Las huelgas de trabajadoras y los paros nacionales son una constante en la historia de la lucha de las mujeres para obtener derechos.
Activistas, profesionistas y otras mujeres han detenido todas sus actividades en diferentes países como Estados Unidos, España, Islandia e Irlanda desde el siglo XIX hasta la actualidad.
Su objetivo era que se valorara su aporte en las labores privadas y públicas, acceder a los mismos derechos que los hombres y que presionar a los gobiernos para que garanticen su seguridad.
Las mexicanas se suman por primera vez el próximo 9 de marzo a estas mujeres de todo el mundo. Su intención es no acudir al trabajo ni a la escuela y tampoco hacer ninguna labor doméstica con el objetivo de que sus demandas sean escuchadas, entre ellas políticas públicas efectivas para frenar la violencia de género.
Amneris Chaparro, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que en Estados Unidos se tiene registro de una primera huelga encabezada por mujeres en 1840.
“Exigían mejores condiciones laborales, es decir, la idea del paro dentro del mundo del trabajo no es ajena a las mujeres desde hace mucho tiempo”.
Después de las primeras huelgas laborales en EU, las estadounidenses Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott congregaron a cientos de personas en la primera convención nacional por los derechos de las mujeres en Nueva York, en 1848, de acuerdo con los registros de ONU Mujeres.
Juntas exigieron derechos civiles, sociales, políticos y religiosos para las mujeres en una Declaración de Sentimientos y Resoluciones.
En diferentes momentos del siglo XX, otras mujeres estadounidenses realizaron huelgas en fábricas de ropa. La ONU toma estas protestas como antecedentes para elegir la fecha en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer.
Por ejemplo, la huelga de las camiseras de Nueva York en 1909 fue un paro laboral en el que participaron mujeres inmigrantes de origen europeo y de familia judía que trabajaban en las fábricas textiles.
La protesta fue liderada por Clara Lemlich, de origen ruso, y apoyada por la Liga Nacional de Sindicatos de Mujeres de América (NWTUL, por sus siglas en inglés).
En febrero de 1910, el frente de sindicatos acordó con los dueños de algunas fábricas mejores condiciones laborales y reducción de la jornada. La huelga general fue suspendida el 15 de febrero de 1910 aunque algunas protestas continuaron.
Un año después fue el incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York. Este evento puso en evidencia las condiciones de trabajo de las mujeres inmigrantes porque el fuego provocó la muerte de 146 personas: 129 trabajadoras y 17 trabajadores.
Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de Estados Unidos y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones que condujeron al desastre.
Años después sucedió algo similar en Irlanda. En 1945, mil 500 lavanderas se sindicaron y fueron a la huelga en Dublín porque estaban cansadas de la insalubridad en el trabajo, los bajos salarios, las horas extras y el poco tiempo libre, de acuerdo con los registros de ONU Mujeres.
Después de tres meses y mucha ropa sucia, la huelga finalizó con éxito y todos los trabajadores irlandeses ganaron una segunda semana de vacaciones al año por ley.
Otra fecha importante para las huelgas obreras y los paros laborales protagonizados por las mujeres es 1975, el Año Internacional de la Mujer estipulado por la ONU.
Las islandesas no sólo se reunieron ese año. El 24 de octubre, el 90 por ciento de las mujeres de Islandia abandonaron sus trabajos en protesta por la desigualdad salarial.
La idea de la huelga fue del Redstockings (medias rojas), un movimiento radical feminista fundado en 1970 en Islandia en la línea del que se creó en Estados Unidos en 1969.
“Ellas se van a paro nacional para visibilizar el trabajo que hacen las mujeres todos los días y que pasa desapercibido, no es reconocido, es malpagado o no es pagado”, comenta Chaparro.
La investigadora del CIEG añade que en el siglo XXI se realizaron paros en diferentes países de América y Europa como en Argentina y España, respectivamente.
“En estos países, el 8 de marzo no sólo supone una movilización, sino también un paro de labores como una forma de estar de brazos caídos para visibilizar la importancia de las mujeres en el espacio público”.
Antecedentes de huelgas de mujeres en México
Chaparro comenta que aunque existen registros de colectivos feministas en México desde 1916, las convocatorias para realizar marchas masivas y nacionales y huelgas son más recientes en territorio nacional.
“Es muy interesante porque el movimiento feminista en México es de largo alcance. El primer congreso feminista mexicano se realizó en 1916 en Yucatán y después tenemos grupos de feministas que estaban en las calles protestando durante la segunda ola en los setenta, pero seguían siendo grupos muy pequeños de mujeres organizadas. Eran mujeres atípicas, universitarias, de clase media o alta”, detalla la especialista.
No obstante, Chaparros considera que en la actualidad la articulación de la convocatoria al paro nacional en México demuestra que la lucha por la defensa de los derechos de la mujer es un fenómeno más amplio.
“Es un movimiento muy grande, una convocatoria que interpela a mujeres de muchos sectores, no solamente de ciertas clases sociales o ciertas causas.
La especialista añade que las mexicanas organizan su primer paro nacional después de las mujeres de otras naciones latinoamericanas y europeas porque México tiene una cultura política distinta y poco democrática.
“Venimos de una cultura política autoritaria y antidemocrática. El hecho de que un solo partido gobernó este país no sólo impacta las altas esferas de la política, sino también cómo se desarrolla un ethos político en la población”.
La especialista aclara que las feministas siempre estuvieron presentes en la historia de México y en la producción académica, pero el activismo social tiene otra lógica porque la cultura política del país ha ido despertando poco a poco.