no ha sido capaz de procurar alimentos a su población desde hace más de 20 años.

Desde entonces, Zimbabue depende de la asistencia del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de las Naciones Unidas para alimentar a su población. Tan solo este año, el PMA ha entregado alimento a 2.7 millones de personas en el país. Pese a ello, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) estima que la ayuda para esta región del continente se extenderá todo este 2024 e inicios del siguiente.

La mayoría de los 15 millones de habitantes de Zimbabue, 60 por ciento, vive en zonas rurales y subsiste en una economía de autoconsumo en la que solo el excedente de sus cosechas se comercializa en el mercado. Aunado a ello, tradicionalmente los primeros meses del año las provisiones de grano de las familias rurales se encuentran en sus últimas reservas en espera de la siguiente cosecha; sin embargo, este 2024 se espera que el país produzca 1.1 millones de toneladas menos que el año pasado.

Problemas climáticos y perjuicios económicos en África

La reducción en el flujo de alimento era un evento esperado. A finales del año pasado, Zimbabue reportó siembras en tan solo 95 mil de las 465 mil hectáreas aprovechables, debido a ello, el Banco Mundial calcula que este año el sector agrícola del país se reduzca un 4.9 por ciento, lo cuál aminorará el crecimiento económico del país para pasar de una proyección del 5.5 por ciento a 3.5, de acuerdo con la institución financiera.

En opinión del académico de la UNAM, los factores geográficos y los lastres económicos heredados de la colonización, proceso del cual el continente salió en la última mitad del siglo pasado, continúan siendo un obstáculo que propicia la falta de alimentos, la poca capacidad para hacer frente a los cambios climáticos y la propagación de enfermedades.

“El modelo económico que se adoptó cuando estos países eran colonia estaba enfocado en satisfacer a la metrópoli, lo que establecía modelos extractivos que trajeron devastación a la región. Cultivos que se planeaban a corto plazo para generar ganancias sin importar la degradación del suelo. Ese sistema extractivista de materias primas y productos agrícolas se ha mantenido en su etapa independiente y ha afectado no solo los suelos sino también los sistemas de captación de agua, lo que ha provocado que el modelo ya no sea productivo”, señala el especialista.

Para el catedrático, el modelo neoliberal y extractivista que impera en la región no ha logrado combatir la pobreza y la desigualdad, al contrario, la ha profundizado y son las élites políticas de estos países quienes se benefician de él.

“Quienes gobiernan estos países son parte del problema al legitimar este sistema económico. Los presidentes piden ayuda a organizaciones internacionales, como el PMA o la USAID, que hacen lo que pueden por llevar alimentos, pero no basta con estar pidiendo estos fondos si los gobernantes no son responsables de su población. Podrían unirse con otros países para que estos modelos económicos cambien y no sean víctimas de la depredación de sus recursos, mayor control sobre ellos sería de mucha ayuda en la medida que se disponga de la producción y comercialización de sus bienes y no dependan tanto de las exportaciones”, concluye el doctor Gázquez.

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