El secreto Nobel mejor guardado

¿Por fin ganará el favorito de los últimos años, el  escritor japonés Haruki Murakami?  ¿Reconocerán la lírica de Bob Dylan, la legendaria figura del folk y el rock? ¿O acaso sorprenderán entregando el premio a una pluma menos conocida en Occidente, como la del autor chino Mo Yan?

Ningun premio Nobel parece generar la expectativa que desata el galardón a lo mejor de la literatura. 

Los organizadores están conscientes de ello, es por eso que los miembros del comité que otorga este prestigioso galardón actúan con riguroso hermetismo. 

¿Por fin ganará el favorito de los últimos años, el  escritor japonés Haruki Murakami?  ¿Reconocerán la lírica de Bob Dylan, la legendaria figura del folk y el rock? ¿O acaso sorprenderán entregando el premio a una pluma menos conocida en Occidente, como la del autor chino Mo Yan?

Ningun premio Nobel parece generar la expectativa que desata el galardón a lo mejor de la literatura. 

Los organizadores están conscientes de ello, es por eso que los miembros del comité que otorga este prestigioso galardón actúan con riguroso hermetismo. 

Se sabe que usan cubiertas falsas cuando están leyendo libros de autores que pueden contender al premio; incluso se refieren a los autores por medio de nombres clave o sobrenombres para que no se filtre nada de manera pública. 

La lista anual de los nominados se mantiene en secreto hasta por 50 años después de que el premio es anunciado.

¿Acertarán las apuestas?

Haruki Murakami, autor de “Tokio blues (Norwegian Wood)” y su más reciente –y exitoso– libro “1Q84”, encabeza los favoritos de la casa de apuestas británica Ladbrokes. 

Al cierre de esta edición, el escritor japonés encabeza las apuestas 6 a 4, le siguen el húngaro Péter Nádas (con 5 a 2), el irlandés William Trevor (7 a 1) y el chino Mo Yan (8 a 1). 

En sexto lugar aparece el favorito sentimental de la cultura pop, Bob Dylan (10 a 1). 

El autor de canciones como “Like a Rolling Stone” y “Tangled Up In Blue” la tiene difícil: nunca se ha premiado a un músico y la última vez que ganó un estadounidense fue en 1993 (Toni Morrison). 

Las dudas se disipan hoy jueves a primera hora.

¿Entre más chocolate, más Nobel?

Créase o no: un estudio vincula el consumo del chocolate con el número de ganadores de premios Nobel que tiene cada país y conjetura que la golosina puede impulsar la potencia cerebral.

El artículo aparece nada menos que en la prestigiosa publicación New England Journal of Medicine, que lo publicó el miércoles en su sitio como una “nota”, en vez de un estudio riguroso revisado por especialistas.

El autor —el doctor Franz Messerli, del Hospital St. Luke’s-Roosevelt y de la Universidad de Columbia en Nueva York— escribe que hay pruebas de que los flavanoles en el té verde, el vino tinto y el chocolate pueden contribuir “a demorar o aun revertir” la declinación mental a causa de la edad, una afirmación que algunos expertos médicos podrían disputar.

De todos modos, examinó si el consumo per cápita de un país se relacionaba con el número de premios Nobel ganado por sus ciudadanos, un posible indicio de la “función cognitiva” de un país. Utilizando datos de grandes productores de chocolate en venta en 23 países, halló “una correlación notablemente poderosa”.

Suiza estaba a la cabeza de consumo de chocolate y premios Nobel. Estados Unidos estaba hacia la mitad del lote junto con Holanda, Irlanda, Francia, Bélgica y Alemania. Al fondo estaban China, Japón y Brasil. El estudio incluye los premios otorgados hasta el año pasado y no los anunciados esta semana.

Curiosamente, Suecia debería haber producido solo 14 premiados según su apetito por el chocolate, pero tiene 32. Messerli conjetura que el jurado sueco que otorga el Nobel —excepto el de la paz— podría tener un “prejuicio patriótico” en favor de sus compatriotas, o que los suecos son muy sensibles a los efectos del chocolate de modo que “aun cantidades minúsculas aumentan notablemente la capacidad cognitiva”.

Es posible, admite, que el chocolate no aumente la inteligencia sino que la gente inteligente, más probable ganadora de los premios, esté al tanto de los beneficios del chocolate y por lo tanto tienda más a consumirlo.

Sven Lidin, titular del comité que entrega el Nobel de química, no ha visto el estudio pero se rió tanto al escuchar sus conclusiones que apenas podía comentar.

“No creo que haya ninguna relación de causa y efecto”, afirmó. “Lo primero que quisiera saber es cómo se correlaciona el consumo de chocolate con el producto bruto interno”.

Messerli también calculó la “dosis” de chocolate necesaria para producir un ganador del Nobel: unas 14 onzas por persona por año, o unas nueve barras de Hershey. Y admite que está aprovechando sus conclusiones: come chocolate todos los días.   (Fuente: AP)

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