“Oh, le disparé. Lo lamento”, dijo el agente de reserva Robert Bates, de 73 años, tras herir fatalmente con un arma de fuego a Eric Harris, un sospechoso negro que había huído de la policía.
En el incidente ocurrido el 2 de abril, que fue capturado en video, el oficial persiguió a Harris y –según la versión del agente– accidentalmente disparó su arma de fuego en vez de su pistola de electrochoques, conocida como taser.
Este caso, aunado a otro el 5 de abril en donde un policía mató a tiros a Walter Scott, otro afromericano, han dado inicio en Estados Unidos a un debate sobre el uso de los tasers por parte de la policía.
Y es que el agente involucrado en dicho caso aseguró que disparó en defensa propia después de un enfrentamiento por el control de su pistola paralizadora.
Estos sucesos tienen alarmados a grupos defensores de los derechos civiles. Promovidas como herramientas para evitar la fuerza letal, las pistolas paralizadoras pueden en ocasiones convertirse en parte de una ecuación mortal.
“Los agentes necesitan dedicar más tiempo a calmar situaciones, en lugar de recurrir al uso de esta herramienta muy conveniente”, dijo Emma Andersson, abogada de la Unión Americana por las Libertades Civiles. “No está claro todavía si es o no una fuerza letal, pero no es cualquier cosa, es muy peligrosa”.
Uso generalizado
Según un reporte, las pistolas paralizantes son utilizadas por más de 15 mil agencias policiales y militares en EU. La cifra total muestra que las tasers son “seguras, efectivas y justificables”, dijo Steve Tuttle, un vocero de TASER International. (Con información de AP)
