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1. La muerte de Nisman
El fiscal Alberto Nisman, quien la semana pasada acusó a la presidenta Cristina Fernández de encubrir a Irán en un atentado, apareció muerto la noche del domingo en su departamento.
Las autoridades hallaron su cuerpo en la regadera, con un balazo en la sien y junto a una pistola de calibre 22 que no era de él, lo que despertó una intensa polémica entre quienes aseguran que fue un suicidio y quienes acusan que alguien lo indujo.
El lunes, un día después de su deceso, Nisman debía comparecer ante el Congreso, donde expondría los argumentos en contra de la mandataria.
2. Las inconsistencias
Aunque la fiscal que investiga su muerte, Viviana Fein, aseguró en un principio que “no habría habido intervención de terceros”, estudios no encontraron restos de pólvora en las manos de Nisman.
Además, los familiares encontraron una nota que el jurista había dejado a su empleada doméstica, a quien le pedía realizar unas compras para el lunes.
Pese a que las cerraduras del departamento no presentaban forcejeos, investigadores hallaron un pasadizo secreto en el lugar, en el que había una pisada y una huella dactilar, que aún no identifican.
3. La acusación contra la presidenta
Antes de morir, Alberto Nisman denunció a Cristina Fernández y al canciller Héctor Timerman por “fabricar la inocencia” de Irán en el atentado de 1994, cuando un coche bomba estalló en la sede de la Asociación Mutualista Israelita Argentina (AMIA).
Nisman aseguraba que el Memorandum de Entendimiento, que firmaron los gobiernos de Argentina e Irán en el 2013, era parte de este proceso de encubrimiento.
Al fiscal, que se había mantenido cercano a los Kirchner desde el 2004, le enfureció que este acuerdo se firmó sin su conocimiento.
4. Las evidencias de Nisman
Un juez publicó este martes el informe de 289 páginas que Nisman elaboró con base en 330 discos en los que grabó conversaciones entre funcionarios del gobierno de Argentina e Irán.
Las grabaciones presuntamente exhiben cómo representantes del gobierno de Cristina prometieron la inocencia de Irán a cambio de petróleo.
Pero esto no se concretó porque Argentina no consiguió que Interpol desechara las órdenes de arresto contra los cinco iraníes que estuvieron involucrados en el atentado de la AMIA.
5. La versión de Cristina
La presidenta denunció ayer en su cuenta de Facebook que la muerte del fiscal no fue suicidio, pero que alguien lo estaba manipulando, por lo que la denuncia que hizo era falsa.
“Los espías que no eran espías. Los interrogantes que se convierten en certeza. El suicidio, que estoy convencida, no fue suicidio. La acusación de Nisman no sólo se derrumba, sino que constituye un verdadero escándalo político y jurídico”, escribió.
“Nisman no lo sabía y probablemente no lo supo nunca. La verdadera operación contra el gobierno era la muerte del fiscal después de acusar a la Presidenta”, añadió.
“Al informe de Nisman le ‘plantaron’ información falsa”.
6. La presencia del secretario de Seguridad
Antes de que llegara el juez y la fiscal a cargo, el secretario de Seguridad de Argentina, Sergio Berni, llegó al departamento de Nisman, lo que ha desatado críticas de la prensa y la oposición.
El diario La Nación reporta que no es auxiliar de la Justicia y que su presencia en la escena del crimen estaba injustificada y fuera de su competencia.
Por ello, la organización Paso a Paso lo acusa de “encubrimiento” e “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
7. La guerra de espías
En los últimos dos meses, la presidenta destituyó a los dos más altos responsables del Servicio de Inteligencia de Argentina y jubiló a uno de sus más importantes espías. .
Por ello, desde la Casa Rosada acusan que uno de los espías, en venganza, ayudó a Nisman a fabricar la denuncia y que, incluso, lo llegaron a manipular.
Otros funcionarios allegados a Cristina han confiado de forma anónima a la prensa que alguno de los espías que aparecen en los documentos recabados por el fiscal pudieron haber contribuido a su muerte.
8. El reclamo ciudadano
Ante la incertidumbre, los ciudadanos han salido a las calles para protestar por el esclarecimiento de los hechos.
Ellos dudan de la versión del gobierno, por lo que han salido con pancartas con leyendas como “Basta Cristina” y “Yo soy Nisman”.
En algunas ocasiones, han protagonizado enfrentamientos con las fuerzas federales de seguridad.
