El primer plan presupuestario de la Comisión Europea falló, luego de plantear un aumento en la contribución de cada uno de los 27 miembros que conforman la Unión Europea (UE) para llenar el vacío de 75 mil millones de euros que dejó el Reino Unido tras su salida.
En una cumbre que se suscitó el pasado viernes, los líderes europeos debatieron sobre el alcance de su primer presupuesto común sin el Reino Unido, sin embargo, no pudieron llegar a un acuerdo debido a las múltiples discrepancias sobre el monto y uso que se le darían a los recursos.
Tras lo ocurrido, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel comentó que hacía falta tiempo, ya que después del Brexit había que reconciliar muchas opiniones.
“Veremos de cara al futuro cómo logramos trabajar para tener éxito y unanimidad. Necesitamos hacer consultas informales en los próximos días y semanas para una nueva fecha de discusión. El trabajo técnico ya está, los números están, ahora se trata de una cuestión política para encontrar convergencia”, dijo el mandatario.
En la actualidad, los Veintisiete aportan un porcentaje de su Renta Nacional Bruta (RNB) al presupuesto de la UE para financiar una amplia gama de actividades en beneficio de todos los ciudadanos europeos.
La mayor parte de los apoyos son para financiar proyectos relacionados con el crecimiento y empleo, cohesión económica, social y territorial, agricultura y desarrollo rural, así como seguridad y ciudadanía.
Otra parte de los ingresos son utilizados para garantizar una alimentación más segura y saludable, construir nuevos y mejores aeropuertos, líneas férreas y carreteras; para mejorar el medio ambiente, aportar un mayor nivel de seguridad en las fronteras externas y para dar más oportunidades a los jóvenes que deseen estudiar en otros países.
De acuerdo con el estudio Comprender las Políticas Europeas de la Comisión Europea, este presupuesto que también se ajusta al Marco Financiero Plurianual (MFP), debe aprobarse cada año y siempre debe estar en equilibrio, pues antes de que se saliera el Reino Unido nunca presentó algún déficit o deuda acumulada.
La última vez que se fijó un porcentaje de aportación RNB fue en 2018 y Bruselas estableció que sería de 1.114 por ciento. Ahora, Charles Michel sugiere que la renta sea de 1.07 por ciento, la Comisión Europea pide un 1.1 por ciento y el Parlamento Europeo el 1.3 por ciento.
Por otro lado, países como Austria, Dinamarca, Suecia y Países Bajos, también conocidos como los “Cuatro Frugales” por ser los más ricos de la UE, presionan para que el aporte sea del 1 por ciento.
El asesor económico en temas internacionales, Hanns Soledispa, comenta que con el proyecto de presupuesto de la Comisión Europea, en poco tiempo el malestar de muchos países se hará presente y el tiempo para restablecer el orden y el equilibrio económico de la UE se complicará por la falta de un acuerdo común.
Asimismo, asegura que tras haber aceptado la salida del Reino Unido se perdió a un contribuyente importante y una de las alternativas que podría tomar toda la UE para equilibrar esta situación es recortar los gastos y aumentar los ingresos.
“Hay que recordar que el sistema bajo el que se rige la Unión Europea es tal, que hay países que reciben más beneficios de lo que aportan y viceversa”, explica Soledispa.
Incomodidad ante el futuro de la Unión Europea
Parte de los países más ricos de la Unión Europea reclaman que les han dado las cuentas más austeras de la historia, pues la Comisión europea recortó por mucho el presupuesto que se destina a dos de los principales rubros que se tienen: la agricultura y la cohesión económica, social y territorial.
El sector de la agricultura es muy importante para países como España y Francia. La UE es líder mundial en la promoción de políticas de apoyo a la gestión correcta del entorno natural. Este sector fomenta la producción de alimentos seguros y de alta calidad. El Fondo Europeo Agrícola de Garantía (FEAGA) financia pagos directos a agricultores y toma medidas para responder a las perturbaciones del mercado, tales como el almacenamiento público o privado y las restituciones a la exportación.
La cohesión económica, social y territorial cobra relevancia porque genera crecimiento y lleva actividades productivas a las regiones que todavía están rezagadas. Los fondos europeos le sirven a este sector para financiar nuevas estructuras, programas de formación e iniciativas de cooperación transfronteriza. La política europea de cohesión también reduce las diferencias de nivel de desarrollo entre las regiones y los Estados miembros de la UE.
Los países que hasta el momento han alzado la voz en contra de las propuestas de la comisión son Alemania y Holanda, las cuales exigen un cheque de reembolso individual para cada uno que reduzca en mayor medida su aportación.
“Solo sabemos que la propuesta es un cheque decreciente, lo cual no queremos, pero no sabemos con exactitud la cifra”, comentó la canciller alemana, Angela Merkel.
Mientras tanto, los llamados países de la cohesión, España entre ellos, podrían resignarse a ese presupuesto, siempre y cuando se mantenga el mismo nivel de los fondos.
Hanns Soledispa argumenta que si no llega a una solución en los próximos meses, los países más afectados serán los que menos aportan.
“Es posible que lleguen a un consenso, aunque hay diferencias, existe un beneficio común para todos: las relaciones comerciales”.