Embajada de Israel expone videos del primer golpe de Hamás

Con evidencia en video y fotográfica extraída directamente de las cámaras de los terroristas y de celulares de las víctimas, la sede diplomática expuso lo sucedido el 7 de octubre 
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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Con el desierto bordeando por el este y el mar mediterraneo por donde se oculta el sol, Israel se yergue como un Estado flagelado por los ataques del grupo terrorista Hamás.

El pasado 7 de octubre, el grupo que pugna por la creación de un Estado islámico-palestino en territorio israelí, atacó al pueblo de Israel. Civiles, muchos de ellos niños, mujeres y ancianos, fueron las principales víctimas de los más de tres mil terroristas que incursionaron por una de las fronteras más vigiladas del mundo.

Por meses, los yihadistas planearon su ataque y tres olas de terroristas ingresaron a Israel en un plan de ocupación que, según reporta Jerusalén, tenía proyectado durar meses. Durante la tragedia del 7 de octubre, mil 200 ciudadanos israelíes murieron a manos de Hamás, cinco mil 400 resultaron heridos y 240 fueron secuestrados por los islamistas.

Los relatos de las víctimas no pueden quedar en silencio. Finalmente, la memoria es parte fundamental de la identidad del pueblo judio, y para mostrar al mundo los horrores de ese día, la Embajada de Israel en México mostró a algunos medios de comunicación evidencia de los ataques.

Con pietaje extraído directamente de las cámaras de los terroristas, de circuitos cerrados en las casas atacadas y de celulares de las víctimas, el gobierno israelí busca no solo explicar la razón de la guerra, sino erosionar el apoyo que el grupo terrorista pudiera tener.

Lo expuesto se trató de una cronología de la barbarie puesta en cámara por los perpetradores, hombres disparando sin la menor piedad a familias que despertaron con el fuego de los fusiles, niños atemorizados llorando al padre que trató de protegerlos y casas en llamas al sol del alba. La evidencia recolectada pinta a Hamás de cuerpo entero, sin compasión ni respeto, en un frenesí que duró horas bajo el grito de “Allahu Akbar”.

Por respeto a las víctimas, la embajadora Einat Kranz Neiger pidió no describir detalladamente lo visto en pantalla. Aun así, es difícil transmitir el espanto, la tristeza y la rabia que los vídeos producen, lo que hizo que en más de una ocasión los asistentes voltearan la mirada, salieran de la proyección o perdieran el aliento cuando las ejecuciones sumarias, los cuerpos deshonrados, o las risas de los atacantes pasaron por la pantalla.

Jóvenes de menos de 30 años, algunos prácticamente adolescentes, asesinando casa por casa, sin ningún asomo de arrepentimiento o miedo. Al contrario, en medio de la masacre, algunos hacían llamadas para alardear de sus actos; otros, eran recibidos como héroes de vuelta en Gaza y muchos más sonreían a la cámara mientras disparaban contra inocentes.

Al terminar la proyección, los rostros en la sala no eran los mismos, las luces se prendieron y uno a uno volteó para reconocerse en el otro, para saber que a pesar de las horas de barbarie vistas en pantalla, el mundo no era solo eso.

La embajadora israelí habló al terminar el video, y recordó que la función de dar a conocer las imágenes era informar, combatir la narrativa que busca justificar los ataques y equipararlos a otros conflictos convencionales cuando son “atrocidades imposibles de negar”.

Para la diplomática, la controversia con respecto al tema nace de la ignorancia del devenir histórico de Israel y los procesos en busca de paz que se han emprendido a lo largo de los últimos 70 años; aunado al antisemitismo.

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