Antes de cumplir sus primeros 100 días de gobierno, Kamala Harris era ya parte importante en la historia norteamericana, al ser la primera mujer en ocupar la vicepresidencia de Estados Unidos.
Hoy, a tres meses de su toma de posesión, la exfiscal de distrito sigue representando un papel esencial en la administración de Joe Biden, pero no sólo por su género ni porque le da voz a las mujeres y las minorías, sino porque lidera uno de los temas más cruciales para su gobierno: la crisis migratoria.
El pasado 24 de marzo, a Harris se le encomendó dirigir las acciones de su país frente al flujo migratorio, una tarea en la que deberá crear puentes de comunicación con los gobiernos de Guatemala, Honduras, El Salvador y México.
Entre sus últimos decretos, aseguró que enviará 310 millones de dólares a Centroamérica, como un esfuerzo por detener la ola migratoria.
Al respecto, el doctor Eduardo Rosales, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, considera que, en lugar de inyectarle capital económico al problema, el gobierno estadounidense debería invertir en capital político, “porque si no, esto se va a venir abajo”.
Es decir, así como la administración demócrata enfatizó a inicios de su mandato que abordaría a los migrantes de una manera humanizada y que incluso les daría el acceso a su país para analizar su estadía, del mismo modo debería intentar poner un freno para disminuir las caravanas y las solicitudes de asilo.
La doctora Aribel Contreras, coordinadora de la Licenciatura en Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana, asume por su parte que Kamala Harris debe balancear la postura de su país frente a las miles de personas que buscan el sueño americano.
“Entonces, este balance que Kamala tendrá que crear se debe basar en cómo lograr cumplir con una promesa de campaña, sin que eso merme las cuotas que han establecido”, dice.
Así, la doctora asegura que sólo en cierta medida deberían observar las leyes y normas que se establecieron durante el gobierno anterior, con el fin de intentar hacer frente a la llegada de inmigrantes a su frontera.
De ese modo, se esperaría que no se removiera el trato humanitario a los inmigrantes, pero que quede claro que no todos pueden ingresar al territorio estadounidense.
“Así también, Kamala Harris debe seguir con una agenda regional enfocada en las causas, el origen y la búsqueda de resultados concretos para abordar este problema”, añade la doctora Contreras.