En menos de 30 días, los estadounidenses habrán elegido a su próximo presidente o presidenta, en una elección que, se prevé, dependerá de siete estados balanza.
A diferencia de otros países, en Estados Unidos el voto de cada uno de los ciudadanos no es la instancia que elige al residente de la Casa Blanca, sino que el órgano elector es, formalmente, el Colegio Electoral, compuesto por 538 delegados repartidos entre los estados de acuerdo a la densidad poblacional que, entre más habitada sea, más miembros tendrá.
Aunque un candidato haya ganado la mayoría de votos en un estado, la diversidad geográfica en Estados Unidos no garantiza que lo vuelva a ganar para unas próximas elecciones. Debido a ello, son Arizona, Nevada, Michigan, Wisconsin, Georgia, Carolina del Norte y Pensilvania los territorios que captan toda la atención de las campañas en turno.
During my visit to North Carolina, I visited a distribution center to help pack resources for those affected by Hurricane Helene. Through the destruction, we continue to see neighbors, community members, and strangers step up to help. They are the heroes among us. pic.twitter.com/UwLkroUDl3
— Kamala Harris (@KamalaHarris) October 9, 2024
Estados impredecibles en la elección presidencial
En el mapa electoral estadounidense, aunque la mayoría de los estados presentan un patrón predecible sobre sus preferencias electorales, los siete estados antes nombrados representan las entidades cuya población es menos probable y donde las tendencias demoscópicas muestran cabeza a cabeza a los candidatos quienes decidirán el rumbo de la elección presidencial.
Gustavo Ramírez Paredes, profesor del Centro de Relaciones Internacionales (CRI) de la UNAM, comenta que debido al desproporcionado peso que estas entidades toman cada cuatro años, los recursos de los candidatos se van enfocados tanto a convencer a indecisos como a motivar la participación de los convencidos.
“Hay una gran inversión de esfuerzos y recursos porque no se tiene una certeza del partido por el que vayan a votar (…) En estos estados, la diferencia en las encuestas es de entre uno y dos puntos, lo que los pone en el margen de error y se vuelven muy valiosos. En este último tramo (de las campañas, los candidatos) van a concentrar una gran parte de recursos (a estos estados), y las estrategias irán entre una labor de persuasión para tratar de convencer a los indecisos, quienes son una minoría, pero sobre todo para asegurar la participación de los simpatizantes, porque hay elecciones donde los electores no tienen suficientes incentivos para votar” señala el especialista.
Cada cuatro años, el candidato que haya ganado los comicios estatales reclama la totalidad de los votos electorales que corresponden a cada entidad sin importar el porcentaje de la votación. Debido a esta característica es posible que un candidato obtenga la mayoría del voto popular sin que esto represente obtener los 270 votos electorales necesarios para ganar la presidencia; situación que se presentó por última vez en 2016 cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca.
BUTLER, Pennsylvania — OVER 100,000 people! pic.twitter.com/ggT4ipWASm
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 9, 2024
De acuerdo al portal 270 to win, el Partido Demócrata enfrentará el 5 de noviembre con 226 votos electorales, principalmente de estados costeros, mientras que sus rivales pueden contar con el apoyo de 219 electores. Con 90 votos electorales todavía en juego, son siete estados (22.7 millones de votantes en un país de más de 330 millones), quienes concentran la atención de los candidatos.
Los temas que preocupan a electores en los estados bisagra
Para las elecciones de este año, los estados bisagra se encuentran repartidos en tres regiones del país. Con 17 votos electorales en conjunto, Arizona y Nevada lidian con la migración como uno de los factores determinantes en las urnas y, pese a que en Arizona la mayoría de los electores consideran la situación migratoria como una crisis humanitaria y están a favor de una reforma migratoria, cada uno de las entidades tiene un favorito diferente para la elección de noviembre.
Previo al inicio de su campaña, Kamala Harris era conocida por el rol que jugó en la administración actual manejando la crisis fronteriza; una de las mayores debilidades del gobierno. Debido a ello, el profesor Ramírez Paredes señala que la vicepresidenta debería adoptar una posición definida para contrarrestar los ataques de su contrincante y calmar el descontento de la población de Arizona.
Mientras que al sureste las preocupaciones se centran en temas fronterizos, en la región industrial conocida como el cinturón del óxido, Michigan y Wisconsin dan a Harris una ligera ventaja que se puede atribuir a sus promesas de contrarrestar una política de desindustrialización que ha afectado a las clases medias de esta región; pese a ello, el apoyo que la administración Biden ha proveído a Israel durante la guerra en Gaza la pone en riesgo con la población arabe de Michigan.
As we rebuild and recover from Hurricane Helene, we have seen strangers and neighbors alike coming together to take care of each other.
While in Georgia this week, I spoke with those impacted by the devastation to assure them we are with them for the long haul to help… pic.twitter.com/X0vvaFq2Xp
— Kamala Harris (@KamalaHarris) October 6, 2024
En opinión del profesor de la UNAM, el mapa electoral del país hace muy difícil concentrar todas las necesidades de estos estados en un solo discurso que atienda las particularidades de cada entidad clave sin comprometer los intereses de otras regiones, particularmente cuando en estos siete estados hay 15 o 20 condados que van a modificar la elección de toda la Unión Americana.
“Se pueden construir discursos que ofrezcan soluciones particulares, pero hay que considerar que el discurso de Trump continúa con una retórica catastrofista, por lo que Harris ha planteado opciones para un futuro mejor, en particular para la clase media y los latinos, a quienes la inversión en construcción puede ofrecer trabajos. Pero lo que tienen que cuidar es que en cada uno de estos estados haya propuestas directas a los temas que más les esta afectando, sean económicos, como la reducción de la inflación; sociales, como el aborto o la migración; e incluso internacionales, como el conflicto de Medio Oriente”, finaliza el académico.
Ejemplo de la importancia que ambos candidatos ponen en estos estados es que en una elección atípica, con muestras de violencia política y designaciones de candidaturas más tarde de lo acostumbrado, Trump y Harris han realizado 200 visitas de campaña en la mitad de las entidades del país; sin embargo, solo estos siete estados concentran el 75 por ciento de las apariciones de los candidatos. Únicamente Pensilvania recibió 41 visitas de los contendientes en una elección que ha nivel nacional los coloca a 2.6 puntos de diferencia.