Empresas: Clave para acuerdo verde

Cada vez más gobiernos que anteriormente se mantenían indecisos sobre su aproximación al problema del Cambio Climático se han pronunciado en favor de redoblar esfuerzos. 

La expectativa para que cambie la tradicional renuencia de países como China o Canadá a combatir el problema con firmeza, ha sido renovada por el cambio de visión del presidente de Estados Unidos. 

La postura de EU, uno de los grandes consumidores y productores de energía fósil en el mundo, es decisiva para apuntalar el progreso de la lucha contra el cambio climático. 

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millones de dólares ahorrarían los consumidores de energía en EU entre 2020 y 2030, según la Casa Blanca
La XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático o 21ª Conferencia de las Partes (COP21) se celebrará en París, Francia, en diciembre de 2015

Cada vez más gobiernos que anteriormente se mantenían indecisos sobre su aproximación al problema del Cambio Climático se han pronunciado en favor de redoblar esfuerzos. 

La expectativa para que cambie la tradicional renuencia de países como China o Canadá a combatir el problema con firmeza, ha sido renovada por el cambio de visión del presidente de Estados Unidos. 

La postura de EU, uno de los grandes consumidores y productores de energía fósil en el mundo, es decisiva para apuntalar el progreso de la lucha contra el cambio climático. 

El plan de ‘Poder Limpio’ de Barack Obama, el cual pretende reducir los gases de efecto invernadero en 32 por ciento y generar 30 por ciento de su energía por métodos sustentables antes de 2030, ha renovado esperanzas de lograr un acuerdo sólido y legalmente vinculante en la cumbre de París. 

Sin embargo, una vez que se cuenta con el apoyo de los gobiernos la implementación no será posible sin una intensa participación del sector privado. 

Las noticias son buenas.

Son cada vez más frecuentes los pronunciamientos de grandes empresas globales favoreciendo políticas para reducir emisiones de gases efecto invernadero (GEI), la causa del cambio climático. 

En marzo de este año, los CEOs de 43 empresas, que en 2014 generaron en conjunto $1.2 mil millones de dólares en utilidades y que representan una veintena de sectores de la economía, enviaron una carta a los líderes del mundo abogando por un precio al carbón a través de mecanismos de mercado que propiciaran las inversiones en tecnologías bajas en carbono. 

En junio, se sumaron a este llamado las seis petroleras europeas más importantes: BP Plc, Eni SpA, Royal Dutch Shell Plc, Total SA and BG Group Plc, y a finales de 2014, en la Cumbre del Clima de Nueva York, lo hicieron otras más 56 mil empresas del World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), y un grupo de banqueros, que representaba un capital conjunto de 43 billones de dólares, así como 8 mil empresas y entidades no gubernamentales agrupadas en el Pacto Mundial de Naciones Unidas.

Empresas como Dow Chemical, Akzo Nobel, Ericsson, Unilever, Veolia y Acciona, entre muchas otras, se han comprometido a participar activamente en los esfuerzos de reducción de las emisiones GEI. 

Más de 4 mil empresas, según el WBCSD, reportan ya sus emisiones GEI; el 80 por ciento de las 500 empresas de Fortune ha definido estándares de emisión de GEI absolutos; 50 de las más grandes, un precio interno al carbono; y las 35 más importantes, una meta de reducción emisiones al 100 por ciento.

Tres elementos explican este cambio radical en las posturas del sector privado frente al cambio climático.  

El primero se refiere al costo de las afectaciones de este fenómeno en los negocios. 

Según un estudio de la industria de los seguros, las pérdidas en infraestructura y bienes raíces asociadas con las alteraciones al clima, como las sequías, las inundaciones y otros fenómenos meteorológicos, se multiplicaron por 10, de $10 mil millones de dólares en promedio anual, entre 1974 y 1983 a $131 mil millones de dólares en el periodo 2004-2013. 

Estas cifras excluyen las disrupciones a los negocios, en sus cadenas de distribución y producción, y a las economías afectadas por estos eventos climatológicos. 

Un segundo elemento es la proliferación de regulaciones federales y locales alrededor del mundo bien para reducir las emisiones de GEI de la industria o para tomar acciones para la adaptación al cambio climático. 

Para finales de 2014, según un estudio de Globe International, existían 804 leyes y políticas de cambio climático, comparado con 54 en 1997 y 426 cuando se firmó el Acuerdo de Copenhague en 2009.  

Un tercer elemento es la oportunidad que algunas empresas ven en el cambio climático como fuente de innovación y nuevos negocios. Según HSBC, para 2020, la economía climática alcanzará $2.2 billones de dólares anualmente. 

La industria de las energías renovables hoy ya representa un mercado anual de $250 mil millones de dólares, en el que trabajan 5 millones de personas. 

Son estos pronunciamientos y acciones que hacen pensar que el sector privado será un aliado estratégico para lograr en París, a finales de este año, un acuerdo global que reemplace al Protocolo de Kioto, permita la reducción de las emisiones de carbono y facilite la obligada transición energética hacia un uso más eficiente de las energías fósiles y más intensivo de las energías renovables. 

Dra. Isabel Studer

Isabel Studer es doctora y maestra en relaciones internacionales de la School of Advanced International Studies de la Universidad de Johns Hopkins y licenciada en relaciones internacionales de El Colegio de México. Es Directora Fundadora del Instituto Global para la Sostenibilidad y Líder de Energía y Sostenibilidad Corporativa de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey, así como directora del Programa Enverdecimiento de las Cadenas Productivas (programa del FOMIN y Tec de Monterrey). Fue becaria Fulbright y Ford, dirigió y fundó el Centro de Diálogo y Análisis sobre América del Norte (CEDAN).

Fuente: Tec de Monterrey

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