Semanas después de la masacre en Columbine, corriendo el año de 1999, senadores demócratas lideraron una iniciativa de ley que pretendía un modesto control de armas.
Lo intentaron a pesar de ser minoría en la Cámara.
El asunto se mantuvo con los reflectores encima por algunas semanas hasta que finalmente fue bloqueado en el Congreso por la mayoría republicana.
Trece años más tarde, ya ahora siendo mayoría en el Senado, los demócratas se han ocultado tras el tiroteo similar en Aurora.
Los líderes en el Congreso han declinado cualquier intento de remedio legal, temiendo un daño mayor.
La cruda realidad es que el ala demócrata ha corrido con dos suertes: adoptar por completo los derechos de portar armas que da la Segunda Enmienda o simplemente resignarse a que no hay nada por hacer.
La respuesta silenciosa de la tragedia de la semana pasada es signo de lo temerosos que están los demócratas frente a cualquier reacción de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), poderosa organización que vela por los derechos de posesión de fusiles.
Existen dos miedos aquí para los demócratas: el vasto poder e influencia política que tiene la NRA y la resignación de aquellos que alguna vez fueron arduos partidarios de controles más estrictos para el armamento.
El senador de Nueva York, Charles Schumer cuenta entre sus logros legislativos, el apoyar la caduca ley en 2004 que prohibía las armas de asalto.
Sin embargo, el martes pasado dijo a los reporteros que no hay un camino político para una nueva legislación para el control de fusiles.
Ahora, Schumer apunta demasiado bajo pues a lo máximo que aspira es a modestas provisiones, como limitar la capacidad de cartuchos de municiones que se pueden comprar en Internet.
“No espero que pase nada”, dijo el senador demócrata de Ohio, Sherrod Brown, quien respaldó los esfuerzos del control de armas mientras estuvo en el Congreso.
“No hay esperanza en el asunto”, concluyó Brown.
Tanto Jon Tester como Charles Schumer formaban parte los líderes demócratas del Congreso que apelan a captar los votantes de las áreas rurales, comúnmente conservadores.
Las encuestas tampoco dan aliento a una posible renovación de la ley que ya expiró hace ocho años.
Según una sondeo elaborada por Pew Research, los norteamericanos se han vuelto más conservadores en el control de armas.
El 49 por ciento dice considerar más importante proteger el derecho otorgado por la Segunda Enmienda.
Esto puede considerarse un cambio de tendencias, pues desde 1993 la gente prefería un mayor control de armamento.
“No puedes detener a la gente demente de hacer atrocidades”, dijo el senador liberal Jon Tester.
A él se le une el gobernador donde fue el tiroteo en la estreno de la cinta “Batman, The Dark Knight rises”, John W. Hickenlooper.
Hickenlooper, gobernador de Colorado, dijo a CNN que James Holmes hubiera asesinado con alguna bomba o usado cualquier otra cosa letal si no hubiera tenido a su alcance armas de asalto.
En Colorado, la reacción de muchas personas al tiroteo fue de salir a comprar más armas, no prohibirlas.
Sin embargo, lo que sí ha cambiado es el número de peticiones de investigación de aquellos portadores de armamento, el cual ha aumentó considerablemente desde el tiroteo en Aurora, lo informó el vocero de la Oficina de Investigaciones de Colorado.
Tres días después de la masacre, la agencia revisó el historial de 2,887 personas así como sus antecedentes, trámite obligatorio para comprar un arma de manera legal en Colorado.
“Hemos visto crecer enormemente el negocio (de las armas) después de la balacera de la semana pasada, creo que es porque la gente piensa que debe protegerse a si misma”, dijo Sheri Baker, dueña del negocio de armamento Rocky Mountain Guns and Ammo, cerca del cine donde se dio el trágico incidente.
Después del fatídico viernes pasado , cuatro demócratas propusieron eliminar los cartuchos de municiones que pidieran disparar más de 100 balas.
Éste fue un intento de reinstalar la ley que prohibía las armas de asalto.
“El silencio es ensordecedor”, dijo el senador demócrata de Nueva Jersey, Frank R. Lautenberg, indignado por la falta de un debate coherente acerca del control de armas.
El líder del senado, Harry M. Reid, sugirió abstenerse de comentar cualquier cosa que tenga que ver con el atentado o el debate de las prohibiciones.
“Creo que debemos esperar un tiempo razonable antes de que la gente comience a decir argumentos de ‘qué se debe hacer y qué no’” dijo Reid.
En 1999, poco tiempo después del tiroteo en la preparatoria Columbine, los senadores demócratas decidieron emprender acciones al respecto.
Los asesinos adolescentes que fueron autores de dicha masacre, compraron las armas en una tienda de Colorado.
Dicha tienda no estaba obligada a acatar la ley que pedía revisar el historial de aquellos que quisieran comprar fusiles.
Lautenberg junto con Schumer, emprendieron esfuerzos para obligar a las tiendas armamentistas a revistar historiales.
Los republicanos en un principio bloquearon la iniciativa, pero se vieron superados por la opinión pública que clamaba hacer algo por la tragedia.
En mayo de ese año, solamente un mes después de la masacre en Columbine, la ley pasó y los demócratas clamaron victoria.
Hoy todo pinta diferente. A pesar de la mayoría demócrata en el Senado el silencio sigue siendo ensordecedor.
(Con información de The Washington Post)