El silencio de Latinoamérica

A la hora de analizar la crisis de Venezuela, los gobiernos de América Latina siguen el lema: “calladitos se ven más bonitos”. 

Los medios internacionales han destacado la falta de críticas contundentes de parte de los presidentes de los países latinoamericanos y de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el Mercado Común del Sur (Mercosur).

Pedro Pablo Cortés Pedro Pablo Cortés Publicado el
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"El silencio de los vecinos latinoamericanos es ensordecedor, lo que convierte a Venezuela en la nueva Cuba, una excepción a las reglas de la decencia"
Ignacio TorreblancaEl País

A la hora de analizar la crisis de Venezuela, los gobiernos de América Latina siguen el lema: “calladitos se ven más bonitos”. 

Los medios internacionales han destacado la falta de críticas contundentes de parte de los presidentes de los países latinoamericanos y de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el Mercado Común del Sur (Mercosur).

Esto a pesar del recrudecimiento de los problemas de Venezuela, que en los últimos días ha presenciado el asesinato de un estudiante de 14 años en una protesta y el arresto del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, acusado de “conspiración”. 

Salvo la condena del gobierno de Colombia y la tibia crítica de Chile, los dirigentes del Mercosur, la Unasur, Argentina, Brasil y Uruguay, han callado, lo que ha despertado críticas entre periodistas y activistas.

“Es difícil no llegar a la conclusión de que estas organizaciones se han convertido en sociedades de protección mutua para regímenes represivos”, escribió ayer Andrés Oppenheimer en el diario argentino La Nación. 

“La Organización de Estados Americanos (OEA), la Unasur y otras organizaciones regionales se parecen cada vez más a grupos protectores de los abusos gubernamentales, en lugar de serlo de los derechos democráticos”.

José Ignacio Torreblanca, columnista de El País, cuestionó que, a pesar de las evidentes violaciones a los derechos humanos, la izquierda latinoamericana prefiera voltear hacia otro lado.

“El silencio de los vecinos latinoamericanos es ensordecedor”, opinó el martes, “lo que convierte a Venezuela en la nueva Cuba de América Latina, una excepción permanente a las reglas de la decencia.

“Que obliga, en aras de argumentos oportunistas y geopolíticos, a poner entre paréntesis los derechos humanos”. 

Los que callan 

Tras la aprehensión del alcalde de Caracas, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, expresó la semana pasada que no comentaría “asuntos internos” de otro país.

Esto causó enojo en el Partido Social Demócrata Brasileño, el principal opositor (PSDB).

“Consideramos inconcebible que un país-miembro del Mercosur continúe sin respetar las cláusulas democráticas que rigen el bloque sin que los demás integrantes, como es el caso de Brasil, siquiera se pronuncien al respecto”, manifestó en un comunicado Aécio Neves, líder del partido y excandidato presidencial. 

En Uruguay, el senador opositor y excandidato presidencial Luis Lacalle Pou criticó el silencio del presidente José Mujica, líder carismático de Sudamérica. 

“El silencio para mí es otorgar que no hay ningún proceso extraño. El silencio es una vergüenza, porque se mide con distinta vara lo que pasa según la cercanía y la filiación política, ideológica y amistades personales”, dijo Lacalle a Radio Sarandí.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y su homólogo de la Unasur, Ernesto Samper, se han limitado a pedir la apertura del diálogo.

Los que apoyan

Además de los aliados tradicionales de Venezuela, como Bolivia y Cuba, el gobierno de la mandataria argentina Cristina Fernández de Kirchner también respalda las acciones del presidente Nicolás Maduro. 

En un pronunciamiento oficial, la bancada de diputados kirchneristas justificó ayer la detención del alcalde de Caracas, pues el gobierno de Maduro debe combatir los intentos de golpes de Estado.  

“(Repudiamos) todo tipo de hechos desestabilizantes, que sólo conllevan a sembrar el odio y el desconcierto en la población en violación a la soberanía de los países cuyos gobiernos fueron democráticamente elegidos”, reza el texto de los oficialistas.

Los que ¿condenan?

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, sí mostró preocupación ante los recientes hechos violentos de Venezuela. 

“Hemos manifestado, en privado y en público, nuestro deseo de que a los opositores se les respeten sus derechos. Inclusive hemos pedido la libertad de Leopoldo López. En el caso del alcalde Antonio Ledezma, también esperamos que cuente con todas las garantías para un debido proceso”, dijo Santos, según El Nuevo Herald.

En un tono aun más tenue, el gobierno chileno de Michele Bachelet externó inquietud. 

“El cuadro de polarización en Venezuela podría ser un obstáculo significativo para el diálogo entre gobierno y oposición”, declaró Alvaro Elizalde, vocero del gobierno chileno.

¿A quién le gusta maduro?

Los principales actores de Sudamérica difieren en sus posturas sobre Venezuela. 

Chile: Aunque lo hizo de forma tibia, el gobierno de la presidenta Michele Bachelet ha externado su preocupación por la persecución a los opositores. 

“El cuadro de polarización en Venezuela podría ser un obstáculo significativo para el diálogo entre gobierno y oposición”, declaró Alvaro Elizalde, vocero del gobierno.

Argentina: Los políticos afines a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner defienden las acciones de Nicolás Maduro, pues dicen que debe proteger la estabilidad de Venezuela. 

“(Repudiamos) todo tipo de hechos desestabilizantes, que sólo conllevan a sembrar el odio y el desconcierto en la población”, manifestaron los diputados kirchneristas. 

Colombia: El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, se ha consolidado como uno de los críticos más duros del gobierno chavista de Maduro. 

“Hemos manifestado, en privado y en público, nuestro deseo de que a los opositores se les respeten sus derechos”, dijo Santos la semana pasada. 

X Uruguay: A pesar de ser líder carismático de la región, el presidente José Mujica ha callado sobre la situación de Venezuela, lo que ha despertado críticas en la oposición. 

“El silencio es una vergüenza, porque se mide con distinta vara lo que pasa según la cercanía y amistades personales”, criticó el excandidato presidencial Luis Lacalle Pou. 

X Brasil: La mandataria Dilma Rousseff comentó a periodistas que no opinaría sobre “asuntos internos” de otros países.

“Inconcebible que un país del Mercosur continúe sin respetar las cláusulas democráticas que rigen el bloque sin que los demás integrantes, como Brasil, siquiera se pronuncien al respecto”, criticó el partido opositor PSDB.

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